06/12/2013
El recibo de la luz
Cuando escribí este verano el último libro, se me ocurrió darle
la forma de preguntas que me hacía yo y respuestas que me daba
yo. Esto tenía la ventaja de que no me preguntaría nada que no
supiera y que no habría ninguna pregunta comprometida.
Además, pensé que era el momento de intentar entender alguna de
esas cosas que siempre me habían parecido incomprensibles, pero
que si alguien las entiende, por qué no las voy a entender yo.
Un
hijo mío me dijo hace tiempo: “¿Por qué no explicas lo del
déficit de tarifa de las eléctricas?”. Debí poner una cara muy
rara y mi hijo ya no volvió a insistir.
Pensé que, con
el libro, había llegado el momento, porque si al final, después
de mucho esfuerzo, no lo entendía, eliminaba la pregunta y ya
está. Como laEditorial
Espasa quería
que fueran 365 preguntas, malo sería que no pudiera compensar la
eliminada con otras.
En
teoría, es muy fácil: el déficit se origina porque lo que cuesta
generar, transportar, distribuir y comercializar la energía es
menor que el precio que pagamos.
O sea, la
solución es fácil: se sube el precio que pagamos y ya está.
Como haría cualquiera que, en su negocio, comprara calcetines a
3 euros y los vendiera a 2,50. Subiría el precio en 0,50 euros,
para empatar, por lo menos. Porque si siguiera vendiendo los
calcetines a 2,50, cuantos más calcetines vendiera, más dinero
perdería. Cosa que he explicado muchas veces a esos amigos que
no entienden por qué hay gente que vende mucho y pierde mucho.
El Gobierno
se lo piensa bastante antes de autorizar la subida, porque con
las cosas de comer no se juega.
Y por dos razones más: una, porque un consumidor de electricidad
es un votante, y si al votante le rascas ahora el bolsillo, que
bastante rascado lo tiene ya, igual va y no te vota. Y vota a
otro, que no tendrá que subir la electricidad porque ya estará
subida, o sea, porque, como dicen en las películas, el trabajo
sucio ya lo habrá hecho el Gobierno anterior. Y hay que pensar
cuántos puestos de trabajo se perderán (los de la gente que
gobierna y sus amigos), aunque se verán compensados por los que
se crearán (los del Gobierno nuevo y sus amigos), con lo que el
paro se mantendrá tal cual. Pero muchos amigos se quedarán sin
empleo, y eso no gusta.
Otra
razón por la que no se puede subir la tarifa es porque se
produciría inflación, y cuando hay inflación, los precios suben,
la gente pide más sueldo y ya la hemos liado.
La
solución, facilísima. El Gobierno dice: “Apuntad el déficit como
ingreso. Calculad los beneficios como si lo hubierais cobrado de
verdad. Luego, poco a poco, recibo a recibo, año tras año,
podéis incluir en las facturas unos eurillos para subsanar el
déficit”.
Esta
idea es muy buena, si no fuera por dos razones: una, porque el
déficit no es fijo. No es una cantidad que ahí está, que se
amortiza y problema resuelto. Es una cantidad movible (en el
libro puse “aumentable”). La bola va creciendo y los déficits
nuevos no se amortizan con la velocidad suficiente.
Y
además, los empleados de las eléctricas, los proveedores,
Hacienda y los accionistas quieren cobrar en dinero, y a ninguno
de ellos se le puede decir que lo apunte como si lo hubiera
cobrado de verdad. Porque si yo trabajo en una eléctrica, voy al
súper, cargo el carrito porque somos muchos en casa y le digo a
la cajera que lo apunte como si lo hubiera cobrado, llama al
encargado y se me quedan el carrito. Y, además, piensan que
estoy como un cencerro.
Como
estamos en un momento en el que la imaginación se desborda, se
encuentra la solución, otra
vez. Un amigo mío suele decir: “¡Será por ideas!”.
Y
las eléctricas cogen el déficit y lo titulizan. O sea, van a un
banco y le dicen que les preste dinero a cambio de facturas,
sabiendo que las facturas se cobran seguro, porque al que no
paga le cortan la luz. Y el banco les deja dinero y se lo van
devolviendo poco a poco, a medida que van cobrando las facturas.
Pero la
bola sigue creciendo, y en julio de 2013 llega a 26.000 millones.
Ahora no sé en cuánto está. Y alguien vuelve a tener la idea:
“¿Y si subiéramos el recibo de una vez?”. Pero eso no se dice
así. Se dice “por la negativa”. O sea, “no subiremos el recibo
un 14 %”. Con lo que, quien más, quien menos, piensa: “Si lo
subieran solo un 6 %...” Porque todos sabemos que se va a
subir, pase lo que pase, y sabemos que echaremos pestes del
Gobierno y después nos tragaremos la subida. Y si amenazan con
un 14 % y nos lo dejan en un 6, hasta les estaremos agradecidos.
Y si sólo es un 3,7 %, lloraremos de emoción.
La cosa se
complica más. Porque el Gobierno decidió recortar este año el
déficit en 4.500 millones, pagados entre los consumidores (el
recibo), los consumidores otra vez (los impuestos) y las
eléctricas. Estas pondrían 2.700 millones, pero no los pondrían.
El Gobierno les concedería un crédito por ese valor y otro de
900 millones por “los costes extrapeninsulares”. O sea, para que
en Palma de Mallorca mis hijos tengan luz y en Canarias mi
cuñada pueda enchufar la tele. Menos mal que perdimos Cuba y
las Filipinas.
2.700 más 900
igual a 3.600 millones. Pero como manda Merkel y no nos
deja que subamos el déficit y esos 3.600 millones van al
déficit, el Gobierno mira a Bruselas y dice que nanay, que no. Y
las eléctricas agarran un calentón. Y quieren subir el recibo en
3.600 millones y el Gobierno les dice que no, por lo de los
votantes y la inflación, como he dicho antes. Y querían poner en
el balance 3.600 millones como deuda pendiente, y no como
ingreso. Y como me parece (ya no estoy seguro de nada) que esa
deuda vendría avalada por el Estado, otra vez Merkel dice que
no.
Total, que el Gobierno y las eléctricas han decidido trabajar
juntos “en la definición de posibles mecanismos de titulización
de la deuda del sector”. O sea, a ver cómo consiguen otra vez
créditos para las eléctricas, garantizados por las facturas y no
avalados por el Estado.
Y,
además, van a eliminar subvenciones, con lo que se consigue otro
calentón, el de los que pusieron dinero en esas industrias
porque estaban subvencionadas.
Después de
todo este lío, a la gente sólo le preocupa una cosa: ¿subirá
el 'recibo de la luz'? La contestación es muy sencilla: ¡Claro
que sí! La segunda pregunta: ¿cuánto? Contestación honrada:
no lo sé.
En
confianza, creo que hoy, a estas alturas, no lo sabe nadie.
P.S.
Con
esto de las titulizaciones, una parte de lo que yo gasto de
energía lo pagarán mis nietos en el futuro. Pensaba que este
podía ser un buen argumento para que no dejasen siempre todas
las luces de la casa encendidas. Se lo he dicho, pero tengo la
impresión de que, hoy, el futuro no les importa nada.

29/11/2013
Buenas noticias
"El AVE
Barcelona-París ya está aquí después de 20 años".
Buen titular.
Hay otro
titular que pasaría más desapercibido: "Europa ya está aquí
después de 51 años".
Celebramos lo
del AVE. Me hace mucha ilusión cuando anuncian en la
estación el AVE a París, Gare de Lyon.
Y me hace
mucha ilusión cuando veo que en Fráncfort se reúne Draghi con
nuestros banqueros y con otros similares de otros países de
Europa; él se pone en la presidencia de la mesa y los otros en
los demás sitios, porque el que manda es Draghi.
Han pasado 20
años y ya tenemos AVE a París. Han pasado 51 años y ya andamos
hacia Europa (euro, aprobación de nuestros presupuestos
enBruselas,
supervisión bancaria en Fráncfort, advertencias de los
comisarios recordándonos que mandan ellos, guiños de mi santa Angela
Merkel
recordándonos que manda ella). Ánimo, ya somos europeos y
podemos ir al resto de Europa en AVE.
Y al pobre de Guindos le
riñen porque piensan que el déficit se le puede desviar en una
décima, o sea, en 1.000 millones de euros, o sea, en
1.000/9.376 = 0,1066 veces lo que la malvada Administración
Central debe a Cataluña,
según los cálculos hechos por el Govern catalán
y anunciados en titulares en La
Vanguardia del
16 de octubre. Como es una fecha reciente y algo habrá pagado
'Madrid', la deuda, ahora, debe ser menor.
Con la
regañina a cuestas, el pobre Luis hace un discurso que me suena
un poco patético, porque, con cara triste, dice: “¡Hombre, si
solo es una décima!” Y Angela le mira y dice: “Luis, son 1.000
millones y no estamos para desperdiciar ni 43, euros, no
millones”.
¡Qué alegría!
Todavía no he ido a París en AVE. Procuraré no tardar mucho.
Pero ya me lo imagino. Por la ventanilla derecha veo el
euro, por la izquierda la unión bancaria que se acerca, por la
ventanilla de atrás veo lo de los presupuestos… ¡qué gozada! Hay
cosas que no me gustan, pero si estamos en Europa, estamos en
Europa. Si Europa nos dice que la doctrina Parot, no,
pues la doctrina Parot, no.
Sólo me
faltaba que el Papa sacase una exhortación sobre la
alegría. Tampoco la he leído todavía, pero estoy tan dispuesto a
alegrarme que la voy a leer de cabo a rabo, la voy a subrayar y,
en cuanto pueda, en las conferencias diré frases suyas, sin
decir que son suyas, para que los susceptibles no se molesten,
presentándolas como mías, que creo que eso, al Papa, no le
molestará.
¡Que estamos
en Europa! ¡Que no manda Rajoy! ¡Que Mas ha dicho
que en la India no preocupa el problema catalán! ¡Todo
son buenas noticias!
Estuve en una
jornada de homenaje a las pymes. Les dije que menos homenajes y
más autoexigencia. No se lo dije así, pero quería que les
llegase el mensaje de que no han de esperar a que les ayude
nadie, porque no les ayudarán.
Y encima,
recibo un libro de Risto Mejide, que dice que “te dejes
de fabricar un currículum y te fabriques un trabajo, porque ya
nadie lo va a hacer por ti”. Este mozo acierta siempre.
Para que la
felicidad no sea completa, el Barça perdió y el Real
Zaragoza, mi Real Zaragoza, no levanta cabeza, a no ser que
le llamemos 'levantar cabeza' a ganar 1-0 al Girona.
Menos mal que Repsol,
o algunos de Repsol, junto con un ministro, han arreglado lo de Argentina,
o, por lo menos, han vuelto diciéndole eso a
Antoni
Brufau,
que es el presidente y que no fue porque tenía mucho trabajo
aquí. Lo que estaba contabilizado por 5.500 millones nos lo han
pagado con 3.685. No en efectivo, sino en unos papelitos que
llaman bonos y que dicen que valen eso. Y que nos lo pagarán chin
chin dentro
de 10 años, con intereses, y que si queremos dinero antes, que
vendamos los papelitos a alguno que nos los quiera comprar, con
descuento, claro está.
Leo que Brufau
ya está pensando en la indemnización que recibirá cuando acaben
de despedirle, que ya han empezado. Antoni, si me admites un
consejo, ya que te di clase en el IESE, aprieta lo que
puedas y coge lo que te den. Que sea en euros. No admitas un
cheque, a no ser que esté firmado por
Isidro Fainé.
Y si te quieren pagar en bonos argentinos, no digas lo que
piensas, porque eres educado, que yo me acuerdo.
Contesta
simplemente:
No.

22/11/2013
Quiero ilusionarme
Una noche de
octubre de 1963, en Boston, mi mujer y yo fuimos al cine
y nos encontramos con el presidente Kennedy. Él había ido
a un acto cerca de allí, y lo vimos a dos metros. Majo,
sonriente, con muy buena pinta.
Un mes más
tarde, lo asesinaron. Aquella mañana yo había estado estudiando
un rato en la biblioteca de la Harvard Business School y
volvía a casa en mi coche, un Cadillac muy viejo que,
cuando andaba, era una maravilla (con mucha frecuencia, no
quería andar). Puse la radio y oí que el presidente, desde Dallas,
"volverá a Washington some time in the morning".
Llegué a casa, y nos pusimos a comer. Al cabo de un rato, José
Antonio, otro profesor del IESE, nos llamó para darnos la
noticia.
Han pasado 50
años. Aún me da pena. Como me da pena el asesinato de Bob
Kennedy,
5 años después.
Leo
cosas sobre el presidente. Parece que no hizo mucho, que no sacó
adelante muchas leyes. Dicen que le gustaban las mozas. La suya
era muy guapa. Debía de tener el corazón amplio.
Pero
su asesinato todavía me da pena. Me da la impresión de que
alguien nos quitó la ilusión, como alguien me quitó la ilusión
de que Bob hiciera lo que no pudo hacer Jack.
Dos días
después, llegamos a casa y Sofía, una chica de Viver de la
Sierra, cerca de Calatayud que trabajaba en nuestra
familia, nos dijo: "Ha pasado algo. Han matado a alguien". Ruby había
asesinado a Oswald delante de las cámaras de televisión,
en una escena de película mala con actores malos, pero con fuego
real.
Mi mujer, de
vez en cuando, es conspirativa. Nunca se creyó el informe
Warren, que dictaminó que a Kennedy lo mató Oswald porque sí
y que a Oswald lo mató Ruby porque le daba pena Jacqueline.
Por cierto, hoy he leído que Oswald salía corriendo del edificio
de Dallas desde donde había disparado y tropezó con un
periodista que, como no había móviles, le preguntó dónde había
un teléfono público. Y Oswald, que no debía de estar para muchas
amabilidades, hasta tuvo la gentileza de indicarle una cabina
cercana.
Acabo de sacar un libro nuevo y estoy de promo por España,
diciendo lo bueno que es, para intentar convencer a la gente de
que lo compre. Voy de radio en radio y de tele en tele. Me hacen
muchas preguntas, algunas que sé contestar y otras de las que no
tengo la más mínima idea. Si son de estas últimas, lo digo
claramente y así no hago perder el tiempo a la gente.
Un periodista,
ayer, me preguntó si, en la situación actual, nuestra actitud ha
de ser de resignación o de indignación. Le contesté en seguida
que, de resignación, nada. Que no me da la gana de formar parte
de un rebaño de 47 millones de ovejas resignadas que esperan a
que la Oveja Mayor les dé un poco de hierba. Indignación, por
supuesto que sí, sobre todo para los que nos dijeron falsedades
y aún tienen la cara de salir por la tele. Y no me estoy
refiriendo a las famosas armas de destrucción masiva que nos
enseñó Colín Powell con gran seriedad utilizando unas
cuantas fotos trucadas, supongo que arregladas con Photoshop.
Me acuerdo del
debate Pizarro-Solbes, que vi con mi familia en casa y en
el que todos estuvimos de acuerdo en que Pizarro había ganado
por goleada. Luego resultó que dijeron que no. Un periodista muy
bueno, con quién estuve hace muy poco, decía que aquel día
Solbes tuvo a su favor que tenía un ojo enfermo y daba pena.
Hombre, si para ganar debates no hace falta decir la verdad y
sólo se necesita tener un ojo enfermo, es que somos una
cuadrilla no de ovejas, sino de besugos. No quiero ofender a
nadie, pero si alguien se ofende, allá él.
Indignación,
claro. Pero vuelvo a Kennedy, porque no quiero que esta gente me
quite la ilusión. Quiero una indignación ilusionada y
exigente. Quiero que los que gobiernan y los que se oponen a
los que gobiernan y los que pululan a su alrededor (me parece
que esta frase ya la he dicho alguna otra vez, pero no se me
ocurre nada nuevo) se miren al espejo y se pregunten dos cosas:
1.- ¿Soy capaz de ilusionar a alguien, además de a mi santa/o
mujer/marido que me ríe las gracias y me aplaude todas las
chumineces que se me ocurren?
2.-
¿Pido a la gente de mi bancada que, por favor, no me aplaudan en
el Congreso cuando me levante, diga una tontada y me siente?
A ver si os
tomáis en serio la política, majos. Veo reuniones de partidos.
Se lo pasan en grande, sobre todo los que ganan. Alguna de los
que pierde se enfada y se va a Miami, pero no os
preocupéis, volverá en seguida. Cuando les veo ""trabajando""
(pongo dos comillas a cada lado para que quede claro que de
trabajo, nada) de esa manera y olvidándose de mi Patria (quizá
no supieron nunca que existía), pienso: "¡Cuántos sueldos!".
Y luego vuelvo
a pensar: estos chicos, fuera de eso que ellos llaman política y
que, con muy buena voluntad, no pasa de politiquilla, si dejasen
el jugueteo y mandasen su currículum a empresas normales, no a
consejos de administración de premios al buen comportamiento, no
se colocarían en toda su vida.
Quizá, aprovechando la globalización, podrían encontrar algún
empleo en Venezuela para ayudar a Maduro a
descubrir rastros de Chávezo
a ver palomitas transmisoras de mensajes.
¿Resignación? Exigencia. ¿Indignación? Exigencia. ¿Que no hay
dinero? Sólo una pregunta: ¿por qué?
Y si
la contestación es "porque he hecho el bobo todo lo que he
podido", que lo digan.
Y
ese día admitiré que sus colegas y los de la oposición les
aplaudan.
A mí no se me
verá, porque no estaré en el Congreso. Aplaudiré
frenéticamente desde casa. Si me coge por la calle, me pararé y
me pondré a aplaudir, aunque la gente piense que estoy como una
cabra.
Porque seré
una cabra ilusionada.

15/11/2013
Cachorros y cachorros
Hoy es mi
santo, San Leopoldo, Margrave de Austria, que tuvo
muchos hijos y construyó muchos hospitales. Vi en Innsbruck,
hace muchos años, una imagen suya, de tamaño natural, en bronce.
Tenía cara de ser un poco bruto, pero seguro que fue una buena
persona.
Todo
esto viene a que hoy quiero ser amable y fijarme en cosas
buenas. Ya hablaré otro día de las noticias que voy leyendo, que
forman un repertorio tragicómico en el que actúan y hablan y se
enfadan y luego se quieren unos personajes pertenecientes a la
casta política, dándole a la palabra "casta" el significado más
peyorativo que se le pueda dar.
Una
familia amiga ha celebrado las bodas de oro de los padres. La
madre falleció hace unos años y los hijos han querido arropar al
padre ese día y le han organizado una fiesta por todo lo alto.
Uno de ellos escribió un artículo, firmado por
todos, de homenaje a los padres, que se ha publicado en un
periódico de la ciudad. Hay una foto de la pareja el día de la
boda, jovencicos y guapos. El artículo cuenta cosas pequeñas,
sin importancia. Entre ellas, hubo una que me gustó mucho. De
novios, él le escribía cartas a diario y, para que ella pudiera
contestarle, le incluía en cada carta un billete de 10 pesetas.
Así pasaron el noviazgo. Cuando empezaron a preparar el viaje de
novios, ella
sacó todos los billetes de 10 pesetas que había ido ahorrando y
pudieron hacer un viaje un poco mejor. Supongo que la novia le
había convencido a su padre para que le 'financiara' las cartas.
Hoy quiero ser amable, ya lo he dicho, y me
quiero fijar en ese detallico que ya presagiaba que aquel iba a
ser un matrimonio feliz.
Lo malo de querer ser amable es que en seguida
comparas con otras actuaciones y, si te descuidas, en vez de
dedicarte a alabar lo bueno, te lanzas a por la yugular del
malo. Como siempre, cuando hablo del malo, también hablo de la
mala, porque hay cada moza por ahí que sí le mandas un billete
de 10 pesetas, se lo guarda, no te escribe, pide más billetes
con cualquier excusa a sus amigos y monta un fondo de inversión
con el único objetivo de forrarse, arruinando de paso a cuanta
más gente, mejor.
Estos/as mozos/as tienen amplias miras. Si
pueden, hacen daño hacia fuera y hacia adentro. Es decir, como
su objetivo es hundir al prójimo, cuanto más próximo el prójimo,
mejor. Porque cuesta menos hacer daño al de cerca y es más
cómodo. No tienes ni que inventar productos raros ni encargar a
un grupo de físicos que estudien unas fórmulas financieras que
no las entienda nadie. Basta con hacer muchas cositas diarias
que hagan la vida imposible al desgraciado o a la desgraciada
que, valiendo con frecuencia más que tú, ha tenido la mala
suerte de estar por debajo de ti en el organigrama.
A veces me preguntan si en el IESE se
preocupan de formar personas. Les digo que, cuando yo trabajaba
allí, sí que nos preocupábamos y que estoy seguro de que ahora,
también.
Pero hay un tema que, últimamente, me está
empezando a obsesionar. A ver cómo lo explico para que quede
claro.
Yo siempre he respetado mucho al empresario. Al
que tiene la idea, lanza el negocio, se juega su dinero y
contrata personas. Siempre he pensado que enEspaña,
como en la India y
en Afganistán,
hace falta que haya muchas personas así. Al principio del IESE
empezamos con actividades dirigidas a perfeccionar en su
formación a ese tipo de personas. Luego añadimos el nivel
inmediato inferior, el de los directivos, contratados por el
empresario para ayudarle a llevar su empresa.
Pienso que, ahora, el nivel de los directivos y
el de los menos directivos es fundamental desde el punto de
vista de trato humano, porque ellos son los que están en
contacto diario con las personas y si esos niveles, desde el
punto de vista de respeto a los demás, son deplorables, ya puede
ser el empresario tan santo como San Leopoldo, Margrave de
Austria, que aquella empresa será una casa de mala nota. Y al
empresario se le llenará la boca hablando de responsabilidad
social corporativa, de la fundación que ayuda a los pobres del
mundo, y de los puestos de trabajo que ha creado, mientras no se
entera de que los
pobres más cercanos están en esos puestos de trabajo,
aguantando a sus jefes por aquello de que hay que comer a final
de mes.
Pero hoy tengo que ser amable. Hoy tengo que
decir que necesitamos muchas familias como las de mis amigos de
las 10 pesetas. Porque en las familias es donde se crían esos
ejecutivos agresivos que, por cierto, en cuanto viene el
vendaval, llaman a tu despacho diciéndote que quieren emprender
nuevos retos personales y profesionales. Y uno, que no habla muy
bien inglés, pero que en español se defiende, traduce en seguida
y piensa: "A este tío le han echado". Y luego vuelve a pensar:
"Ya iba siendo hora". Y sigue pensando: "Le va a ayudar a buscar
empleo su padre".
No sé qué me pasa, pero empiezo
a estar hasta el gorro de esta gentuza,
que parece que han vivido en una familia en la que les han
enseñado a hacer el mal, luego les han reafirmado sus malas
convicciones en el colegio y en la universidad y, después, han
rematado la faena en una escuela de negocios, extranjera por
supuesto, de la que han salido con un título en inglés que,
realmente, debería poner una sola palabra: "Danger!"
No soy el primero que piensa así. Hace años, Joan
Manuel Serrat ya
hablaba de los "cachorros de buenas personas que hurtaban flores
para regalar a su mamá y daban de comer a las palomas".
Los cachorros han crecido y se han vuelto malas
personas. Menos mal que mis cachorros amigos, los de las 10
pesetas, también han crecido y, como era de prever, son buenas
personas.
Acabo, porque he conseguido poner unas líneas
amables y no es cuestión de estropear el día de mi santo.

08/11/2013
Una reflexión metafísica
Andoni
Zubizarreta,
director técnico del Barça, hace lo que un periodista califica
como "reflexión metafísica”: "Nosotros no vivimos de la
comparación, vivimos de la continuidad. Sabemos de dónde
venimos, sabemos a dónde vamos, pero, sobre todo,
sabemos dónde estamos”.
El miércoles
estuve en el programa La
noche en 24 horas, que
lleva Sergio Martín. Como, además, participaba Fernando
Trías de Bes, aprendí mucho y me divertí mucho.
Nos pusieron
dos cortes, uno de Cristóbal Montoro y otro de Luis
de Guindos.
Cristóbal, alegre y dicharachero como siempre, diciendo que esto
ya está arreglado, que hemos salido de la recesión y que pronto
se empezará a crear empleo.
Luis
estuvo menos afortunado en su claridad de expresión, porque dijo
una frase bastante barroca sobre los impuestos que motivó que el
presentador nos preguntara a Fernando y a mí sí eso quería decir
que los iban a subir o los iban a bajar. Yo le miré a Fernando,
él me miró a mí y alguno de los dos susurró: "Quizá". Menos mal
que el presentador fue buena persona y no se le ocurrió
preguntar: “Quizá, ¿qué?”.
Puede ser que la declaración de Andoni sea metafísica, pero,
comparada con la de Luis, resulta de una claridad deslumbrante.
Ahora, mientras escribo este artículo en el AVE, me planteo si
Cristóbal, Luis y los demás ministros, y el presidente, claro:
a)
Saben dónde estamos.
b)
Saben a dónde vamos.
No
pongo "saben de dónde venimos" porque ya lo sabían cuando
sustituyeron a José Luis: veníamos de un desquicie
absoluto causado por un mozo que ahora saca un libro "para
reivindicarse". Mira, José Luis, ni con todos los tomos de la Enciclopedia
Espasa tienes suficiente para reivindicarte, pero, por lo
menos, te agradezco que reconozcas que algo tienes que hacer y
si, además, vendes el libro, miel sobre hojuelas. Cuenta, por lo
menos, con uno que te lo comprará: yo.
Volvamos a lo de ahora, porque con el pobre José Luis me ponía
nervioso antes, pero ahora quiero que me caiga bien.
Supongo que Mariano y
sus chicos saben dónde estamos: en Europa.
Y
saben a dónde vamos: a Europa.
Y
saben lo que podemos hacer: lo que nos mande Europa.
Y
saben lo que mandan: nada.
Y
saben lo que hacen: lo que pueden.
Esta es la
situación, lo que los de Harvard llamaríamos the
conceptual framework y mi amigo de San Quirico lo llamaría
de otra manera, menos metafísica, pero más clara. Algo así como el
cisco en el que estamos.
En el programa
del miércoles, Fernando dijo que lo que tenían que hacer los
ministros era dar datos concretos y no hacer juicios de valor.
Eso es lo que entendí yo, por lo menos. Y cuando un empleado
del Meliá Galgos, mi casa en Madrid, me dijo: "Dicen que
esto ya se está acabando, ¿no?", pensé que no es bueno hacer
esas afirmaciones tan generales, porque igual les molestan a
algunas de las 5.904.700 personas sin empleo que pueden pensar
que esto mejora, pero que ellos todavía no se han enterado.
El Tata
Martino, ese entrenador que no es glamuroso, pero que no
pierde un partido, ha dicho que "aun llegando a la mejor
versión de este equipo, siempre hay margen de mejora”.
Digo siempre
que estamos en el muy buen camino. No he dicho nunca que sea un
camino fácil. Me parece que decir esto es sencillísimo, pero
que, por la razón que sea, o no se dice o se dice mal. Tampoco
he dicho nunca que no será duro. Está siendo durísimo. A fuerza
de golpes nos vamos enterando. Pero como en cada golpe se quedan
en la calle 1.000 personas, si no son 2.153, que es la cifra que
tengo en la cabeza fruto de las hazañas de la Caixa de
Catalunya, reconvertida en CatalunyaCaixa y en Catalunya
Banc, nos tenemos que dar cuenta de dónde estamos y, sobre
todo, por qué.
La Generalitat
Valenciana ha cerrado Canal 9. Me ha dado mucha pena,
porque he ido allí unas cuantas veces y siempre me he encontrado
con unos profesionales buenísimos y un trato fenomenal. Veo un
resumen de las subvenciones que damos a las televisiones
autonómicas y me parece que son datos de un pasado lejano en el
que, a base de endeudarnos, se hacía todo.
Todo, hasta que la bendita Europa nos avisó. Y ese día, personas
muy válidas se encuentran en serios problemas, porque trabajaron
honradamente en una empresa que nunca se debió poner en marcha.
Veo que, en un
gesto lleno de magnanimidad, aprovechando el cierre de Canal 9,
el Parlament de Catalunya quiere que TV3 y Catalunya
Ràdio se puedan emitir en la Comunidad Valenciana.
Estos no aprenden. Ni aprenderán. En 2013 la subvención a TV3 es
de 225 millones. Temo que el gesto magnánimo nos aumentará la
factura.
Veo más cosas.
Se ha nombrado director del Institut
Català de Recerca en Patrimoni Cutural al
exalcalde de Girona y exconseller, Joaquim Nadal,
un hombre muy válido, de verdad. Le han escogido mediante “un
proceso internacional de selección”.
Y uno se
pregunta varias cosas: qué es el Institut; si en momentos de
penuria hace falta el Institut y si, en momentos de penuria,
para seleccionar un director de un centro creado por la
Generalitat y la Universitat de Girona, hace falta un
proceso internacional de selección por el que se elige a un
señor de Girona.
Siguen sin enterarse.
Mas-Colell presenta
los Presupuestos de la Generalitat. Una nota inefable: si no
hubiera que pagar intereses de la deuda, habría superávit. Lo
dije ayer en el bar donde desayuno. Aún se están riendo. Me
decía el dueño: “Si nosotros no tuviéramos que pagar la leche,
el café y la tarta de Santiago que a usted tanto le gusta, nos
forraríamos”.
El
Tata tiene toda la razón: aún tenemos margen de mejora.
Mucho. Muchísimo. Como dice una amiga mía, muchisísimo.
Pero con esta
gente…

01/11/2013
Hay que ponerse enfermo
Me
he pasado tres días en la cama. Con eso de que si empieza el
otoño que si no empieza, que si hace calor que si no hace, al
final, catarrazo. Trancazo, dicen en mi tierra.
No
he conseguido pasar de 36 grados y medio de fiebre, pero estaba
hecho unos zorros.
Y
cuando uno está hecho unos zorros, lo mejor es que ni hable ni
escriba, porque los zorros le van desmoralizando y todo le
parece de color de hormiga, como decía un sargento venezolano
cuando, desde un helicóptero, informaba sobre los atascos de las
autopistas de acceso a Caracas.
O sea, estos
días, ni hablé, ni escribí. Tampoco estaba en muy buenas
condiciones de hacerlo. Me limité a leer los periódicos, y
cuando notaba que me venía lo del color de hormiga, me iba
rápidamente a la página de deportes, con la que siempre me
río mucho, porque soy incapaz de tomarme ese asunto en
serio. (Aquí no incluyo, como es natural, el minuto de silencio
que unos señores no quisieron hacer al portero del Girona B, un
chavalico muy majo que murió el otro día en un accidente. Eso es
serio, muy serio.)
Por
decirlo de alguna manera, me he pasado tres días mirando. No he
visto nada completamente nuevo, porque todo es siempre lo mismo,
pero tiene la ventaja de que le van añadiendo matices que hacen
que el cuadro sea distinto. He dicho distinto, no más bonito,
que para hacerlo bonito habría que tener muy buena voluntad.
Siguen
divirtiéndome los viajes que hacen estos mozos para decir algo.
El ministro de Asuntos Exteriores se va a Tallin, capital
de Estonia, para decir que lo de Cataluña se puede
arreglar. Esto lo podía haber dicho en Madrid e, incluso,
si quería viajar, en San Quirico, donde mi amigo y yo le
hubiéramos invitado a desayunar y, después del Cardhu,
habríamos llamado a los periodistas, corriendo nosotros con
todos los gastos, porque con un ministro siempre hay que quedar
bien.
Supongo que José
Manuel ha aprovechado el viaje a Tallin para no tener que
recibir al Embajador de Estados
Unidos en España,
y hacer el paripé los dos juntos, uno poniendo cara de ofendido
y el otro, de arrepentido, mientras hacían serios esfuerzos para
que no se les escapase la risa. (Digo lo de la risa porque, si
yo sabía lo del espionaje, y no tengo información privilegiada,
imagínate si lo sabía el ministro).
José Manuel
prefirió que un secretario de Estado le recibiera al embajador,
que salió sonriente, seguramente después de decirle a su
interlocutor que si queremos que no nos espíen, que no nos
espiarán, pero que cuando necesitemos datos de ETA o de los
terroristas islámicos, nos los va a dar nuestra tía, y que nos
acordemos de que nos interesa el tratado de Libre Comercio entre
la Unión Europea y Estados Unidos, que todavía no se ha
firmado. Y que cuanto menos chulos nos pongamos, mejor. Y que
nos espían porque estamos en la lista, pero no por lo que hacen
ustedes que, entre nosotros, señor secretario de Estado, tiene
muy poca importancia. Una vez dicho eso, el embajador ha salido
sonriente, despedido con cariño por un guardia civil de los de
antes, con tricornio y gafas oscuras, al que solo le faltaba el
mostacho para ser de verdad, un guardia civil. Su mirada de
cariño se debe, sin duda, a que pensaba: “¡me lo van a contar a
mí!”
Seguí leyendo,
pero me cansaba, y me limité a repasar las portadas de La
Vanguardia que tengo en el iPad que mi familia me regaló
para mis 80 años. ¡Cómo evolucionan las cosas! No lo digo por el
iPad, sino por las portadas. En muy pocos días -18, exactamente-
hemos pasado de que Cataluña se convierte en el tema central de
la Hispanidad a que Rajoy no cambia cromos; a que los agravios
económicos del Gobierno central hacia Cataluña se arreglan con
9.376 millones, cifra de la que ya nadie ha vuelto a hablar,
porque un agravio de ese calibre se llama 'agravitillo'; a que Duran dice
que solo la tercera vía evitaría el choque; a que se planten
unos a otros en las ceremonias porque la lección de finura y
delicadeza no se la leyeron y solo profundizaron en la de la ceporrez;
a que Rubalcaba le tienta a Mas, después de hablar con Rajoy;
a que Mas, en un alarde de bonhomía, llama a recuperar el
diálogo y aparcar la bronca; a que hay contactos para reabrir el
diálogo. Buff…, ¡de la que nos hemos librado!
Cristóbal,
que no viaja, ha dicho que la situación catalana debe
abordarse “con el mayortacto”. Y como es de Ciencias, concreta
el tacto: “ningún proveedor catalán se va a quedar sin cobrar”.
¡Cristóbal y José Manuel, dos cracks! Uno con los euros y otro
con la Constitución, problema resuelto!
P.
S.
Por
cierto:
Si nos espían,
que nos espíen. ¡Para lo que van a encontrar! ¡Si nos lo sabemos
todo de sobra!

25/10/2013
El trinomio
Hay cosas
sobre las que no tengo opinión, porque no sé de aquello.
Por
ejemplo, no entiendo nada de fútbol. Concretando, no sé por qué
todos decían que Julio Salinas era muy malo, con la
cantidad de goles que metía.
No sé por
qué está prohibido levantar la mano y no está prohibido levantar
el puño, si los dos gestos representan regímenes totalitarios,
despreciadores del hombre. (Esto ya lo dije en otro artículo,
pero lo repito.)
No sé por
qué un sindicato prefiere que su empresa (la suya, la que da de
comer a los afiliados que trabajan allí) pierda un pedido antes
que aceptar unas condiciones que pone el comprador.
No sé por
qué hay que dar subvenciones a los partidos políticos.
No sé
por qué hay que poner en la calle a personas que fueron un
gravísimo peligro público.
No lo sé.
Pero eso no
quiere decir que no tenga opinión. He dicho muchas veces que
respeto mucho la capacidad de discurrir del ser humano. Y si una
persona mezcla la capacidad de discurrir y el sentido común, la
respeto profundamente.
Se están
haciendo muchas cosas que repugnan al sentido común y que se
hacen por imperativo legal.
Las últimas, y las próximas, excarcelaciones son un ataque al
sentido común. Ya sé que son legales. Hasta ahí llego. Pero así
como lo legal no es siempre moral, y lo moral va por delante, me
gustaría que el sentido común también fuera por delante de lo
legal. Porque si lo legal atenta contra lo moral y/o atenta
contra el sentido común, aquí hay algo que chirría. Y a mí,
vivir en un ambiente que chirría me da escalofríos, ayudado,
quizá, por una novela de miedo, de mucho miedo, que estoy
leyendo, en la que el olor metálico, la niebla grasosa y
amarillenta y los chirridos hacen que, al acostarme, tenga que
hacer un serio esfuerzo para no mirar debajo de la cama.
Llevo mucho
tiempo insistiendo en la lucha por la globalización de la
decencia. Ahora voy a añadir la lucha por la globalización del
sentido común. No con efectos retroactivos, porque no sería
legal, pero sí con efectos de aquí en adelante, que no sé cómo
se llaman, pero ya me entendéis.
Lo moral,
el sentido común, lo legal. Un trinomio como para quitarse el
sombrero. Y cuando una sociedad se rige sólo por lo legal, se
ven esas caras que ponen nuestros ministros de Justicia y del
Interior, buenas personas ellos, e ignorantes ellos, que,
seguramente, pensaron que sólo con sentido común se podía
funcionar y no sabían que, o le das forma legal al sentido común
o no sirve para nada.
Por tanto,
a partir de hoy, nueva campaña: a por el sentido común. Campaña
que pretende ir contra la epidemia de su falta, que yo creo que
proviene de que, a fuerza de hacer y decir tontadas, llegas a
creer que eres un modelo de normalidad, mientras la gente te
mira pensando: “¿Se lo decimos o no se lo decimos?”.
Y que no me
digan lo que oí hace unos años a un señor: “Tu sentido común no
es mi sentido común”. Eso me parece una contradictio
in terminis (hoy tengo el día culto). Porque, si es
común, es común. Y si cada uno tiene su sentido común, no es
común.
En el
momento en que los políticos no se ponen de acuerdo sobre la
silla que tienen que sentarse y se ofenden y dicen tonterías,
una detrás de otra (la última, por ahora, de una señora que dice
que Artur no quiso ceder el puesto a Soraya porque
es una mujer. Pero hija, si precisamente el puesto se suele
ceder a las mujeres). Y luego, en justa reciprocidad, Artur,
cállate y no hables en el Foro Mediterráneo. Y Artur dice
que irá, pero que, cuando comiencen los discursos, se irá,
porque está enfurruñado. Y otra crisis.
Esto no
es una crisis, señores. Esto es una estupidez,
jugada por
Mariano,
Soraya, Artur, Alicia, por esta cuadrilla que piensan en
lo legal (yo delante, tú detrás), por supuesto, siempre en
nombre de la Patria o del trozo de Patria que me quiero llevar y
no en el nombre del sentido común, que dice que cuanto más nos
queramos, mejor nos irá. No me digáis que lo de quererse es una
cursilada. No estoy pidiendo que hagan manitas ni que pongan
ojos lánguidos. Estoy exigiendo a mis empleados que dejen de
hacer bobadas, que llevan muchas en su cuenta. Y que hagan una
lista de cosas de sentido común, o sea, “conformes al buen
juicio natural de las personas”, para
ser eso, gente con sentido común.
Y,
para ayudarles en lo de la lista, pongo unas cosillas que, a mi
juicio, son faltas graves de sentido común. Las pongo sólo para
que se hagan una idea de qué estoy hablando, y mutatis
mutandis, (¡vaya día que llevo!), las incorporen a su
actuar diario. Son de los últimos días.
Leo que una
política tuvo un hijo por inseminación artificial (qué me
importa a mí, pienso) y que la materia prima se la suministró
otro político (qué me importa a mí). Y que el otro político, del
mismo partido que la política, menos mal, va con una cierta
frecuencia a ver al niño, por aquello de que la sangre no es
agua y él debe de pensar que aquel mocico, de un modo u otro, es
suyo. Por si faltara algo, ponen una foto de los dos políticos,
de hace unos años, para que nadie tenga dudas.
Seguro que
es una historia que a algunos les emociona y dicen aquello
de “¡qué bonito!”, pero
en mi pueblo a eso lo llaman sinsorgada. Y,
a partir de ahora, cada vez que los oiga hablar, no oiré lo que
dicen, porque, tal como soy, que me conozco, pensaré que son
unos sinsorgos.
Leo una
entrevista que le hacen a un señor al que ya entrevistaron hace
un tiempo. Entonces iba por la quinta mujer, el séptimo hijo y
la cuarta nieta. Y ahora, muy ufano, dice que ya va por la sexta
mujer y el octavo hijo. Los nietos se mantienen. Y presume y
añade que cuando una relación ya no funciona (y lleva cinco), lo
mejor es cambiar. Y que eso le ha permitido no ser infeliz.
Demostración clara de que sin sentido común se puede ser no
infeliz.
Leo que un
señor, político de profesión, dice que en las fiestas de la Virgen
de la Merced, patrona de Barcelona, el Ayuntamiento
de Barcelona no tiene que ir a visitar a la patrona de la
ciudad. Seguramente sería mejor que hicieran patrono de
Barcelona a Vladimir Ilich Ulianov, Lenin para los
amigos, y que todos los años el ayuntamiento en pleno fuera en
peregrinación a la Plaza Roja de Moscú antes de que
quiten de allí la momia.
Acabo el
artículo, pero no quiero dejar nada pendiente. Vuelvo al
principio. Todos deberíamos cumplir con la obligación de
reconocer que Julio Salinas era muy bueno, porque Bota de
Oro o no (fue que no), metía un gol detrás de otro, y los
partidos, con el actual reglamento, se ganan, se empatan o se
pierden en función de los goles que haya metido cada uno, y no
de las monadas que haya hecho cada uno.

18/10/2013
¡ 9.376 !
El titular es impactante: "El Govern cifra los agravios del
Estado en 9.376 millones".
O sea, que con esos euros se arreglan todas las desigualdades
sociales que sufrimos los que vivimos en Cataluña y
todos los agravios e incumplimientos del Estado hacia una
parte de ese mismo Estado.
Lo comento con mi amigo de San
Quirico, que está hasta el gorro de oír cosas. Y
dice: "¡Que se los paguen, y así se callarán!".
Sigue diciendo: "Pensaba que nos debían centenares de miles de
millones y que por eso Rajoy se
hacía el gallego. Pensaba que todos los gritos iban en serio,
pero resulta que Junqueras, Mas y
los otros nos han engañado. ¡Qué ganas de bronca tiene esta
gente si
todo se resuelve con 9.376 millones de asco!".
Me incorporo a su soliloquio y le corto, porque estoy
absolutamente de acuerdo con él y, si no hablo, él se llevará la
gloria y a mí no me quedará nada. Y digo: "Que Cristóbal llame
a Emilio,
a Isidro,
a Paco,
a Josep y
a
Ángel y
les diga que, dividiendo por 5, les toca a 1.875,20 millones de
euros por cabeza, pagaderos al contado, porque el próximo
lunes el dinero tiene que estar en Barcelona.
Que les den el número de cuenta de la Generalitat y que lo
ingresen allí".
Después, que la Generalitat haga un recibo, diciendo que con
esta cantidad están pagados todos los agravios producidos hasta
hoy.
¡Ya está! ¡No me lo puedo creer!
Para esto, ¡tanta chulada, tanta grosería, tanta siembra de odio
por las dos partes, el Estado y un trozo del Estado! ¡Con lo
fácil que era hacer un diagnóstico escéptico, término que se le
ha ocurrido acuñar, y que yo, en su caso, patentaría, a Francesc
Homs, facedor de entuertos siempre que puede facerlos,
y así, conseguir "entender la situación actual de Cataluña!".
Es decir, que con 9.376 millones, cobrarán los médicos y mi
amigo el farmacéutico de San Quirico y los profesores y no habrá
recortes, y Moody´s y Standard
& Poor´s y Fitch nos
subirán el rating.
Y quizá, hasta
Spanair volverá a volar.
Si, por la razón que sea, los bancos no pueden poner ese dinero,
hagamos una colecta entre todos los españoles menos los
catalanes, y esto se paga antes del lunes. Hoy es viernes, se
recoge el dinero mañana sábado, se cuenta el domingo, se envía
esa misma noche y el lunes, Cataluña ¡a vivir tranquila! Se
pagan las nóminas, se hacen las infraestructuras... Todo
resuelto.
Yo dije hace tiempo que el tema catalán se arreglaba en una
semana, para lo económico, y tres meses para lo demás. Por este
orden. Se lo expliqué el martes, en la cena del premio Planeta,
a un chico muy majo, que me dijo que los gibraltareños, si no
eran británicos, querrían ser catalanes.
Pues lo económico se ha resuelto en un santiamén. Supongo que se
han juntado unos cuantos del Govern,
han sacado las calculadoras y les han salido 9.376 millones. O
sea, nada. Aquello del parto de los montes ha sido partito
(no digo que podía haber sido tripartito, porque mis
hijos se reirían de mí y dirían que aprovecho cualquier ocasión
para hacer una gracieta). Partito.
El ratón que parieron los montes era una cucaracha. Y para
eso, ¡tanto ruido! ¡Y tanto peligro de rencor! Vuelvo a repetir:
¡no me lo puedo creer!.
Por favor, Mariano, no hagas el bobo. Dile
a Cristóbal que haga un cheque, que se asegure
de que haya fondos y, si los bancos no ayudan o la colecta
no sale, que se endeude en 9.376 millones más. Hace poco alguien
de algún ministerio se equivocó y dijo que la deuda era del 99,8
% del PIB, cuando realmente era el 98.9%. Como la diferencia a
favor era de 10.000 millones, que los saque de ahí y aún le
quedan 624.
Como esto se arregla el lunes, Mariano viene a Barcelona el
martes, le recibe Oriol Junqueras y también Artur Mas. Se asoman
al balcón del Palau de
la Generalitat. En la Plaza
Sant Jaume no
cabe mucha gente, pero dos o tres mil personas sí que iremos y
les aplaudiremos y gritaremos eso que leí en una pancarta de
bienvenida a Franco en
1963: "¡Viva
Catalunya. Visca Espanya!". Y los
independentistas y los no independentistas nos abrazaremos
-nunca hemos dejado de hacerlo, a pesar de todos estos pájaros
que revolotean por ahí -. El último abrazo que le di a un
independentista fue el lunes pasado, después de comer en José
Luis.
Todo esto, sin discursos. Por aquello de que un gesto, si es
educado, vale más que mil palabras, sobre todo si las palabras
son ineducadas. Rajoy, Junqueras y Mas saludan a los que estemos
abajo en la plaza, se toman una copa de cava y se van a
trabajar. Mariano, a Madrid. Oriol,
a su despacho, a seguir gobernando. Artur, al suyo, a seguir
obedeciendo a Oriol.
Aún quedan cosas. Falta la segunda parte. El informe que han
mandado a Madrid se titula La
deslealtad del Estado respecto de Catalunya. Balance de
situación. Como el balance ya está arreglado con los
9.376 millones, hay que arreglar lo otro.
A veces, la gente discurre bien. El Parlament ha
pedido la comparecencia de Miquel
Roca, uno de los padres catalanes de la
Constitución española. Miquel ha dicho que la Carta
Magna "tenía
voluntad integradora y que se concibió como un marco flexible
que debía ser interpretado a medida que la realidad fuese
cambiando". Yo, que soy ingeniero y no sé nada de leyes, pienso
que el Tribunal
Constitucional se
creó para determinar lo que está y lo que no está de acuerdo con
la Constitución que firmamos todos. Y para que lo que se pueda y
se deba cambiar se cambie. Y me parece que la Constitución
señala el procedimiento a seguir para cambiarla. O sea, ¿que la
consulta es constitucional? Se hace. ¿Que no lo es? No se hace.
¿Que es vinculante? Vincula. ¿Que es consultiva? No vincula. Por
supuesto, antes de saber sí es constitucional o no, vinculante o
no vinculante, habrá que saber qué nos quieren preguntar. Porque
sí me quieren consultar sobre el derecho a decidir, diré que
quiero continuar ejerciendo ese derecho, que llevo ejerciéndolo
80 años y le he cogido cariño.
Lo que más me gustó de Roca fue que dijo dos cosas: la primera,
que Rajoy no cambia cromos... o sí. La segunda, que las
rupturas nunca le han ido bien a Cataluña.
Estoy muy contento. Si hemos resuelto con tanta facilidad el
tema de los euros, sólo tenemos que resolver lo que estos
señores llaman asuntos 'menos tangibles', y Miquel nos señala el
camino.
Hay que arreglar otra cosa. Es un poco más difícil, pero todo se
arregla. Es el problema de la ordinariez. Ejemplos, los tenemos
a montones por parte de Madrid, que es la mala, y por parte de
Cataluña, que es la buena. En otras palabras, cuando suene el
himno nacional, que así se llama, que no haya un alto cargo de
la Generalitat que, haciendo gala de su exquisita educación,
suelte un corte de mangas, con gran regocijo de unos cuantos
ceporros que le jaleen, entusiasmados. Que no quiero que, cuando
voy a Zaragoza,
alguien me diga que no sabe cómo aguanto en Barcelona, con el
ambiente irrespirable que se vive. Porque no es verdad.
En resumen, que, una vez resuelto el tema económico, lo otro se
resuelve queriendo resolverlo.
He visto que, a eso, algunos le llaman "voluntad política". Yo,
simplemente, le llamo querer arreglar las cosas y no querer
enconar las diferencias que, gracias a Dios, tenemos todos.
Porque eso de que algunos pretendan que todos pensemos como
ellos quieren me repugna. O sea, me da asco.
Y el que sea incapaz de guardar las formas, el que para decir
que le deben 9.376 millones necesite lo del corte de mangas, que
se vaya a su pueblo, a hacer daño a sus vecinos, en vez de
estropear Cataluña.

11/10/2013
Las bombas de humo
Desayuno
con mi amigo de San Quirico. Esta vez no cojo ninguna
servilleta, porque luego se queja de que, en cuanto dice algo,
lo apunto.
Gracias a Dios, y repite, gracias a Dios, no necesita ahora que
ningún banco le preste dinero, y así duerme bien y se despierta
bien y desayuna conmigo bien y tomamos Cardhu al acabar y me
invita.
Pero conoce mucha gente de la comarca que sí necesita
financiación.
Como le he
convencido de que hay que leer todos los días dos periódicos,
uno generalista y otro económico, me asegura, un poco
entusiasmado, pero algo dubitativo, que el
problema de la financiación de las pymes está resuelto.
Que lo que él conoce son pymes pequeñitas, y que no todas tienen
la suerte que tiene él, y necesitan dinero. Que ha leído que un
banco ha prestado miles de millones de euros a miles de
empresas, pero que a sus amigos no les ha llegado nada.
La noticia
de Expansión que
le ha producido entusiasmo, aunque acompañado de una cierta
duda, es que "De Guindos abrirá el capital riesgo y los fondos a
la financiación de empresas". Le parece que debe de ser una
buena noticia, pero no la entiende del todo. Y me dice que, si
se la puedo aclarar, les haría un gran favor a sus amigos, que
le consultan cosas y ante los que tiene mucho prestigio.
Luis ha
presentado el Mercado Alternativo de Renta Fija y ha
dicho que, antes de final de año, lanzará una nueva ley
financiera que, entre otras cuestiones, reformará el capital
riesgo y los fondos de inversión.
Una cosa
que le ha dejado un poco mosca a mi amigo es que estas
medidas servirán para "sortear la sequía del crédito bancario,
que continuará en los próximos años". Lo de la sequía lo sabía
de sobra, pero lo de “los próximos años”, aunque ya lo
sospechaba, le ha dejado un poco perplejo. O sea, que el
ministro da por supuesto que “esto de los bancos” (lo dice así),
no se arregla pronto. (Esto es interpretación mía.
Textualmente, ha dicho: “No tiene arreglo”.)
Saca otro
recorte del bolsillo. Levanta un poco la voz, como siempre que
se pone nervioso, y lee que, al día siguiente, De Guindos dijo
que la reforma bancaria ha sido "muy cara". Y entonces, mi amigo
pierde las formas, y levanta más la voz y los del bar nos miran
y los camareros, disimuladamente, se acercan. Y casi grita:
"Como muy bien dijiste (se refiere a mí), los
bancos forman un cortijo cerrado y, allí dentro, estropean las
cosas,
exigen dinero del Estado, más o menos arreglan sus cosas, los
responsables cobran unos sueldos majos, echan mucha gente,
vienen los de la troika, dicen que les aprueban, vuelven otra
vez los de la troika, dicen que les vuelven a aprobar, y ya
está. Pero de aquello que decían que era su negocio, captar
dinero y prestar dinero, como decía Edit Piaf, rien
de rien.
O sea, nada”.
Después de
impresionarme con su dominio del francés, añade: “Pero, en este
país, ¿quién manda? Ya sé que Rajoy, no. Yo creía que
era Merkel y que era ella la que le daba las órdenes a
Rajoy. Pero ahora pienso que, el primer nivel es Merkel, el
segundo son los bancos y el tercero, Rajoy. Y
no sé si los bancos están por encima de Merkel.
Lo que sí sé es que exigen y exigen y exigen y necesitan y
necesitan y necesitan, y cada exigencia y cada necesidad nos
sale carísima y luego, hay que inventar el Mercado Alternativo
de Renta Fija y esos vehículos que permiten a los
fondos (aquí lee) no sólo
entrar en el capital de una empresa sino, además, otorgarle
financiación a través de préstamos convertibles en capital y
otros instrumentos subordinados, flexibilizando las condiciones
del capital riesgo tradicional”. Y para que nadie piense que
esto se le ha ocurrido a él, dice que la parte que ha leído y de
la que no ha entendido nada es lo que ha dicho un socio de
Cuatrecasas y que, por eso, debe ser verdad.
Ya que
estoy allí, me uno al coro. Digo 'coro' porque, a estas alturas
del desayuno, los camareros y los clientes nos han rodeado y
todos dicen que sí. Aprovecho el buen clima para decir que me
hacen mucha gracia las predicciones de que la economía subirá el
cero, coma, no sé cuántos por ciento, comparadas con las que
dicen que sólo subirá el cero, coma, no sé cuántos (menor que el
otro no sé cuántos). Y vuelvo a repetir que no sé quién es la
economía, que yo pensaba que eran las empresas, pero que parece
que no. Y si resulta que no son las empresas y hay que
inventar lo sustitutos de los bancos porque los bancos tampoco
son, ¿quién es la economía?
Menos mal que el pobre Luis se ha ido al Villamagna a beber agua
(es lo que se ve en la foto, con lo que nadie le puede decir que
no es austero) y ha dicho que 2014 va a ser diferente, porque la
sociedad española (mi amigo de San Quirico y los camareros y los
clientes y yo), y las empresas (unas cuantas que conozco) han
hecho "una corrección más intensa de los desequilibrios".
Una vez
dicho esto, ha pasado el micrófono a otro señor, que ha rematado
la faena diciendo que hay demasiadas pymes. No lo ha
dicho así. Es una libre interpretación que hago yo de sus
palabras, porque considera que el menor peso que tienen en
España las grandes empresas frente a las pymes es uno de los
grandes handicaps de
nuestro modelo.
Los del
bar, que no tienen ni tendrán nunca una gran empresa, pero saben
lo que quiere decir handicap, abuchean a este señor
cuando mi amigo lee sus afirmaciones.
Y
uno de ellos, que lleva una corbata con la bandera estelada, me
entrega dos recortes (¡vaya día de recortes que llevamos!):
En uno de
ellos, Artur Mas dice que “Cataluña siente
afecto por España, pero no confía en el Estado”.
En otro, Oriol
Junqueras, mucho más expresivo, y diciendo lo que le sale
del corazón, clama: "Amamos a España, pero no confiamos en el
Estado".
Y yo pienso
y digo que yo también amo a España y que tampoco confío en el
Gobierno que gobierna el Estado, pero me quedo y no me voy,
porque si todos los que amamos a España y no nos gustan muchas
cosas nos vamos, sólo se quedarán los que no aman a España y eso
me gusta menos.
P.S.
Mi amigo de San Quirico me dice: “Todo lo que dices está muy
bien, pero ¿qué les digo a mis amigos de las pymes pequeñitas
sobre lo del capital riesgo y los fondos, etc.? Porque a mí me
parece una inutilidad”.
Le digo que, cuando yo hice la milicia universitaria en el
Campamento de Castillejos, pertenecía a la Unidad de
Destrucciones. Otro y yo llevábamos las bombas de humo, que
pesaban mucho cuando ibas y mucho menos cuando volvías, porque
resulta que aquel humo pesaba. Las bombas servían para distraer
al enemigo y para que los buenos, o sea, nosotros, pudiéramos
acercarnos a la posición contraria y poner las cargas
explosivas.
También servían para que los de las bombas, una vez lanzado el
humo, pudiéramos sentarnos a la sombra de un árbol y ver cómo se
arrastraban por el suelo los que, de verdad, en una guerra real,
se habrían jugado la vida.
Le contesto
a mi amigo: “Pues
eso es lo que tienes que decirles a tus amigos: que esas cosas
son puras y simples bombas de humo”

04/10/2013
Hay que saber demasiado
En 2014 hay
que pagar 127.000 millones de euros de pensiones. Como hay pocos
jóvenes, con pocos ingresos, y muchos viejecitos, la Seguridad
Social gasta más de lo que ingresa y acumula déficits, un año
tras otro. Tiene unos 60.000 millones ahorrados de tiempos
mejores y saca el dinero de la hucha. Y ya está. Así de simple.
Las pensiones subirán este año el 0,25%. Si el Gobierno las
sube más, para que la oposición se calle, mal hecho. Porque, en
confianza, no tenemos dinero.
Esto, que es
claro y meridiano y, dicho así, lo entiende todo el mundo, se
dice a trocitos. Un día hablan del final de la desindexación;
otro, del tijeretazo, o de que la sostenibilidad está en
peligro. ¡Con lo fácil que sería decirnos que con abundantes
viejos, jóvenes escasos y mal pagados, esto no lo aguanta ni su
padre! Como dicen en mi tierra, no hay vuelta de hoja.
Oli Rehn,
el comisario de Asuntos Económicos de la Unión Europea, ha
tenido una revelación. No ha sido una revelación divina, porque,
una vez más, lo sabíamos. Ha afirmado que España tiene que
reabrir el crédito. No lo ha dicho así de simple, claro.
Estos chicos no tienen muchas ideas propias, y siempre necesitan
apoyarse sobre bases sólidas. Este se apoya: “La historia de la
economía nos enseña que no hay crecimiento económico sostenido
sin financiación”. ¡Toma
castaña con el erudito! ¡Menos mal que lo elementalísimo lo
corrobora la historia económica! Oli, agárrate al puesto,
porque cuando te despidan no vas a encontrar empleo más que en
una frutería. (Y que no se me enfaden los fruteros, por
favor).
Me encontré
ayer noche con una vecina en el ascensor. Pone cara triste.
Espero que me pregunte cómo veo esto. Me sorprende cuando me
pregunta cómo veo esto… qué está pasando en Estados Unidos.
Yo creo que a todos nos resulta más fácil, y más cómodo,
arreglar lo de Estados Unidos que lo de
España,
porque nos cae más lejos. En realidad, nos cae cerca, porque si
ellos van mal, no nos compran y si no nos compran, nuestras
empresas sufren y despedimos personas y más paro. O sea, que lo
que pasa allí sí que me importa.
Como tengo que
resolver el problema en el ascensor y esta señora llega a su
piso antes que yo al mío, le quito importancia a la cuestión y
le digo a mi vecina que esté tranquila, que lo que pasa en América no
es más que un chantajillo de los republicanos que se arreglará,
como todo en la vida, hablando. No hablando desde Kazakhstan a Bélgica,
con lo lejos que están, sino uno en un despacho y otro en el
mismo despacho. Obama le pegará un recorte a la reforma
sanitaria, los otros pondrán cara de sufrimiento ante Obama y
de triunfo ante los periodistas y hala, a ver la Estatua de
la Libertad y el parque Yosemite, que habrán abierto
y se podrán visitar. Y ya está. Ya está con una deuda inmensa de
Estados Unidos.
Y con unos intereses inmensos y con unos impuestos muy
respetables, porque hay que compensar tanto gasto.
Es que todo es
muy fácil. Todo se explica en seguida, porque está basado en
aquella idea tan simple que dice que de donde no hay no se puede
sacar.
Alguien me
dirá que sí se puede sacar: lo que hay que hacer es conseguir
que la Reserva Federal fabrique dinero a espuertas y que
el Banco Central Europeo (BCE) lo fabrique a menos espuertas,
pero bastantes, que ese dinero llegue a los bancos y que los
bancos lo hagan llegar a quien corresponda, o sea, a esos
señores a los que se refiere Oli. En otras palabras, que llegue
a la "economía real", que
nunca he sabido por qué se llama así.
Andamos a
bofetadas con los Presupuestos Generales del Estado, ese
que es uno de los Estados miembros de la Unión Europea y que,
por eso, no puede hacer lo que le dé la gana.
Todos
descontentos, porque yo tenía derecho, y yo también y yo
también. Y a mí me castigas y al otro niño no le castigas. Y a
mí me tratas mal porque me quiero ir de casa. Y así, los políticos,
convertidos de 'clase' en 'casta', de
muy poco nivel, en general, de poquísimo en algunos casos en
particular, y muy cortitos de miras, se dedican a ir diciendo
bobadas, con una consecuencia seria: que hay gente que los
cree.
Ya sé que me
repito, pero es que las noticias se repiten. Pienso que, a
fuerza de repetir, todos nos enteramos. Y, además, tengo un
recuerdo que me llena de esperanza. Cuando, de chaval, trabajaba
en Sastrería La Confianza de
Zaragoza,
me encargaba de la publicidad. Había un anuncio que no sé a
quién se le ocurrió: “La Confianza. La Confianza. Sastrería La
Confianza”, que se repetía 30, 40 veces al día y por el que
nunca nos dieron ningún premio. Pero, con mucha frecuencia, me
encontraba conocidos que me decían: “No hago más que oíros por
la radio. Tendré que compraros algo”.
Por tanto,
repetición, repetición, repetición.
Repetición de
cosas esenciales:
1.- Lo que he
dicho sobre todo lo que no se puede hacer cuando no hay dinero.
Y cuando la capacidad de endeudamiento se ha acabado. Y cuando
los intereses se nos comen.
2.- Lo que he
dicho respecto a que Obama y el otro, Rajoy y el otro,
sólo arreglarán los problemas hablando, o sea, queriéndolos
arreglar. Y, sobre todo, no enzurizando, o sea, no sembrando
discordia, porque la discordia, una vez sembrada, puede
arraigar. Y como arraigue, la hemos fastidiado para siempre.
3.- Que
este modelo de Estado no se aguanta y no hay quien lo aguante,
y desune, y hace daño a esa cosa que llamamos España, a la que
algunos, por lo menos yo, queremos mucho. Lo he dicho mil veces,
pero como ahora estoy en la época de la repetición, lo pongo
para que nadie piense que he cambiado de chaqueta.
4.- Lo que he
dicho sobre tener criterio, que lleva a estar seguro de
que un sistema de pensiones como el actual no se sostiene,
porque con poco joven y mucho viejo, mal vamos.
5.- No quiero
olvidarme, en esta lista de repeticiones, lo de la necesidad
absoluta de ser decentes, porque si no intentamos
arreglar eso, ya podemos hacer maravillas.
Un profesor
del IESE, catalán de auténtico seny, cuando oía
decir alguna patochada, se callaba, sonreía y me decía por lo
bajo: “Leopoldo, sabemos demasiado”.
Esa es mi
ilusión actual: conseguir que la gente “sepa demasiado”. O
sea, otra vez lo del criterio, que haga que cuando oigamos decir
a Fátima que quizá suba las pensiones, pensemos: “¿De
dónde pensará sacar el dinero esta moza?”.
Y cuando Oli
diga que España tiene que reabrir el crédito, le contestemos: “Oli,
no digas bobadas.
España ni abre ni cierra el crédito. Los que abren y cierran el
crédito son la Caja de Ahorros de San Quirico y otras entidades
financieras, con nombres concretos. Esos son los que tienen que
reabrir. Deja en paz a España, tontico”.
Para
acabar, una buena noticia. Las familias españolas siguen
desendeudándose.
Ya sé que algunos lo consideran malo, por lo del consumo. Pero
es un dato buenísimo. A fuerza de repetir, y de sufrir, nos
vamos enterando de que endeudarse para consumir es malo. Y
desendeudarse es bueno, porque te permite vivir más tranquilo,
tener la cabeza más clara, inventar cosas y hasta ahorrar un
poco para montar un negocio o invertir en el de un amigo del que
te fías.
Lo demás me
suena a cuento, aunque estoy seguro de que si Oli leyera este
artículo, que no hay la más mínima probabilidad de que lo lea,
se remontaría a la historia económica para decirme que soy un
ignorante.
En 1954 aprobé
dos asignaturas de Económicas. El nombre de una de ellas era Historia de
la Economía, Fundamentalmente Moderna. Supongo que hoy,
aquella historia debe ser radicalmente prehistórica. Pero estoy
casi seguro de que decía que lo de no dormir pensando cómo
pagarás el crédito es malo.

27/09/2013
Hoy es un día de informes
¡Vaya día! Todos presentan sus informes. O es que la prensa ha
decidido ponerlos todos juntos y que cada uno haga lo que quiera
con ellos. Yo no hago más que decir que hay que tener criterio y
que, para eso, hay que leer sólo dos periódicos, porque si lees
más, te armas un lío. Pero hoy me he armado un lío leyendo sólo
uno. Como consecuencia, he decidido darme vacación y no leer el
segundo periódico, por si se les ha ocurrido poner más informes,
que alguno(s) habrá.
Se me
amontonan encima de la mesa: uno de Siemens, otro de PwC,
otro del
Banco
de Pagos Internacional,
otro de Barclays y una sugerencia delFondo
Monetario Internacional.
Veo, además, dos noticias malas: Panrico, el de los
Donuts, quiere despedir a 1.900 personas; Indo tira
la toalla y no sigue. Parece que lo va a comprar un fondo, pero,
con los fondos, me pasa lo mismo que con los jeques árabes que
dicen que van a comprar el Zaragoza: que mientras no le
vea al jeque firmar un cheque y no vea que ese cheque está
conformado por un banco solvente que haya pasado varios test de
stress, no me lo creo.
Me salto
los informes que hablan de las reformas que tenemos que hacer.
Todos se reducen a lo mismo: que hay que hacer más y que hay
que hacerlas más rápidamente. Me salto los que dicen que
tenemos que avanzar hacia la Economía del Conocimiento y que hay
invertir más en I+D, porque no tenemos dinero y primero hay que
comer y si empezamos por la I+D, igual inventamos algo, pero,
mientras tanto, nos moriremos de hambre.
Y no estoy
diciendo que inventen ellos. Estoy diciendo que nos despertemos
del sueño y que nos demos cuenta de que es verdad aquello de primum
vivere, deinde philosophare.
Esto,
suponiendo que los informes se refieran a la I+D incluida en los
Presupuestos Generales del Estado. La I+D que hace una
empresa, muchas veces copiando la I y apretando en la D, me
gusta. Como me gusta que una empresa, a base de dar muchas
vueltas a la cabeza, ofrezca un muestrario con un enfoque
totalmente distinto al del año anterior.
El informe
de Barclays me hace más gracia, porque dice que quien va a tirar
del carro no va a ser Estados Unidos, sino Europa.
Me hace más gracia porque Europa es mi país, aunque tampoco me
acabo de creer la euforia de Barclays. Y porque seguro que
mañana aparecerá otro informe de otro banco, diciendo
exactamente lo contrario.
Y me gusta
la sugerencia del FMI de crear un seguro de paro europeo,
porque todo lo que suene a más Europa, me encanta.
De acuerdo con lo de las reformas, que creo que se están
haciendo a buen ritmo.
De acuerdo con lo de las reformas estructurales, que creo que se
están haciendo muy lentamente. Pero se van haciendo.
De acuerdo con la unidad de mercado. De acuerdo con la tarjeta
sanitaria común para toda España.
Si,
aprovechando lo de Cataluña, nos metemos con el modelo
de Estado, reforma estructural número uno,
hemos amortizado los esfuerzos de todos los que se esfuerzan (no
los de los que dicen que se esfuerzan, y, en vez de esforzarse,
juguetean con las cosas de comer, en un momento en el queprimum
vivere).
Como
también tengo derecho a escoger mis informantes, leo a San
Pablo. El otro día me dio por San Lucas. San Pablo
también me gusta, aunque, a veces, no se le entiende a la
primera, pero eso le pasaba también a San Pedro y ahí lo tienes,
primer Papa.
He leído
un párrafo que me ha animado mucho. Es de una carta que escribió
a los gálatas, que vivían, claro está, en Galacia, en la Turquía actual. Los
gálatas debían de
ser, más o menos, como nosotros, hablando en gálata, pero como
nosotros. Y San Pablo, que los debía conocer bien, les habla de
"las enemistades, los pleitos, los celos, las iras, las riñas,
las discusiones, las divisiones, las envidias..." Habla de más
cosas, pero me las salto, para que nadie en concreto se dé por
aludido.
Decía que me animaba mucho, porque parece que habla de España.
Otra reforma, sin necesidad de nuevo informe, porque la carta de
San Pablo es muy vieja.
P.S.
1. Seguiré
leyendo el Nuevo Testamento porque me lo paso bien. Me
entero de cosas y hago comparaciones y aprendo.
2. Pero estad tranquilos. En el próximo artículo ya no lo
utilizaré.
3. A no ser que, en algún nuevo informe, lo citen.

20/09/2013
Leyendo a San Lucas
A mí, San
Lucas me cae bien. Era médico y, además, buen escritor. El
otro día leí la parábola del hijo pródigo y, como uno es como
es, se me fue la cabeza a otras cosas.
La
parábola es muy conocida. Un padre tenía dos hijos. El más
pequeño le dijo que le diera la parte de la fortuna familiar que
le tocara. Supongo que se refería a la que le tocara después de
que se muriera el padre. Pero el padre debía estar cansado del
niño y se la dio. Pensaría: "Así me quito a este pelma de
encima". Y
el chaval se fue a un país lejano y allí se lo pasó en grande
"con malas mujeres".
Una cosa
así no podía acabar bien. Crisis, hambre, cuidado de los cerdos,
ansiedad por comer las algarrobas de los puercos…y vuelta a
casa. Y allí, el padre le recibe "comiéndoselo a besos". Gran
festejo, enfado del hijo mayor y normalidad.
Cuando
escribió esto, San Lucas no debía pensar en Cataluña,
porque supongo que entonces no existía, aunque vaya usted a
saber. Ahora, Cataluña ha ido a su padre y le ha dicho que
quiere irse. Han salido a la calle muchos. Hablan de 1.600.000
personas haciendo la Vía catalana, que menos mal que fueron por
la costa, que si llegan a ir por el interior, se me meten enAragón y,
unos hablando lapao y
otros catalán, la organizan.
Hay una
diferencia entre el hijo pródigo y Cataluña: que, en casa del
padre, laConstitución era
él y si el hijo quería irse, que se fuera. Aquí hay una
Constitución, a la que, por lo menos, habría que echarle un ojo,
digo yo. Porque irse "a lo hijo pródigo",
lo que antes se llamaba "irse a la francesa", o
sea, sin despedirse de nadie, me parecería una falta de
educación, y los
catalanes serán lo que sean, pero maleducados, no.
Y esto lo digo yo, que tengo 10 hijos catalanes, 6 yernos y
nueras catalanes y 45 nietos catalanes. Si mi familia hubiera
ido, la Vía catalana llega a un par de pueblos más.
O sea,
que eso del diálogo, que no hubo en la parábola, sería ahora lo
normal. Pero no diálogo por carta, en la que cada uno mide las
palabras, los asesores ponen una coma aquí y un punto y coma
allí, y así queda una carta-bodrio que diga lo que cada uno de
los catalanes y cada uno del resto de los españoles quiera
interpretar.
Sería importante saber qué opinan los catalanes.
En un
programa de televisión, alguien dijo que en el mundo había 1.200
millones de católicos. Al cabo de un rato, se comentó que, en la
visita deBenedicto
XVI a
España, había 2 millones de personas. El presentador
preguntó: "¿Dónde estaban los 1.198 millones restantes?". Y la
gente se rio y aplaudió la gracia.
Pienso que
alguien podría preguntarse al ver las personas que fueron a la
Vía (1.600.000): "¿Dónde
estaban los 5.900.000 restantes?" Unos,
en casa. Otros, de excursión. Otros, en Madrid, viendo
una exposición (amigos míos). Otros, haciendo caca, porque son
muy pequeños (nietos míos). Otros, en casa, de acuerdo con la
Vía. Otros, en casa, en desacuerdo.
Antes me
he referido al resto de los españoles porque hay un personaje,Felipe
González,
que nunca me había caído especialmente bien, hasta que lo
comparé con algún otro de su partido, al que sufrimos unos años,
momento en que mi opinión sobre Felipe mejoró, y mucho. El año
pasado, en una conferencia que dio en Barcelona, dijo: “Vosotros
queréis votar sobre la independencia de Cataluña. De acuerdo.
Pero yo, también”.
Y Francesc
de Carreras, un Catedrático de Derecho constitucional, ha
añadido que deberían votar también los ciudadanos europeos,
porque España forma parte de la Unión Europea y si
algunos de una parte de Españaquieren irse de España, los
europeos también tienen derecho a votar, no vaya a ser que
Cataluña se vaya de la UE y se apunte a la Liga de Estados
Árabes y volvamos a tener a los moros (perdón) en la puerta
de casa.
Otro
tema es el dinero.
El hijo del padre de la parábola debía de tener buena fama. Era
un pájaro, como pudo verse, pero, amparado por su padre, tendría
un cierto prestigio en su pueblo. Sus amigos le reirían las
gracias por ser el hijo de papá. Y, dada su afición por las
mozas, como pudo verse después, las de su barrio le harían todo
tipo de carantoñas, aunque no fuera guapo
guapo,
lo que se dice guapo. Pero tenía estáteres en
abundancia. Y como cada estáter valía
cuatro dracmas y cada dracma era el salario de un día, las
invitaría a copas día sí y día también.
Aquí es
más difícil, porque el padre y el hijo tendrían que sentarse a
hacer cuentas. Con una condición que he repetido muchas veces:
queriendo dejar las cosas claras y no partiendo de la base de
que uno de los dos, o los dos, son unos trileros sin
escrúpulos. O sea, que no me imagino una negociación entre Montoro y Mas-Colell que
empiece diciendo: “Hola, Cristóbal de las narices, aquí
vengo para llegar a un acuerdo. Y deprisita. Porque esos que
chillan ahí abajo, son 1.600.000 personas que, como no me des lo
que exijo, piden la independencia de Extremadura y nos
fusionamos con ellos”. A lo que Cristóbal contestaría: “Andreu, desgraciao,
bastante hago con levantarme a estas horas para atenderte y
darte este café asqueroso que he sacado de la máquina y me ha
costado un euro”.
Acabada
la negociación, el hijo debería sentarse solo y hacer un
balance: lo que tengo menos lo que debo igual a lo que tengo de
verdad.
Si por
casualidad lo que tengo es menos de lo que debo, que todo puede
ser, nueva cuestión: “Cuando me vaya de casa de mi padre, ¿de
dónde saco el dinero? Porque cuidar cerdos no me gusta. Puedo
sacarlo de los impuestos que paguen mis empresas, que son muy
buenas (es verdad), puedo autorizar, previo cobro, al Barça a
que cambie el nombre del Nou Camp y le llameQatar
Generalitat Nou Camp (puestos a
poner nombres, como ya tenemos patrocinador, para qué vamos a
cambiar.) Y así vendrán cataríes y se animará más el turismo…”
Luego
habrá que ver qué pasa con el euro, porque como
la UE no se decida a admitirnos y se pase siete años discutiendo
ventajas e inconvenientes,
y, mientras tanto, no nos preste dinero nadie (hoy somos bono
basura)
ni nos pague las nóminas nadie y tengamos que devolver 45.000
millones de euros (o así) en pesetas, a ver de dónde los
sacamos, majos.
Después,
otra cosa: el sistema financiero catalán. La Caixa es una
entidad más o menos seria (o sea, como las demás), pero con una
importante parte de su negocio en el extranjero, o sea, fuera de
nuestras fronteras (las de Cataluña). Y sacar el dinero de La
Caixa y llevárselo al Santander, por ejemplo, es tan
fácil…
También
habría que ver qué estructura debería tener el nuevo Estado:
1.- No necesitaríamos Casa Real, con lo que los autores
de los libros contra los malvados Borbones se hundirían
en la miseria. Pero nunca llueve a gusto de todos.
2.- Consell
Superior de Justícia,
ya tenemos
3.- Parlament,
ya tenemos
4.- Govern. Habría que ver cuántos ministerios
necesitaríamos:
a) El de Defensa, no
b) El de Administraciones Públicas, no
c) Relaciones exteriores. Ya tenemos embajadas. Harían falta más
d) Sobraría el Delegado del Govern en Madrid
e) Etc.
5.- Sobrarían los representantes de partidos catalanes en el Congreso
de los Diputados
6.- Etc.
Luego
tendríamos que plantearnos cómo se controla todo lo anterior, no
vaya a ser que, ahora que se han ido los malos y nos hemos
quedado solo los buenos, algún bueno quiera seguir haciendo
cosas malas. Que los hay.
Y sería
muy triste que, después de gastarnos el dinero con malas mujeres
(es un símil), tuviéramos que forrarnos de comer algarrobas, que
me dan mucho asco y por eso no las he probado nunca.
Sería
terrible que, al cabo de un tiempo, muertos de hambre,
tuviéramos que volver a la casa paterna, porque no sé si el
padre nos recibiría con cariño.
Y los sucesores de los sucesores de Artur tendrían que
hacer una eliminación de estatuas de Artur por todo el
territorio antes independiente y encargar a prestigiosos
historiadores que reescribieran, una vez más, la historia,
diciendo que Arturo Mas, que volvería a llamarse entonces así,
fue un español, quizá madrileño, quizá (¡horror!) borbónico, que
quiso arruinar a Cataluña, haciéndole emprender un viaje a lo
desconocido.

13/09/2013
No conseguimos el pedido
Cuando yo
trabajaba en mi empresa de consultoría, siempre estaba a la
espera del pedido gordo, el que nos daría trabajo unos años, el
que nos permitiría contratar gente, el que traería dinero a
espuertas.
Lo llamábamos EL pedido.
Me he
vuelto mayor. El 7 de este mes cumplí ¡80 años! Uno de esos
buenos amigos que tengo me felicitó, diciéndome que ahora
entraba en mi segunda juventud. Pensé que sí, que ahora entraba
en mi segunda y definitiva juventud.
Ese mismo
día, mientras esperaba para cenar con los 70 miembros directos
de mi familia -una gozada inmensa-, me enteré de que España
había sido eliminada en la primera ronda de la votación para la
elección de la ciudad donde se celebrarán los Juegos Olímpicos
en 2020.
Me hacía
mucha ilusión que estos Juegos vinieran a España (he
dicho España, no Madrid).
Me dio pena, porque los que habían intervenido, desde el
Príncipe hasta el último cuyo trabajo no se vio, pero que allí
estaba, lo habían hecho muy bien.
Ana
Botella, también, por supuesto.
Quizá lo del café con leche no fue un acierto, pero a
posteriori acertamos todos.
Me acordé de mi empresa de consultoría. Alguna vez, algunas
veces, llegó EL pedido, gracias a Dios. Nos vino muy bien
económicamente, por supuesto, y también nos vino bien en eso de
la autoestima, que ahora nos gusta tanto decir y que, por lo que
veo, a algunos les molesta y prefieren el autodesprecio.
Estoy
convencido de que en la preparación de la candidatura se ha
hecho un trabajo buenísimo. Creo que todos los que han
intervenido se han matado a trabajar. El pobre Mariano, después
de aguantar a los del G20 en San Petersburgo, voló a Buenos
Aires. Estuve mirando cómo se va desde San Petersburgo a Buenos
Aires. Al final, me rendí. Vayas por donde vayas, es un palizón.
En mi empresa, cuando no conseguíamos EL pedido, había peligro
de desmoralización. Ahí es donde yo me volcaba, para que la
gente siguiera trabajando con todo empeño y buscando pedidos que
no eran EL pedido, pero que también nos daban de comer.
Señores, hay
que seguir trabajando.
Que no me vengan con dimisiones. ¡Que se vaya la alcaldesa! ¿Por
qué? ¡Que se vaya no sé quién! ¿Por qué?
A veces pienso que esos que dicen esas cosas no han visto una
empresa ni desde la acera de enfrente. Cuando en una empresa no
se consigue algo, aquello no es un fiasco. Aquello es que no se
ha conseguido algo. Entonces, lo que se hace es tirar para
adelante, echar horas de trabajo y de esfuerzo, y seguir. Nadie
echa la culpa a nadie, porque eso es muy fácil, sobre todo para
los que no hemos intervenido.
¡Claro que yo no tengo la culpa! Porque nadie me pidió que
interviniera, cosa que fue un acierto, porque de Juegos
Olímpicos no sé nada, e igual organizo los encierros de San
Fermín, de los que, por cierto, tampoco sé nada.
No más
Juegos Olímpicos
Los Juegos nos habrían venido muy bien, de acuerdo. Pero si
seguimos dándole al mazo, dándole vueltas a la cabeza y seguimos
intentando hacer cosas, saldremos adelante. Con esfuerzo, sin
dormir, pero saldremos.
He dicho
intentar cosas, no reintentar que nos den los Juegos. En
las empresas hay un peligro, que es el de enamorarse del
producto. Esto lo aprendí de mi hijo Carlos, que, cuando yo me
empeñaba en decir que algo que ofrecíamos era muy bueno y que
los clientes no me entendían, me decía:“Papá,
no insistas, que, por alguna razón, ese producto no le gusta a
la gente”.Por
tanto, más Juegos Olímpicos, no. Pero no, en España, no sólo
en Madrid. No vaya ser que ahora, en Ceuta y Melilla,
queramos repetir la aventura olímpica.
Y sobre
todo, no echar la culpa al tongo, a lo malos que son los que
nos tenían que elegir, a que nuestro inglés no es bueno. No.
Más Juegos Olímpicos, no. Hay millones de cosas por el mundo que
nos darán de comer y nos ayudarán a salir adelante. (Como es
natural, no me estoy refiriendo a ese bodrio llamado Eurovegas
ni a la copia del bodrio, llamada Barcelona World).
En casa siempre he procurado hacer caso a mi mujer. No por esa
tontería de que ya se sabe quién manda. No. Simplemente, porque
cuando ves que alguien, en este caso mi mujer, dice algo y
acierta y luego vuelve a acertar y luego acierta otra vez, le
haces caso.
Ella
siempre me ha recomendado: “Fíjate en lo que diga Julio
Iglesias”. Y
me fío. Y recuerdo una canción en la que habla de “tantos
fracasos, y tantos intentos”.
Ahí está
la clave: en los intentos. Los fracasos sirven para aprender, y
no para amargarse la vida y menos, para decir, viendo los toros
desde la barrera: “Ya lo decía yo”.
O sea, a todos los que han intervenido: lo habéis hecho de
fábula.
Pero eso era lo fácil. Ahora lo tenéis -lo tenemos- que hacer de
fábula. Y es más difícil porque nos puede parecer que es cuesta
arriba. Pero siempre lo fue.
Y si, con
esto de los Juegos, hemos vuelto a aprender que no somos los
amos del mundo, ni los más listos ni los más guapos, sino que,
simplemente, somos,que
ya es bastante, ¡bendito fracaso!
P.S.
Espero que, después de que ya todo el mundo sabe que tengo 80
años, mis amigos de El
Confidencial cambiarán mi perfil biográfico, en el que se
dice que soy un chaval de 75 años, etc. Si quieren mantener lo
de chaval,
me hará mucha ilusión. Pero lo de los 80 habría que ponerlo,
para que la gente no piense que me planté en los 75 y de ahí no
me mueve nadie.

Hace unos días, Mariano y Mª Dolores, que suelen estar
bien informados, porque para algo ocupan los puestos que ocupan,
nos aseguraron que los datos del paro del mes de agosto iban a
ser buenos, los mejores para ese mes desde el año 2000. Los dos
estaban muy serios cuando lo dijeron. Les creí. Feliz, pensé:
¡por fin!
Salió la cifra. El paro ha bajado en ¡31
personas!
No me parece serio. Estos chicos me aseguran que “esta
estabilización es positiva”. Peor
aún, me entero de que “los datos del paro provocaron una
alegría contenida entre los miembros del Ejecutivo”. ¡Contenida,
naturalmente! ¡Pero si sólo ellos son más de 31!
Sigo pensando que hay que echarle seriedad a la vida. Sigo
pensando que no hay dos clases de personas en España: los que
gobiernan y los idiotas. Porque, si fuera así, los que
gobiernan antes fueron idiotas y lo volverán a ser en cuanto les
echen del Gobierno, aunque pasen al Senado.
¿Que las cosas parece que empiezan a ir ligeramente mejor?
Parece.
¿Que nos queda mucho camino por recorrer? Seguro.
¿Que el crecimiento no es algo que surja de la varita mágica del
hada buena de la Cenicienta, la que la vestía de princesa de
golpe? Seguro.
¿Que las empresas lo siguen pasando mal? Seguro.
¿Que la reforma laboral pretende flexibilizar, o sea, dar más
libertad al contratador en sus relaciones con el contratado?
Seguro, y me gusta.
¿Que estamos exportando porque han bajado los costes laborales,
o sea, porque la gente cobra menos? Seguro.
¿Que, o se arreglan los bancos (esta es la vez número 1.622 que
lo digo y no acabaré este artículo sin decirlo por vez número
1.623), o el crecimiento no se producirá, y, en su lugar, se
generará encogimiento? Seguro.
Nunca hemos hablado con ecuanimidad
Empezamos siendo “un imperio en el que no se ponía el sol”. Pasaron
los años y nos convertimos en “la reserva espiritual de
Occidente”. Apareció
la corrupción y decidimos pasar a ser la reserva
socio-económico-política; nos dijeron que íbamos a pasar a
Italia, luego a Francia, luego a Alemania y, en cuanto se
descuidara, a Estados Unidos.
Después, no había crisis y al pobre Pizarro, que se le ocurrió
decir que sí que había, Solbes se lo cargó en un debate por
televisión que yo siempre he pensado que lo ganó Pizarro por
goleada.
¿No hay nadie que discurra bien aquí? Los
del partido que gobierna dicen su serie de tonterías. Los de la
oposición esperan pacientemente su turno de decir tonterías, no
de gobernar. Mientras tanto, dicen algunas, como ejercicio de
precalentamiento.
No sé qué pasa en la puerta de la Moncloa y en las puertas de
los ministerios, porque, en general (supongo, no sé, que hay
excepciones), parece que, en cuanto las atraviesan, llegan a su
despacho y se sientan, se ponen a discurrir qué tontadas van a
decir. Y como discurren mucho y tienen muchos asesores, las
tontadas son infinitas. Pero falsas.
Es bueno que la prima de riesgo baje.
Yo creo que baja porque se fían más de nosotros, lo que me
parece muy bien. Suben las exportaciones. Ya he dicho por qué.
El turismo, fenomenal, de cine. Hay que mimarlo.
En Europa, la unión bancaria saldrá. Nunca se puede decir que,
en la UE, algo saldrá pronto, porque la experiencia nos dice que
pronto, aquí, no sale nada.
Pero hay detalles que me ilusionan. El detalle de hoy se refiere
a los bancos (¡ya he llegado a la vez número 1.623!).
La unión bancaria está en marcha.
Repito, lentamente. Ahora discuten elBCE por un lado y,
por otro, la Comisión Europea y el Bundesbank, que
es más que la Caja de Ahorros de San Quirico.
En 2014, el BCE empezará a ejercer como supervisor de las
entidades financieras de la Unión Monetaria Europea. (No
me gusta lo de “en 2014”.Me gustaría un poco más
de concreción. Por ejemplo, el 23 de abril, fiesta de Aragón).
En 2015, la Comisión Europea quiere crear una Agencia
independiente encargada de rescatar o liquidar los bancos en
crisis. También me gustaría que hubieran concretado un poco más
la fecha.
El BCE quiere ser supervisor y rescatador-liquidador
La Comisión Europea y el Bundesbank quieren que el BCE sea el
supervisor y la Agencia independiente, la que rescate o liquide.
Prefiero la separación de responsabilidades,
porque todavía me acuerdo de que el BCE tiene por mandato
controlar la inflación y si le exigimos también que rescate o
liquide, le pueden entrar unas ganas enormes de enchufar la
máquina de fabricar billetes, para rescatar o para poner guapo a
un banco antes de liquidarlo.
Estas son buenas noticias. Poco a poco, Europa se va “construyendo”.
Vuelvo a repetir lo que me dijo hace años un profesor en Estados
Unidos: “El proceso de construcción de Europa será largo”.
A veces, me parece que está siendo larguísimo. Paciencia, que
estamos en el buen camino.
Mientras tanto, chavales, pocas tonterías, por favor

31/08/2013
Lo real, lo irreal y la Supercopa de España
Estamos en
época de lamentaciones: Grecia nunca debió entrar en el euro
y lo mejor sería que se fuera, acompañada por Chipre.
Yo, que no entiendo mucho, pienso que eso es verdad y por esa
razón me preocupa que vengan países que no aportan
nada, entrando en la familia como el que se casa con la rica
heredera, a ver qué es lo que puede sacar. Y también me preocupo
cuando veo otros países -Turquía,
por ejemplo-, que no deberían entrar nunca en la Unión
Europea, porque, en confianza, no son europeos.
España está
en la Unión Europea y nunca nos iremos. Que no se
hagan ilusiones los partidarios de abandonar el euro, porque ni
nos iremos ni nos echarán. Sí que nos apretarán las tuercas -ya
lo están haciendo, y seguirán-, porque, una vez establecida la
seriedad en forma de reducción del déficit, viene el pago de la
deuda; cuando oigo que los bancos alemanes quieren cobrar, es lo
normal: todos los bancos y todas las tiendas de comestibles
quieren cobrar. Y si la tienda a la que se le fue la mano fiando
a sus clientes ahora les dice que no les vende más si no pagan,
y si esa tienda es la única panadería del barrio, el cliente se
queda sin pan, que es muy triste, pero es.
Hay quien dice
que Merkel perderá las elecciones próximas. No las
perderá, porque tiene lo que ahora se llama "hoja de ruta", nombre
sofisticado que oí por primera vez a Colin Powell,
secretario de Defensa con Bush hijo, no sé si para entrar
en Irak o para salir de Irak, porque los iraquíes tenían
unas armas terribles, de las que nos enseñó fotos, que luego
resultó que eran falsas, pero ya habían entrado en Irak y no era
cosa de decir ahora me vuelvo.
Mientras
tanto, la Reserva Federal americana, a quien todos
llamamos cariñosamente "la Fed", duda entre continuar fabricando
dinero a mansalva (85.000 millones de dólares al mes) o fabricar
dinero más lentamente (65.000 millones, que tampoco está mal).
Bernanke dice
que igual sí, igual no, y que no sabe lo que hará su sucesor,
porque él se va a casa. Parece que Larry
Summers tiene
muchas probabilidades de sucederle. Tendrá que aprender a
callarse, porque, siendo rector de Harvard, dijo alguna
tontería muy tonta respecto a la capacidad intelectual de las
mujeres.
Entre dimes y
diretes, los mercados se ponen nerviosos. El nerviosismo se
traduce en que los que habían prestado dinero a Brasil porque
los brasileños pagaban más intereses que Estados Unidos,
ahora se lo llevarán a Estados Unidos, que los subirá.
España, en
este lío. Con una hoja de ruta que elegimos hace muchos años y
que nos lleva a Europa. A esa Europa que muchos dicen que
se construyó al revés, empezando por el euro, o sea, por la
unión monetaria, en vez de por la unión fiscal, la unión
bancaria…hasta llegar a la unión política.
Es posible que
tengan razón, pero no hay marcha atrás y lo hecho, hecho está.
Nos hemos acostumbrado al euro. Al principio, yo traducía a pesetas,
pero dejé de hacerlo cuando me di cuenta de la brutal
inflación que se había producido y que, en bastantes casos
habíamos producido nosotros, no los 'mercados', al
correr la coma dos decimales a la izquierda (café de 100
pesetas, café de 1 euro. Igual a 66,386 % de aumento de precio)
Me parece una
pérdida de tiempo lamentarnos por lo que se hizo y por cómo se
hizo. Y otra pérdida de tiempo discutir lo que se debía haber
hecho, porque, a toro pasado, todos toreamos bien. Y hasta nos
adornamos.
Como faltan
muchas cosas y si nos ponemos a hacerlas todas a la vez, no
haremos ninguna, yo centraría todos los esfuerzos en la unión
bancaria. Porque si consigo que la banca europea funcione
bien, habré resuelto muchas cosas. Eso es urgente. Ya sé que los
mecanismos de toma de decisiones de la Unión Europea son lentos
como un elefante. Pero hay que acelerarlos, como sea. Porque
el crédito sigue cayendo y, así, ni crecimiento, ni recuperación
ni nada.
Me gusta que Draghi haya
empezado a hablar claro. Hasta ahora, a algunos nos costaba
entenderle.
Ha dicho que
el tipo de interés seguirá al 0,5 % "durante un período
prolongado". Es
un lujo que se puede permitir, porque la inflación ahora no le
preocupa (ni a él ni a nadie).
Ha dicho que
en la facilidad de depósito -la hucha donde los bancos
pueden poner el dinero captado al 0,5 % durante un día, y que yo
tengo la sensación de que lo ponen a más de un día y más de dos-
les seguirá dando un interés del 0 %, y que está pensando
cobrarles (en ese caso, el BCE copiaría la'comisión
de mantenimiento'; aquí
nadie inventa nada).
O sea, que
ahora, a comienzos de curso, la situación es:
1- Liquidez
abundante por parte del BCE.
2- Posible
castigo a los bancos que dejen el dinero en la facilidad de
depósito.
3- Avance,
lento, pero avance, hacia la unión bancaria, o sea:
a)
supervisor bancario único (adiós Banco de España y
similares)
b) Fondo
europeo de garantía de depósitos
c) fondo
europeo de rescate para resolver los problemas de los bancos en
malas condiciones
d)
acceso directo de la banca en dificultades al Fondo europeo de
rescate sin necesidad del aval del Estado correspondiente
4- Nuestros presupuestos ya
se aprueban en Bruselas.
5- Los
presupuestos de nuestras comunidades autónomas están
condicionados por el presupuesto que Bruselas impone a España.
6- Desendeudamiento de
las familias y de las empresas, que han visto las orejas al
lobo.
7- Futuro
desendeudamiento del Estado a partir de 2016, cuando se haya
puesto bonita la economía, llegando a un déficit del 3 % sobre
el PIB.
8- Deberían
exigirse menos requisitos de capital a los bancos, con el
fin de quitarles excusas para no dar créditos.
Al lado de
todo esto, cosas que no tienen ninguna importancia, pero que
sirven para entretenernos:
1- la compra
de Bale por el Madrid por 100 millones.
2- la compra
de la camiseta del Barça por Qatar Airways por 96
millones.
3- la compra
de la camiseta del Atlético de Madrid por Azerbaiyán, que
algo habrá pagado, y que ha hecho, que, a primera vista, la
Supercopa de España se haya jugado entre Qatar y
Azerbaiyán (ganó Qatar).
4- la
recomendación hecha por algún bobo a Grecia de que venda laAcrópolis y
otros monumentos para pagar sus deudas.
5- la
tasación que han hecho de la Casa Blanca en 319.706.250
dólares (el colmo de la precisión), pensando, supongo, que si
Grecia vende la Acrópolis, yo vendo la Casa Blanca, sin mover de
su sitio ni el monumento ni la casa, que por cierto, valen más
que el Barça y Bale juntos.
6- la
liquidación de jugadores de mi equipo, el Zaragoza,
mientras su entrenador, buena persona y perfeccionista,
"suplica" que le contraten "un central, a ser posible de perfil
zurdo".
Son dos
mundos. Aquí sí que es verdad lo de la economía real y
la irreal.
Es más cómodo
preocuparse por la irreal -Bale,
Barça, Azerbaiyán y el central de perfil zurdo-. Y nos
preocupamos. Y si no viene Bale aquella noche no dormimos. Si
viene, los que no duermen son un jugador que tendría que
bascular hacia la derecha, y lo que sabe hacer es bascular hacia
la izquierda, y otro que, sin bascular, se va al banquillo y
empieza a buscar club, y hace bien.
Todo lo que
sea divertir al personal es bueno. Pero el personal no es
idiota, porque, de un modo o de otro, va adquiriendo
criterio. Y hay que explicarles (nos) bien las cosas de la economía
real,
porque las de la irreal,
con unos cuantos periódicos, la tele y la radio, tenemos para
doctorarnos.
O sea, Mariano,
a explicar la hoja de ruta. A decir que lo del euro quizá fue
precipitado, pero ahí está. Que lo de la unión bancaria va muy
lento, pero va. Y que cuando se implante, podremos hablar del
grifo del crédito. Que lo del desendeudamiento es bueno. Que
todavía faltan 3 años para cumplir con una de las condiciones
que firmamos en Maastricht, que el déficit sería el 3 %
del PIB, o sea, 30.000 millones en lugar de los actuales 70.000.
Que procurará que, de aquí a entonces, no suba la deuda. Que, a
partir de entonces, habrá que empezar a desendeudarse, o sea, a
amortizar todo lo que podamos, hasta 600.000 millones, que es a
lo que nos comprometimos en esa dichosa ciudad holandesa.
Y, por favor,
que no se nos olvide, Mariano, Alfredo, y todos los
demás: que la inmoralidad rampante actual no vale. Decidlo y,
sobre todo, hacedlo. Y que los vuestros lo digan y lo hagan,
que así nos lo creeremos. A veces, cerrando los ojos, pienso que
estamos en Dinamarca, porque aquí hay algo –mucho-
podrido.
Y, por favor,
jura ante la Biblia que, aunque los griegos vendan la
Acrópolis, nosotros nunca venderemos el Pilar.

23/08/2013
Yo también tengo normas
Mis suegros, padres de 10 hijos,
eran majísimos. Cuando empecé a ir a su casa, me resultaba
difícil orientarme (era hijo único). Poco a poco, me fui
acostumbrando, y, ahora, cuando en San Quirico no hay 20
personas, entre hijos, nietos y amigos, tengo una sensación
angustiosa de soledad.
En casa de mis suegros había normas.
La gente puede pensar que eso es lo natural en una familia
numerosa. Yo también lo pensaba hasta que me casé, los hijos
fueron llegando y nuestra casa se convirtió en lo que un
periodista calificó de "caos organizado". Ni
normas, ni nada. Y las que podía haber, no estaban escritas, con
lo cual era más fácil cambiarlas.
Una de las normas de mis suegros
era que en las comidas no
se podía hablar ni de religión ni de política.
Les debía de dar miedo que las discusiones se enconasen y que
los hermanos se olvidaran de lo principal, que era quererse.
Cuando ahora les veo reunirse una vez al año simplemente para
demostrar y recordar que siguen siendo hermanos, me hace mucha
ilusión.
Ya he dicho que en
mi casa no hay normas. Las comidas siempre son
una sorpresa, porque nadie sabe sobre qué se va a discutir en
cuanto sirvan el primer plato (en cuanto lo sirvan los hombres,
porque en mi casa, las mujeres no se levantan a la hora de
comer, una
norma).
Con tanta gente, cada
uno piensa como quiere y,
peor aún, lo dice. Digo "peor aún" porque, de vez en cuando,
alguno "se tira a la piscina" y
dice muy serio algo que hace estallar la discusión
inmediatamente. Y, además, lo hace con toda la intención,
porque, muchas veces, me mira y me guiña un ojo, como diciendo:
"Ya verás cómo entran al trapo".
Y entran. Siempre. No hay trapo
que se quede ondeando en el aire. Entran.
Ayer, no sé por qué, se me ocurrió
decir una palabra: Rajoy. ¡Nunca
lo hubiera hecho! Había bastantes no partidarios del pobre
Mariano: porque nos engañó en el programa electoral, porque se
pliega a todo lo que diga la jefa Merkel,
porque es gallego y ejerce, por lo de Bárcenas y
los pagos en negro…
Mis hijos tienen una ventaja: que
dicen lo que piensan y que, además, lo dicen gritando y con cara
de que se lo creen. Así no tienes ninguna duda: son
transparentes como el agua de un arroyo cristalino.
Alguno no es imparcial, porque los
recortes le han llegado al alma, pasando por el bolsillo.
En la discusión, mi mujer y yo no
solemos intervenir. De vez en cuando, nos miramos y sonreímos.
En plena cena, iban llegando otros
hijos, que se incorporaban en marcha a la discusión, sin saber
muy bien de qué iba. Pero como el objetivo era discutir, tampoco
tenía mucha importancia el tema.
Me gustó que nadie se metió con
nadie en lo personal. Ninguno dijo a otro: "Claro, como a ti te
van bien las cosas..." No.
En el fragor de la batalla dialéctica, había una norma (ya
llevamos dos): la del respeto
a la personacon la que no estás de acuerdo.
En mi casa, se bendice la mesa al
empezar a comer o a cenar. Por tradición, bendice el más pequeño
que sepa hacerlo (más
normas). Al acabar, damos gracias. Esa oración
la rezo yo y marca el momento en que el que tenga sueño o ganas
de irse, se va.
Ayer, cuando la discusión estaba
en todo su esplendor, mi mujer dijo: "¿Rezamos?". Todos se
callaron, yo di gracias, ella se levantó, dijo buenas noches,
echó un beso a todos porque si se pone a besuquear uno por uno,
aún estaría, y se fue. Aguanté cinco minutos y también me fui.
Una de las hijas, cuando me iba, me dijo en voz muy baja:
"Cobarde, sacas el tema y te largas sin decir lo que piensas". A
esa sí que le di un beso.
Me quedé en el despacho unos
veinte minutos, contestando unos correos que me habían llegado.
Salí y me encontré a los discutidores tumbados en unos sillones
muy cómodos que tenemos, viendo la tele y riéndose juntos.
Y me fui a la cama feliz.
Porque, en casa, cada
uno piensa lo que quiere y cada uno habla cuando quiere.
Pero como se quieren, se respetan.
Estamos a punto de volver de
vacaciones. El juez Ruz ha
cogido unos días para descansar. Rubalcaba calienta
motores para ir a por Rajoy vía Bárcenas. El matrimonio
Rubalcaba me cae bien. Como no tienen hijos, es una pareja a la
que invitaría a cenar a San Quirico, sin
normas ni guion preescrito. Y nos reiríamos y,
después de dar gracias, ni mi mujer ni yo nos iríamos a dormir
porque los invitados siempre se merecen un respeto, y nos
quedaríamos hasta las tantas hablando todos y de todo, antes de
reírnos juntos viendo la tele.
Siempre he pensado que los
políticos que se atacan violentamente, cuando se encuentran en
un bar, se dan un abrazo y se toman un café juntos. No sé si
todos, porque algunos se toman lo del odio en serio. Pero creo
que bastantes, porque como, de un modo u otro, son empleados de
la misma empresa (la nuestra), tienen que confraternizar.
Lo que no me gusta es la sensación
que dan de odio a muerte, porque como la gente
es como es, o sea, somos como somos, a veces podemos pensar que
hablan en serio y nos lo creemos. Y decimos que si Griñán está
metido en lo de los ERE andaluces, es un impresentable (palabra
que, por lo menos, en mi familia, se ha convertido en la palabra
del verano.) Y si Bárcenas y Millet son
lo que parecen, son unos impresentables. Y si no te unes a la
cadena humana de la independencia, que va a rodear Cataluña,
llegando si te descuidas a La Rioja y Cantabria,
no eres un buen catalán (certificado que no sé dónde se expide
ni qué condiciones has de tener para conseguirlo).
Todo lo que conduzca a desunión, a
insultarse, a
enfrentarse con el otro es malo, aunque me juren
que es bueno y que conviene recordar todo lo que no se sabe si
nos hicieron, pero que hemos decidido que nos lo hicieron. Y es
muy malo -lo he dicho mil veces, y lo repetiré otras mil- lo de
"yo perdono, pero no olvido", porque
eso significa que no perdonas.
Me molesta el odio y la ceporrez.
Ahora, una pobre señora que trabaja comodelegada
del Gobierno en Madrid ha
tenido un accidente de moto, muy grave. Algunos tuits son
repugnantes. Dicen
que Twitter es una red social. Red, puede ser, pero social, no.
Porque con semejantes socios no quiero estar.
A esa gentuza, que se esconde en
el anonimato, no la invitaría a cenar. Y si vinieran, no les
dejaría hablar, porque nos estropearían la cena con su baba
asquerosa y, lo peor, no podríamos reírnos juntos, viendo la
televisión.
Que yo también tengo normas.

16/08/2013
Nunca nadie dijo que sería un camino de rosas
Mejor es 100,70 que 100 (Alemania).
Mejor es 100,50 que 100 (Francia).
Mejor es 101,10 que 100 (Portugal).
Peor es 99,90 que 100 (España).
Es verdad. Las noticias que nos
vienen de los que saben, son buenas enEuropa,
aunque todavía flojas en esa nación de Europa que se llama
España.
Aquí, de envidia, nada. Si
les va bien a ellos, nos irá bien a nosotros,
porque los de esos países vendrán de turismo a España, ayudados
porEgipto y Siria,
que, con todos sus líos, se han cargado el turismo y, mucho
peor, se han cargado muchas personas. Los que vengan, además,
nos comprarán cosas y como, apurados por la mala situación,
nuestros precios se están poniendo 'exportables', les
venderemos y, poco a poco, gracias a ese bendito invento que se
llama Europa, iremos saliendo adelante.
El malvado Olli
Rehn, a quien en el artículo de la semana pasada
le sugerí que mejor estaría callado, no me ha hecho ningún caso,
como era de esperar, y ha hablado: "Espero
que no habrá declaraciones prematuras de autosatisfacción
asegurando que la crisis ha terminado, porque todos sabemos que
quedan todavía importantes obstáculos que superar".
¡Bien dicho! O sea, que Hollande, Passos
Coelho, Rajoy,
etc.: o decís que estamos en el buen camino, pero que aún falta
mucho, o a callarse.
Después, Olli ha dicho una bobada.
Se ha referido a “una generación perdida” en España y Grecia.
Allá los griegos con sus cosas, pero no quiero admitir lo de la
generación perdida para España. Porque veo amigos de 18 a 50
años, esforzándose por salir adelante, y a mis nietos luchando
(uno acabó la carrera en junio y empieza a trabajar en
septiembre) y a comerciantes amigos luchando y me invitan a
presentaciones de empresas en las que se juegan sus pocos euros
esos que no nos atrevemos a llamar empresarios y les llamamos
'edulcoradamente' emprendedores. Y veo al vecino del piso de
abajo, que trabaja simultáneamente en un hospital de Barcelona y
uno deNueva
York. Y como lo veo, no me da la gana de hablar
de una generación perdida.
Por supuesto, no estoy de acuerdo
con Letta,
el primer ministro italiano, cuando, en una carta a un
periódico, hace un par de meses, se
disculpa ante los jóvenes emigrantes en
nombre de la clase política por no haber hecho lo necesario para
que les lleven el sueldo a su casa, donde sus papás y sus
abuelitos les cuidarían mucho y les arroparían bien cuando se
fuesen a la cama.
Olli, te has vuelto a columpiar otra vez.
Y a un comisario, o sea, a un ministro de mi Europa, se le
permite que se columpie una vez, porque somos humanos. Dos
veces, se le permite a regañadientes. Tres veces, no se le
permite en absoluto y se le echa a la calle. O sea, majo, te
queda una. Sé prudente, porque, como dicen en mi tierra, 'cada
vez que hablas pasa un carro'.
O sea, que una parte de Europa va
mejor, porque Alemania crece el 0,7 %; Francia, el 0,5 y
Portugal, que todos decíamos que era un desastre y que lo que
había que hacer para salvarle era convertirle en la autonomía
número 18 de España (¡qué horror para los portugueses!), después
de obedecer las órdenes de Merkel,
y de chillar y de rebotarse, va y sube el 1,1 %. O los que hacen
las cuentas se han equivocado, que bien pudiera ser, o
resulta que lo que les mandaron que hicieran salió bien.
A trancas y barrancas, Europa está saliendo del
atolladero. Y España es un trocico de Europa. Si aspiramos a ser
un trocico majo, iremos bien. Y si aspiramos a ser los más
listos, guapos y envidiados por todos, iremos mal.
La prima
de riesgo está
bajando. El año pasado, por estas fechas, estaba a 600 o así. O
sea, si Alemania pagaba unos intereses del 1,5% para que le
prestaran dinero, nosotros pagábamos lo de Alemania más 6, o
sea, 7,5. Y eso significa no sé cuántos miles de millones de
euros de intereses y no lo aguanta ninguna subida de impuestos
ni recortes de gastos por muy brutales que sean.
Ahora la prima de riesgo está en
259,9 puntos básicos, o sea, que pagamos
intereses superiores en 2,599 a los que paga Alemania.
Además, la gasolina ha
bajado, aunque no sé por qué. Dicen que la bajan los lunes, para
poder presentar estadísticas decentes. Pero cuando escribo esto
es jueves y sigue baja. Cosas que pasan.
Por el contrario, la luz ha
subido. Y subirá. Y subirá. Estoy estudiando lo del déficit de
tarifa y casi lo entiendo. Para estudiar algo, lo que hago es
escribir un artículo sobre eso. Si lo entiendo, lo publico. Si
no, digo que está "en preparación", que
es como está ahora. Algún día lo publicaré. Si Dios quiere.
Como la prima de riesgo baja, la bolsa sube,
porque ahora, a los inversores les interesa menos prestar dinero
al Estado,
más seguro en teoría, que comprar acciones, que tienen más
riesgo pero no mucho, con la condición de que las acciones sean
de empresas serias, llevadas por gente honrada, lo cual, de
entrada, elimina unas cuantas.
Por tanto, Olli, no digas bobadas.
El panorama es complejo. Como siempre.Nunca
ha habido panoramas fáciles. Quizá hayan sido
fáciles para algunos personajes que se han dedicado al
maquiavelismo financiero-estafador, antes llamado bandidaje, en
España y en el extranjero.
Pero eso era para algunos. Y esos
'algunos', cambiando
de nombre, perdurarán hasta el fin de los siglos, porque el ser
humano, desde el pecado original, está tocado del ala y, lo he
dicho muchas veces, todo lo que le gusta, o es pecado o engorda.
Con tantas noticias, no nos
olvidemos de las empresas,
que tienen que crear 5.977.500 puestos de trabajo. No nos
olvidemos de los bancos,
que tienen que ayudar a las empresas, no por medio de su Obra
Social, sino en el día a día, redescubriendo que su negocio es
tomar dinero al x% y prestarlo al X %, siendo X mayor que x.
O sea, que sí, que vamos bien.
Que estamos en el buen camino. Que estamos yendo a Europa. Y
que el camino ha sido largo. (51 años desde que pedimos "la
adhesión al Mercado Común"). Y
que aún falta.
Y que nunca nadie dijo que sería
un camino de rosas.
Y que si lo dijo, mintió como un
bellaco.
Y si alguien se lo creyó, que se
entere de que los
niños no vienen de Bruselas.

09/08/2013
Mariano: no hagas caso a Olli
Hay gente que parece que disfruta
fastidiando las vacaciones a los demás. Por si no fuera bastante
con Joaquín
Almunia, estropeando la industria naval, ahora
aparece Olli
Rehn, otro comisario.
Olli se pone a discurrir, y peor
aún, se pone de acuerdo con Christine
Lagarde. Supongo que pretenden ir calentando el
otoño.
Este chico viene amenazante,
advirtiendo a los que no hagan lo que él diga que “cargarán
sobre sus hombros con una enorme responsabilidad por los costes
sociales y humanos”. ¡Hala!
“No me amenaces, no me amenaces”, canta Mª
Dolores Pradera, que me gusta mucho. Intento ver
la situación general. Quizás así, viendo el todo o, por lo
menos, el casi todo, lo entenderé mejor y podré decir que eso es
acertado o una bobada más de las que, tristemente, oímos con
frecuencia, en boca de señores/as que, o hablan muy serios/as, o
sonríen, que no sé qué es peor.
Para centrarme, veo lo que dice James
Daniel, el que dirige la comisión del FMI que
supervisa España, o sea, supongo, un componente de la troika que
nos trae a mal traer, venga a exigir.
James dice que la principal
incógnita es saber si la economía española crecerá con la fuerza
suficiente para crear empleo y reducir el paro. Comento esto con
mi amigo de San Quirico -ha llegado el verano y volvemos a
desayunar-. Me dice: “Coge una servilleta y escribe lo que te
voy a dictar”. Y me dicta: “No sé si tendré fuerzas para sacar
adelante mi empresa y volver a contratar a los tres que, con
todo el dolor de mi alma, tuve que despedir para poder
sobrevivir”. Añade: “lo
de ´sacar adelante mi empresa´ debe ser lo que James llama ´que
la economía crezca´”.
En eso estamos: en que "la
economía" crezca. Y Olli y Christine lo tienen muy claro: para
eso, Juan, Cándido e Ignacio tienen
que alcanzar un gran acuerdo que flexibilice más la legislación
laboral y que rebaje los salarios en torno al 10 % en dos años.
Como en casa tengo tanta gente, he
planteado el problema a la hora de comer. Quizá les he amargado
un poco la comida, a pesar de que tenemos una cocinera
fenomenal.
No tenía grabadora, sino una Moleskine que
me regalaron, con la que me entiendo muy bien. He ido anotando
cosas, que quizá no tenían mucha lógica discursiva, pero de
sentido común, un montón.
Para empezar, uno de mis yernos,
ha preguntado de qué cantidad hablamos. Y hemos hecho cuentas:
hay 16 millones de personas en activo. Hemos puesto un sueldo
medio de 20.000 euros (aquí ha habido murmullos de
desaprobación, pero al final han aceptado la cifra porque, si es
redonda, se hacen las cuentas con más facilidad). Hemos
multiplicado y nos ha salido que 16 millones de personas x
20.000 euros por persona son = 320.000
millones de euros en salarios.
Por tanto, Olli dice que los que
trabajan tienen que aportar 32.000 millones de euros en dos
años, a 16.000 millones por año, o sea a 1.000
euros por persona y año. Si no lo hacen, los que
gobiernan deberán “cargar sobre sus hombros con una enorme
responsabilidad por los costes sociales y humanos”.
A renglón seguida, una hija mía ha
dicho: “¿De dónde podríamos sacar euros para no hundir en la
miseria a millones de personas?” Luego me ha dicho: “Divide
entre 18”. Yo, obediente, he dividido 16.000 millones por 18 y
me han salido 889
millones por cada una de las unidades que
forman los 18, que, ya lo he entendido, se refieren al Gobierno
central y
a las autonomías.
O sea, majos, que hay que elegir:
o esquilmamos a cada uno de los españoles que ganan 20.000 euros
al año o nos metemos en serio con lo que está pasando en
esa casa de locos que es España.
Alguno de mis hijos, de mis yernos
o de mis nueras, ha hablado, como de pasada, de los sueldos de
los empleados que tenemos los españoles en nuestras cajas de
ahorros, porque, como están nacionalizadas, son nuestras. Alguno
ha leído que el presidente de Catalunya
Banc cobra 600.000 euros por presidir ese bodrio.
Otro ha dicho que, hablando de bodrios,Goirigolzarri debe
cobrar un poco más, porque el chandrío
(“estropicio grande”) ) de
Bankia ha sido enorme.
Mi familia dice que habría que ver
lo que cobran todos esos señores, los de primer nivel, los del
segundo nivel, los del tercer nivel. Que ya saben que lo que
cobran es legal, pero que no
sería la primera vez que lo que es legal es una vergüenza.
Y que también saben que los
sueldos que cobran son sueldos internacionales, lo cual les
indica a los de mi familia que lo que tiene que hacer esta gente
es irse al extranjero y colocarse allí, que les resultará muy
fácil, dado su alto nivel, y que seguro que las entidades
global-mundiales se los disputarán a golpe de talonario.
O sea, mi familia dice que Rajoy
debería continuar sus vacaciones,callado.
Eso le costará poco.
Y, en septiembre, en la primera
reunión de su consejo de ministros, les debería decir: “no
voy a hacer caso a Olli, precisamente por mi responsabilidad
social, porque no me da la gana pegar otro apretón por el cuello
a los españoles, que bastantes apretones han aguantado. Pero
como lo de los 32.000 millones me ha gustado mucho, voy a
sacarlos, en dos años o en cuatro años, pero los
saco”.
Entonces, señalará a un ministro,
el que tenga menos que hacer, y le nombrará gerente de los
32.000 millones. Sin retribución, claro.
Y le dará 15 días para que haga una lista de
ahorros en gastos bobos, vergonzosos e inmorales.
Le llamará lista BVI para que nadie se ofenda, ya que puede
haber gastos bobos, pero no inmorales, porque el que cobra esos
euros lo hace honradamente, sin saber que aquello que hace no
sirve para nada en absoluto.
Cuando tenga la lista, Rajoy irá a
televisión, prime
time, o
sea, cuando todos le veamos, y dirá: “Como he decidido que
recortes de salarios normales, ni uno, los 32.000 millones los
voy a sacar de:…”
Y empezará a leer la lista
despacio, para que podamos ir tomando nota. Será algo así como:
Sueldo mío y de mis ministros. 50
% menos, o sea, XX
Sueldo de los presidentes de las
CCAA, 50 % menos, o sea, YY
Sueldo de…
Sueldo de…
Sueldo de D. Fulano de Tal,
presidente de la Caja de Ahorros. XX,
50 % menos, o sea, ZZ
Y así sucesivamente
Si la suma total no da 16.000
millones de euros, segunda ronda de recortes, hasta que todos
digamos: “por este año, Mariano, ya has hecho bastante”.
La intervención de Mariano, que no
es la alegría de la huerta, será monótona, larga y pesada, pero
me atrevo a garantizar que el share será
altísimo, porque quien más quien menos está interesado e
ilusionado por que esta Patria nuestra tenga al mando alguien
que mande, aunque sea mirando de reojo a mi amiga Angela.
Y después, propondré que en san
Quirico le pongan una estatua a Olli, con el siguiente pie: “A
Olli Rehn, en agradecimiento porque, diciendo algo totalmente
absurdo, ayudó a arreglar España”.

02/08/2013
Ayer en el Congreso
Nunca lo hubiera creído. He
aguantado todo el debate de la comparecencia de Rajoy y de los
demás. Solo me he perdido diez minutos porque han venido unos
amigos a los que tenía que atender. Pero como cada diputado
repite lo que ha dicho el anterior, al final tengo una idea
bastante clara de lo que ha pasado.
El que me ha dado más pena es el presidente del
Congreso, que ha aguantado
estoicamente durante 5 horas las repetidas intervenciones de
todos, diciéndole a alguno que no insulte y a casi todos, que se
pasan del tiempo, y, después, sin inmutarse, ha dicho: "Pasemos
al punto número 2 del orden del día". O
sea, que lo de las 5 horas solo era el primer punto. Gracias a
Dios, la tele ha desconectado y he podido ponerme a escribir
este artículo.
Todos están muy preocupados por lo
de Luis
Bárcenas, este chico un poco chuletilla que,
sin comerlo ni beberlo, o comiéndolo y bebiéndolo, ha reunido
una fortuna maja, que, al principio, pensaba invertir en
preferentes, pero, al final, no se decidió y le pareció -sabia
decisión- que el dinero estaría más seguro en Suiza.
Nadie de su partido sabía nada de
los tejemanejes de ese señor, que debía tener poderes casi tan
amplios como los de Daniel
Osàcar y Carles
Torrent, ex tesoreros de CDC, que según Artur,
tenían "un poder tal que hasta podían vender el patrimonio del
partido sin consultar".Como
el señor Torrent ya ha fallecido, me parece que, en cuanto se
descuide su familia, a él le caerá la culpa de todo,
ya que Artur desconocía por completo el funcionamiento
financiero de su partido.
Pues si Artur, que preside un
trozo pequeño de España -7 millones y medio de habitantes- no
sabía nada de lo que hacían esos señores, ¿cómo va a saber algo
de Bárcenas el pobre Mariano, responsable de 47 millones,
incluidos los de Artur?
Jordi Barbeta en La
Vanguardia dice
que "el debate político se reduce a una competición a ver quién
aparenta ser menos ladrón".
Como frase, me parece espléndida y
como realidad, horrorosa. Lo he leído después de ver el debate y
me ha amargado la tarde, porque llevo años repitiendo que todo el
problema que tenemos ahora es de pura falta de decencia y
toda esta gente no hace más que ayudarme en mis malos
pensamientos, que, por cierto, creo que son buenísimos
Pienso que la mayoría de los partidos políticos
ha montado un tinglado de suciedad viscosa y
pestilente a su alrededor, del que viven los partidos en sí, los
que mandan en esos partidos, las familias de los que mandan, los
amigos, etc.
Recuerdo las caras de algunos
diputados del Parlament de Catalunya el día que Pasqual
Maragall dijo
que todo el problema era el 3 %. ¡Gran escándalo! ¿A quién se le
ocurre decir tamaña imprudencia? Un amigo mío, donante forzoso
del 3 %, me dijo: "ya firmaría por que solo fuera el 3 %".
Me repito mucho, pero es que esta
gente, también. Y pienso que si ellos no cambian de rollo, yo
tampoco. No se puede ser sinvergüenza. Me refiero a toda esa
gentuza que se salta a la torera el bien y el mal, confunden el
bien con el mal, cuando hacen el mal ponen cara de que hacen el
bien, mientras se van insultando cuando a alguien se le ocurre
tirar ligeramente de alguna mantita.
He pasado la mañana oyendo a estos
mozos que viven de la política.Después
de oírles decir que si no viviesen de la política vivirían mucho
mejor, ja, ja, ja, que me parto de risa, he
llegado a unas cuantas consecuencias, haciendo un esfuerzo para
ver lo que hay debajo de esas caras de honradez hasta la
médula, de dignidad ofendida y de enfado.
Me he reído mucho cuando una
diputada ha hecho muchas preguntas,llegando
hasta la "veinteava" y pegándole de paso una patada al
diccionario porque
señora, veinteava es cada una de las 20 partes iguales en que se
divide un todo y vigésima es la pregunta número 20. Pero no hay
que dar mucha importancia a esas cosas, porque era una reunión
de diputados y no de académicos de la lengua. Lo que pasa es que
se les nota demasiado, porque alguno también ha estado "preveyendo"
en lugar de "previendo".
Mis consecuencias son las
siguientes:
1.- Esta mañana, a los políticos
se les
llenaba la boca hablando de regeneración moral
2.- Esto me anima, porque pienso
que ya se han enterado de que el
primer problema de España es la falta de vergüenza de muchos:
políticos, financieros, banqueros, presidentes de clubs de
fútbol, alcaldesas de algún pueblo aragonés, etc.…Lo he dicho
mil veces y me parece muy conveniente decirlo por vez número1001
3.- Parece que van a hacer una Ley
de Transparencia para ser decentes. Me gustaría mucho que le
llamaran Ley
de Decencia.
4.- Como
los del PP ahora no son oficialmente decentes por
culpa de Luis, que por eso vive provisionalmente en Soto del
Real, los otros partidos que sí son absolutamente decentes, no
quieren trabajar con ellos, ponen cara de ofendidos y se van. Y
de paso, no hay Ley de Decencia, no vaya a ser que nos pille.
5.- "Se van" quiere decir que se
van de vacaciones, porque hoy es 1 de agosto y ya va siendo hora
de descansar.
6.- Me encantaría que, una vez
pasado el trago de esta mañana -llamo trago al aburrimiento, no
a la angustia de que pudiera pasar algo, que ya se sabía que no
podía pasar nada, porque nos insultaremos, pero daño no nos
haremos- todos se vayan a descansar.
7.- Y una vez descansados, se
miren al espejo y se pregunten: "XX (aquí el nombre), ¿se
puede decir de verdad que YO soy honrado?"
8.- Como algún diputado ha hablado
un par de veces de que hay que hacer "examen de conciencia", les
pongo unas preguntas por si les ayudan:
a. ¿Eso de que mi objetivo
es el
servicio a mi Patria es verdad o
cuando lo digo tengo que hacer un esfuerzo para no sonrojarme?
b. ¿Podría
de verdad poner la mano en el fuego, con riesgo
de quemarme de verdad, no solo por mi familia como ha dicho una
señora, sino por cada uno de los que gobiernan conmigo mi
partido?
c. Cuando hay que hacer una
obra en el lugar donde mando, ¿la
hace un constructor al que le he exigido un soborno y
al que luego le podrán decir que es un inmoral por haberme
sobornado?
d. ¿Aprovecho mi situación
para hacer gestiones
a favor de alguna empresa porque
esa empresa me soborna mejor que otras?
9.- Esta lista no es exhaustiva.
Los que se decidan a hacerse ese tipo de preguntas podrán añadir
otras más precisas, porque se conocen mejor el percal.
O sea, para
acabar: déjense de leyes, que esto de la decencia es personal.
No hay partidos morales ni inmorales. Hay
personas morales y personas inmorales en los partidos.
Y si no nos enteramos de eso, seguiremos perdiendo el tiempo en
reuniones como la de esta mañana

26/07/2013
Amanecer y seriedad
Me estaba poniendo nervioso porque
tenía que escribir este artículo y no aparecían los datos de la
Encuesta de Población Activa, EPA, que se hace en 65.000
familias, unas 200.000 personas, en toda España, preguntándoles
quién trabaja y quién está sin empleo. Como los europeos hacen
lo mismo, me quedo con la EPA en lugar de con el paro
registrado, o sea, con las personas inscritas en las oficinas de
empleo, porque así comparo más fácil.
Para que no os pongáis nerviosos,
adelanto que la cifra es muy buena. Pero, antes, quería decir
que me
desconcierta un poco que De Guindos ya lo anticipara hace unos
días, que Rosell lo repitiera ayer y que los expertos también lo
anunciaran. No sé si estos señores son muy
listos o si alguien les pasa los apuntes antes del examen. Quizá
es porque en San Quirico, de vez en cuando, me quedo sin
internet, pero no me puedo creer que aprovechen mis apagones
cibernéticos para enterarse y dejarme en mal lugar.
Hace tres meses, la cifra fue de
6.202.700 personas sin empleo, y ahora es de 5.977.500, o sea,
225.200 personas menos. Es una muy buena noticia, aunque todavía
estamos en el 26,26% de la población activa.
Dije hace poco, y lo sigo
diciendo, que si esta mejora se mantiene dos trimestres
seguidos, el buen camino en el que estamos hace tiempo estará
empezando a dar sus frutos.
Me meto en la Memoria de una de
las empresas del Ibex 35. Hay una sección dedicada a los
Recursos Humanos, nombre que siempre me ha repelido, porque los
humanos no son recursos. Son humanos, o sea, personas. Por eso,
cuando se habla de Dirección de Personas, me suena mucho mejor.
Perdón por la digresión, pero es que hay cosas que me encocoran,
o sea, "me fastidian, me molestan en exceso".
Es una multinacional, con muchos
empleados. Estas empresas son objetivos claros de los que buscan
empleo en serio, porque piensan que si no hay trabajo para ellos
en España, lo habrá en Venezuela o en Sri Lanka, donde, al fin y
al cabo, no se vive tan mal.
Esta empresa recibe, al año,
muchos currículums (ya sé que se dice currícula, pero me gusta
más decir currículums y para no repetir la palabra, les llamaré
CV). Alguien los ha contado. En 2011 llegaron 44.317 y en 2012,
30.512.Como
el recibidor de CVs trabaja 8 horas al día durante 220 días al
año, recibió 25 por hora en 2011 (uno
cada 2,4 minutos) y 17 por hora en 23.012, o sea, uno cada 3
minutos y medio.
Las cifras son mareantes. El pobre
hombre debe de estar loco. Si tuvo que estudiar cada uno,
descartar la mitad y sólo entrevistar a 22.158 personas en 2011
y a 11.506 en 2012, cuando llegara a su casa por la noche le
diría a su mujer que, por favor, antes de cenar, le preparase un
CV resumido.
No sé interpretar estas cifras.
Puede ocurrir que la disminución se deba a que la gente va
encontrando trabajo. Puede ocurrir que algunos, desesperados, ya
no envíen CVs (error muy grave). Pero, en cualquier caso, hay
empresas que tienen fama de que contratan gente. Y eso me gusta.
De Guindos ha dicho que no nos lo
creamos, o sea, que no bajemos la guardia. Es verdad. Pero una
cosa es no creérselo y otra no decir: "Hombre, parece que esto
marcha. A trancas y barrancas. Pero marcha".
Ahora no estamos para
celebraciones, porque lo fundamental es Bárcenas con sus cosas,
y Griñán, con las suyas.
Ya sé por qué ha retrasado Rajoy su comparecencia
en el Congreso a un día muy cómodo: 1 de agosto.
En primer lugar, para que sus señorías (nombre que me hace
gracia, porque hay señorías a las que no les invitaría a casa
aunque se trajesen la cena en un tupper)
no cojan los atascos de salida de Madrid. En segundo lugar, para
que, en el juego del "tú, más", alguien
exija que el pobre Alfredo comparezca también y sea una
comparecencia a dos. A dos que saben cómo dominar su partido y
cómo limpiarlo bien. Sí, sí.
Pero estoy contento, comparezca
quien comparezca y diga lo que diga y nombre a quien nombre.
Porque parece
que se hacen apuestas sobre si Rajoy dirá el nombre del
Innombrable, como se hacían apuestas hace unos
años sobre si José Luis Rodríguez diría alguna vez la palabra crisis, que
no sé si al final la dijo.
Estoy contento porque ha bajado la
prima de riesgo, o sea, que se van fiando más de nosotros;
porque ha bajado la EPA; porque, según Expansión, Linde,
el Gobernador del Banco de España, "allana el camino para
impulsar el crédito a las pymes".
O sea, porque en España empieza a
amanecer. Por
favor, no me digáis que soy fascista, porque la mayoría de los
españoles no saben o no se acuerdan de que esa es una frase del "Cara
al sol", himno de la Falange que cantábamos en
mi colegio.
Pero es que parece que está
amaneciendo. Hay muchos nubarrones todavía, pero, poco a poco,
avanzamos. A todos nos gustaría que fuera mucho a mucho, aunque
la experiencia dice que lo que se estropea en unos años no se
arregla en unos meses. Y esto estaba muy estropeado. Y aún
sigue.
O sea, que paciencia
y barajar, que es un “proverbio con el que se anima
a otro a perseverar en un intento después de un fracaso”.
Para acabar con buen sabor de
boca, una
predicción: a Merkel la reelegirán en las próximas elecciones.
Y mantendremos la seriedad.

19/07/2013
Sir Alex Ferguson y el Banco Central Europeo
Le preguntaron a Sir Alex Ferguson,
entrenador del Manchester United desde 1986 a 2013, cómo hacía
para ir renovando con éxito un mismo equipo a lo largo de los
años, y contestó: "Es sencillo: solo hace falta ir expulsando a
los estúpidos".
La receta me parece estupenda.
Quizá habría que ofrecerle
un puesto a Sir Alex aquí en España para que
trabajara una temporada -a tiempo completo, claro- y nos ayudase
a aclarar la situación.
Veo que "estúpido" quiere decir
"necio, falto de inteligencia". E
inmediatamente antes, el diccionario dice que "estupidez" es el
"dicho o hecho propio de un estúpido".
No me salgo del tema. El BCE ha
dicho que "los costes laborales unitarios han mejorado en España
un 9,5% desde 1999". Miro lo que quiere decir "coste laboral
unitario" y encuentro que es "el coste salarial medio que cuesta
producir una unidad de producto".
Yo creo que eso del BCE se puede
decir de otra manera, porque si no, alguien puede entender que,
desde 1999, le han rebajado su salario un 9,5%, y que gracias a
eso los productos de su empresa se han puesto en línea con los
de otras empresas de fuera de España y que, gracias a eso, hemos
exportado, y que, gracias a eso, su empresa va mejor y puede
pagar más impuestos y, un día, no se sabe cuándo, le podrán
pagar un 2% más, y se desmoralizará.
Y si, además, piensa que entonces
el BCE dirá que los costes laborales unitarios han empeorado, se
hundirá en la miseria, pensando que la responsabilidad de todo
lo que pasa es suya. Y
todo, porque un tontín, tirando a estúpido, del BCE, escribió
una cosa, olvidándose de que detrás del 9,5 %, hay personas,
y que las cosas hay que decirlas muy claras.
¡Qué raro habla esta gente! ¡Y qué
poco saben!
Yo estoy totalmente de acuerdo en
que la competitividad, o sea, "la capacidad de competir", es
cada vez más necesaria. Más aún: es obligatoria.
Lo que pasa es que me parece que
la capacidad de competir, se alcanza por muchos caminos:
1.- Porque yo haya inventado
un producto o doy un servicio que no se le había
ocurrido antes a nadie
2.- Porque fabrico
un producto o doy un servicio que lo hacen muchos
otros, pero tan bien como yo, ninguno
3.- Por inversiones
que permitan mejorar la productividad, o sea, "la
capacidad de producción por unidad de trabajo". Normalmente,
esto será responsabilidad de la dirección de la empresa y lo
pagará la empresa directamente, si tiene dinero en la caja, o a
crédito. O hará una ampliación de capital y lo pagarán los
accionistas.
4.- Por limitaciones
en la remuneración de todos los que trabajan en la
empresa, partiendo de la base de que "de donde no hay no se
puede sacar" y sabiendo además lo de que ventas
menos costo de las ventas igual a margen bruto. Y que
ese margen bruto tiene que servir para pagar todo.
5.- Por limitaciones
en los dividendos que se repartan los accionistas,
que, como medida de prudencia, es bueno que no se lleven todo el
beneficio a su casa, y dejen algo en la empresa -algo
sustancioso- para que la empresa pueda hacer inversiones y no
tenga que ir a la Caja de Ahorros de San Quirico a mendigar un
crédito que, tal como están ahora los de la Caja, querrán que se
les devuelva y que se les paguen intereses, que están incluidos
en el "todo" que hay que pagar con el margen bruto.
6.- Por una correcta
fiscalidad, que exige seriedad por parte de los que
gobiernan (a todos los niveles, que son muchos) porque si hacen
el loco y gastan más de lo que ingresan, viene Ángela y dice que
hay que reducir el déficit. Y reducir el déficit se hace de dos
maneras: con subidas de impuestos y con recortes. Y las subidas
de impuestos pueden hacer que las empresas estén en una
situación menos competitiva.
7.- Por una seguridad
jurídica, sin miedo a medidas retroactivas, que te
digan que la subvención que te di, ahora te la quito.
8.- Por una estabilidad
política, unida a una honradez total (iba a poner “honradez política”, pero
la honradez no admite adjetivos; o se es honrado o no se es).
Esto hará que en Europa, o sea, en la nación a la que
pertenecemos, seamos vistos como un país serio, gobernado por
personas serias, que emplean sus esfuerzos en gobernar
seriamente el país y no en aclarar quién se llevó dinero, dónde
se lo llevó y cosas así.
9.- Por una orientación
del gobierno en favor de las empresas, eso que los
cursis llaman business
friendly, por la sencilla razón de que las empresas
son las que nos dan de comer a todos y seas friendly o
no seas friendly, tienes
que comer.
10.- Por una racionalización
de la administración pública, para que no tengamos la
sensación de que, a más administración pública, más impuestos,
más trabas, más lío.
Faltan cosas, seguro, pero ya he
puesto diez. O sea, que creo que nadie debería decir la
estupidez de que ha mejorado la competitividad porque han
"mejorado" los costes laborales unitarios, porque alguien puede
entender que mejorar quiere
decir solo pagar
menos, que también. Habría
que decirlo de un modo que los ignorantes como yo no se
sorprendieran a primera vista.
Porque, dicho así, el que haya
cobrado menos puede ser felicitado en el bar por haber
contribuido al bien común. Y si, además, lo ha dicho el BCE, más
felicitación.
Mientras va recibiendo
felicitaciones, el señor ese, que no es un estúpido, puede
pensar en Sir Alex Ferguson y soltar una inconveniencia al que
le ha felicitado.

07/06/2013
Buscando modelos
Los Príncipes de Asturias van al
Liceo y los abuchean.
Esto sucede en Barcelona, "archivo
de la cortesía", según
D. Quijote. En el Liceo, que es -¿era?- un sitio culto,
delicado, elegante.
Siguen las finuras: en 2014, para
celebrar el día en que los partidarios de Felipe V ganaron a los
del Archiduque de Austria, se organizan actos. Uno de ellos
tiene el título 'España contra Cataluña: una mirada histórica
(1714-2014.)' El
archivo de la cortesía seguirá deteriorándose.
La cosa empeora: en Madrid, los
que algunos califican como “los mejores alumnos”, o
sea, los que han obtenido el Premio Nacional de Fin de Carrera,
toman carrerilla y, en
un gesto de grosería, le arrancan el diploma de la mano al
ministro Wert y
se van corriendo sin saludarle, para que se vea que no están de
acuerdo con él.
Vuelvo a Barcelona. Llego a tiempo
para la presentación
de Neymar en el Nou Camp. Mucha gente. Todos felices.
Es un chavalico.
También está muy contento. Coge el balón y le da 70 toques antes
de dejarlo caer al suelo. Si no hubiera anochecido, aún
seguiría, y, además, sonriendo, sin darle importancia. A mí eso
me admira, porque un día, en el Colegio del Salvador, en
Zaragoza, le di tres toques a un balón antes de que se me cayera
al suelo, y acabé agotado.
Este chico ha venido de Brasil con
sus amigos, su guardaespaldas y su novia actual en un avión
privado y se ha vuelto al día siguiente. No ha traído a su hijo
porque se ha quedado con su madre, otra novia que tuvo antes el
mozo, que, en esto de las novias, es un ejemplo de precocidad.
Me voy a Girona. El Príncipe de
Asturias, allí. En
algún periódico leí cuánto cobra, pero se me ha olvidado.
Recuerdo que me pareció poco. Se lo gana. Porque, con
toda esta cuadrilla de zafios que se han soltado de repente por
España, cuando se levanta por la mañana, debe pensar: “¿Adónde
tengo que ir hoy? ¿Me abuchearán o alguno me dará la mano
sonriente, como antes marcaba la buena educación?”.
También le silban. El alcalde
pronuncia un discurso de los que llaman 'soberanista', pero
parece, por lo que leo, que lo
hace con una cierta corrección, lo cual, en los tiempos que
corren, es de agradecer.
Alguna vez me han preguntado qué
persona ha influido más en mi vida. Pregunta muy difícil, porque
soy incapaz de decir que gracias a D. XX soy lo que soy. Yo
siempre he creído que somos lo que somos gracias a nosotros y
gracias a mucha gente que, a nuestro alrededor, nos ha ayudado
con su manera de ser y su modo de vivir, frecuentemente sin
conocernos ni enterarse de que nos estaba ayudando.
Estás agradecido a tu padre
porque, con su vida, te enseñó a trabajar mucho y muy bien. Y a
tu madre porque, también con su vida, te enseñó a querer. Y a un
profesor del colegio para el que los alumnos eran lo principal
de su vida y se quedaba trabajando horas y horas, sin mirar el
reloj ni leer el convenio colectivo de Enseñanza Pública. Y a
aquel actor de Hollywood de los años 40 que, cuando le
preguntaron por qué tenía tan buena fama en su vida privada,
contestó: “Porque mis pecados sólo se los cuento a mi confesor”.
Busco modelos para mis nietos. Mi
primera impresión es que el 'mercado de modelos' está difícil.
Pero luego me doy cuenta de que
hay que saber dónde buscarlos, y me voy por la calle Mandri, esa
calle que en un libro llamé 'Capitalism Street', porque
está llena de capitalistas: el relojero, los del bar donde
desayuno, el zapatero, la ferretería, la pescadería…
Personas que se han jugado su capital. Que lo defienden
trabajando de sol a sol e intentando trabajar muy bien.
Ya he encontrado modelos. Ahí
están. En la calle Mandri. A partir de ahora, le llamaré 'Model
Street'. Ahora
sólo me falta hablar con mis nietos y decirles que ahí están los
modelos.
Y que el grosero del Liceo que ha silbado al
Príncipe es un ceporro.
Y que el que pretende sembrar el odio entre
Cataluña y el resto de España es un impresentable,
aunque presuma de historiador.
Y que Neymar es un chavalico majo que, por ahora,
no es un modelo para la juventud.
Y que si mis nietos piensan que triunfar en la vida es venir en
avión privado con sus amiguetes y la novia y dejar al hijo en
Brasil con la exnovia-madre del niño, alguien les tiene que
decir que eso no es triunfar. Y por si acaso no se lo dice
nadie, se lo diré yo. Yo, que estoy deseando que venga Neymar,
que ayude a que Messi sea el mejor jugador del mundo, que diga “bona
tarda a tothom”, y,
sobre todo, que meta goles, a ver si así se me olvida el
disgusto que tengo con el Zaragoza, que no sólo ha bajado a
segunda división, sino que lo ha hecho con estrépito.
Y a mis nietos les diré también
que, si un día son los mejores estudiantes de España, que, por
el camino que van, dudo que lo sean, cuando vaya a darles el
diploma el que sea, Wert, el que le suceda o incluso Zapatero,
que el pobre nunca ha sido santo de mi devoción, le
tendrán que saludar con respeto y no pegarse la chulada de salir
corriendo y
presumir de macho (ellas también), porque le han hecho un corte
de mangas simbólico a ese señor.
Modelos, por favor, modelos, en el
sentido de “punto de referencia para imitar”. Y
nosotros, los mayores, que nos creemos que no necesitamos esos
modelos, por lo menos, no molestar. No vaya a ser que algún
chaval quiera ser como yo cuando sea mayor y yo sea un auténtico
desalmado.

31/05/2013
Lo dijo Machado : "Hay que quemarse la mano".
Me suele ocurrir bastante: cuando veo datos
sueltos y no consigo ligarlos entre sí, me desconcierto, me
siento perdido. Cuando me
preguntan qué opino de tal recorte, digo que mal. Qué me parece
la subida de tal impuesto, mal. Qué me parecen las protestas de
los médicos, bien. Y así.
Pero contesto estas cosas sin
estar muy seguro, y se me nota, porque tengo la sensación de que
hablo sobre árboles diversos y no consigo ver el bosque. En mi
casa de San Quirico, veo árbol por árbol, y me encantan. Viene
mi amigo Esteban y dice: “Aquí
hay que cortar árboles”. Él
ve el bosque. Yo, los árboles, a los que, a fuerza de años de
crecer juntos, ellos y yo, les he cogido cariño.
Hoy estoy contento. He visto las
reducciones de déficit que tenemos por delante y he leído las
recomendaciones que nos hace la Comisión Europea, aunque el
fantasma del comisario Almunia se me aparece repetidamente,
recordándome que “las
recomendaciones de los comisarios no son recomendaciones: son
obligaciones”, con
la palabra “obligaciones”subrayada.
Estoy empezando a ver el bosque.
Resumiendo, el bosque consiste en:
Ejercicio 2011.- Déficit (gastos
menos ingresos): 91.000 millones de euros.
Ejercicio 2012.- 70.000. (21.000
millones menos. Eso se consigue con más impuestos y menos
gastos, y explica lo mal que lo hemos pasado.)
Ejercicio 2013.- 65.000. Sólo
5.000 menos, lo que quiere decir que este año será menos malo
que el anterior.
Ejercicio 2014.- 55.000. Hay que
reducir el déficit 10.000 millones. La cosa será dura.
Ejercicio 2015.- 41.000, o sea,
14.000 millones menos. Sigue la dureza.
Ejercicio 2016.- 27.000. Otros
14.000 millones menos. Malo, pero hemos llegado a la meta.
A mí me va bien este resumen,
porque así entiendo lo que ha pasado y, a la vez, no me hago
ilusiones y no digo que “ya está”.
La Comisión añade: “Lo estáis
haciendo bien, pero si le echaseis un poco más de garbo y un
poco más de rapidez, no iría mal”.
Igual que, en una empresa (sigo
con mis obsesiones), el que manda dice a la gente eso que
repiten tanto mis nietos: “¡A ver si os ponéis las pilas!”.
Además, la
Comisión Europea nos dice qué pilas nos hemos de poner. Y lo
mejor es que nos dicen en qué fechas tienen que estar puestas.
Porque si no, ya se sabe. Cuando en una empresa se marcan
objetivos y no se marcan fechas, en vez de conseguir los
objetivos se consiguen contestaciones que también he aprendido
de mis nietos. Contestaciones tales como “estamos en ello”, “no
te preocupes, que no nos olvidamos”, etc., que, traducidas al
castellano, quieren decir que, por favor, no nos molestes, que
no sabes lo bien que vivíamos antes y ahora se te ocurre venir a
molestar.
Las fechas son:
La reforma laboral, en septiembre
de 2013, o sea, lo que se dice “a la vuelta del verano”. Esto
significa que unos cuantos tendrán que trabajar en agosto,
porque los de Bruselas, como allí hace frío, no acaban de
comprender esto de “a la vuelta de”. Yo
pensaba que ya estaba hecha la reforma laboral. Pero los de
Bruselas recomiendan (o sea, mandan) que se trabaje más en ella,
aunque nos exhortan a que esperemos a ver qué dice la OCDE, a la
que ha recurrido el Gobierno para evaluar lo hecho hasta ahora.
En diciembre de 2013, la reforma de las pensiones,
que no se aguantan, porque ahora hay 1,9 personas trabajando
para cada pensionista, con tendencia a empeorar.
En diciembre de 2013, un conjunto
de 'Varios', muy serios:
- La
Ley de Garantía de la Unidad de Mercado, para
eliminar trabas burocráticas entre comunidades autónomas. (Aquí
habrá gritos de “¡recentralización!”, pero la vida es así,
majos).
- La
Ley de Apoyo al Emprendedor. Por cierto, a ver si le
perdemos el miedo a llamarle empresario, y nos ocupamos del
emprendedor actual y del que emprendió hace años, dio trabajo, y
sigue dándolo, a los padres de los emprendedores actuales, que
se han jugado todo su patrimonio, y que tienen 55 años y que si
se queda en la calle, se queda en la calle. No como el
emprendedor joven, que si se queda en la calle, se va a casa de
sus padres.
- Déficit
de tarifa de las compañías eléctricas. Otro huerto.
Cuando voy al hotel Los Galgos, en Madrid, suelo cenar con un
amigo, directivo de una eléctrica, que me lo está explicando. En
cuanto lo entienda, escribiré un artículo.
En marzo de 2014:
- Reforma
fiscal. Bruselas
dice que hay que darle un repaso porque la relación ingresos
tributarios/PIB es “una de las más bajas de la Unión Europea”.
Yo siempre había pensado que nos freían a impuestos, pero estos
dicen que no.
- Examen sistemático de las
mayores partidas de gasto de la Administración.
- Evaluación de proyectos
de infraestructura.
- Desindexación
del gasto público. O sea, que si yo soy un empleado
público y tengo un sueldo y, hasta ahora, todos los años se
actualizaba con la subida del IPC, se acabó la actualización y a
rezar para que el BCE siga controlando la inflación, porque, de
lo contrario, voy a pasar hambre.
- Distintas
medidas en la sanidad, muy importantes, como el copago,
centralizar la adquisición de productos farmacéuticos (más
gritos de ”recentralización!”) y otras (digo “otras” no porque
las desprecie; es que no sé cuáles son).
Supongo que me dejo cosas, pero
como muestrario de lo que tenemos que trabajar no está mal.
Tengo que aclarar que todo esto no lo impone Bruselas, o mi
querida Angela
Merkel. Lo exigimos los europeos, porque queremos que
Europa sea así: un conjunto de países, desiguales, formando un
todo. Y estamos yendo al “todo”.
¡Vaya revolución! ¡Qué bonita! ¡Y
con fechas! ¡Y Rubalcaba y Rajoy se han puesto de acuerdo! ¡Y
Felipe González también!
Sigo copiando de mis libros. En el
último puse un epílogo, del que reproduzco unos párrafos:
“A
España, le vamos a dar la vuelta como un calcetín. Parafraseando
unas declaraciones que hizo un político hace unos años, a España
'volverá a reconocerle la madre que le dio a luz'". (Ya sé que
no lo dijo exactamente así, pero, dicho de esta manera, me
parece más educado).
Y
parafraseando algo más bonito, acabo repitiendo a Antonio
Machado: "Creí mi hogar apagado y revolví la ceniza… Me quemé la
mano".
Nuestro hogar no estaba apagado. Nos habíamos distraído un poco
y se había cubierto de ceniza. Pero tenemos que quemarnos la
mano.
Esto tiene buena pinta.

24/05/2013
Como una Empresa
Yo siempre he pensado que dirigir
un Gobierno es como dirigir una empresa. Pero como
mucha gente dice que no y pienso que ellos saben, no lo digo muy
alto, para que no me tachen, una vez más, de ignorante.
Lo que pienso es muy simple:
En la empresa hay un número uno,
con el nombre que queráis: presidente ejecutivo, CEO, consejero
delegado, director deneral…
En el Gobierno hay un señor que
dirige, cuyo título es ese: presidente del Gobierno.
Si yo soy accionista de la empresa de la que
estoy hablando, exijo al responsable que la dirija bien.
En este caso, que el precio de venta de lo que vende sea mayor
que el coste, y que esa diferencia sirva para pagar todo lo que
haya que pagar, y, una vez liquidados los impuestos, yo pueda
llevarme algo a casa y dejar el resto en la empresa, para que
no se descapitalice. Una empresa, así, va bien.
Es posible y frecuente que esa
empresa necesite que los bancos le presten dinero. Los bancos, o
la familia o los amigos de los accionistas, que se fían del
responsable y le prestan dinero. (Cuando Ruiz-Mateos necesitó
dinero, mucha gente se fió de él y se lo prestó. Luego, la cosa
no salió bien, pero como ejemplo, sirve).
La empresa controla la deuda,
porque habrá que devolverla algún día y, además, habrá que pagar
intereses; y, si se debe demasiado, las cosas pueden estropearse
para la empresa, para sus empleados, que pueden irse a la calle,
y para mí y otros como yo, que hemos puesto dinero allí.
El que dirige la empresa la organizará de algún
modo, siempre en función de lo que quiera conseguir:
si quiere exportar pondrá un director de exportación, si quiere
que los sistemas y los procesos funcionen bien pondrá un
director de eso, etc. Si la empresa tiene muchos productos y
mercados distintos, descentralizará. Si es al revés,
centralizará. Pero siempre, cuando descentralice, procurará que
haya una filosofía común y que todos se sientan partes de un
todo y no versos sueltos que, al fin, ni poema ni nada.
Esto de la organización puede
tener un problema. Lo he contado alguna vez. Cuando yo trabajaba
en el IESE, asistí a una clase que daba otro profesor. El tema
era Estructura de Dirección. El profesor fue dibujando en la
pizarra un organigrama lleno de cuadritos. Dibujando y
dibujando, llenó la pizarra. Y preguntó: “¿qué os parece esta
estructura para la empresa que estamos estudiando?”. Hubo
intervenciones de todo tipo. Uno de los asistentes se fijó en la
figura del director general y dijo: “para
dirigir una empresa con esa organización hay que tener carisma”. En
aquel momento, otro, que normalmente estaba callado y que
parecía que no se enteraba, dijo:“¡'carisma,
carisma´ es esa organización, con tanta gente mandando!”.
Todos nos reímos. Él, no. Porque
quizá no sabía lo que era carisma y
entendió que se hablaba de que la organización era carísima,
pero nos estaba transmitiendo un mensaje muy serio: como
montemos una organización con cientos de cuadritos y, dentro de
cada cuadrito, una persona que cobre su sueldo, los gastos fijos
serán enormes y como los gastos fijos se pagan con la diferencia
entre lo que se vende y lo que cuesta lo que se vende, o subimos
precios o bajamos costes… O
bien, cambiamos la estructura y nos dejamos de fantasías, que
los tiempos no están para fantasías.
Exijo al que dirige mi empresa que
haga equipo, porque un reloj con unas agujas preciosas, que cada
una decida ir por su cuenta, la grande para adelante, la pequeña
para atrás, etc., hará muchas cosas y muy bonitas, excepto una:
dar la hora.
En España somos unos cuantos millones de
accionistas que hemos elegido a unos señores para que nos
gobiernen. Hemos elegido a
estos porque nos parecía que lo harían mejor que los otros. Y se
han puesto a trabajar, hace un año y medio, más o menos.
La situación es complicada, como
le ocurre a cualquier empresa que tiene mucha competencia, que
tiene algún producto que ya no se vende porque se ha pasado de
moda, etc.
El director general de mi empresa,
a la que podíamos llamar España, Inc., nombre nada original que
ya se les ocurrió a los japoneses hace tiempo, intenta poner en
orden las cuentas, que el anterior director general se las dejó
un poco liadas.
Poner en orden siempre es doloroso,
porque a todos nos gusta un poco la jarana, que es muy
divertida, pero que luego hay que pagar.
Y, además, resulta que la empresa
no es independiente. Es
una filial de una multinacional, y, por mucho que
grite el Director General, se calla cuando habla el Presidente
de la multinacional.
En la empresa, el director general
lucha por formar equipo, y, además, por intentar sacar de todos
lo mejor que llevan dentro, porque un equipo cohesionado e
ilusionado funciona mejor.
Si el director general tiene un
consejo de administración por encima de él, al que tiene que
rendir cuentas, es bueno que también el consejo forme un equipo
cohesionado, porque si cada uno va a la suya, suceden dos cosas:
que acaban no pensando en la empresa, sino en sí mismos, y que
le vuelven loco al director general, que se pasa el día
templando gaitas en vez de hacer lo que tiene que hacer: vender
y ganar dinero.
Hace años, yo estuve en un consejo
en el que había dos bandos: los buenos (nosotros) y los malos
(ellos). La cantidad de tiempo que perdíamos preparando planes
para arrollar al equipo contrario hacía que se nos olvidara para
qué estábamos allí.
Y cuando se olvida una cosa tan
importante, los accionistas y los empleados tienen derecho a
insultarte, porque lo que estás haciendo es una injusticia.
Si el director general anterior sigue yendo por
la empresa porque es amigo del portero del edificio y
le sigue dejando pasar, y en vez de sonreír a todos, tomarse un
café con uno, cotillear un poco -lo justo- con otro e irse al
cabo de 15 minutos, se dedica a distraer a todos y a decir que
antes, cuando él estaba, qué bien iban las cosas, mientras que
ahora, que no está, qué mal van las cosas, un día se encontrará
con que han cambiado de portero y que el nuevo portero del
edificio tiene una lista de personas non gratas, encabezada y
finalizada por él, porque non grato sólo hay uno, él, y que le
piden por favor que se vaya a tomar café al bar de enfrente,
donde tiene todo pagado.
Nuestra empresa, España, Inc., está en una
situación difícil. Como todas.
Nos han despertado de un sueño, que era eso: un sueño.
Y cuando te despiertas de un
sueño, en el que todo era de color de rosa y te casabas con la
guapa, resulta que descubres que todo sigue siendo como siempre,
o sea, gris rosáceo, y que no te casas.
Ahora, el consejo de España Inc.
tiene que apoyar al director general.
Y los accionistas, también. Hubo
accionistas, muchos, que no le eligieron, pero lo de la
democracia tiene esas cosas: que unas veces ganas tú y otras
veces gana el otro.
Dicen que el Estado es diferente
de la empresa. Puede ser, porque en una empresa no se toleraría
la rebelión de los empleados, varones o hembras, exigiendo cada
uno sus derechos y olvidando alguna obligación que otra. No
se admitiría que hubiera uno -he
dicho uno, no dos o tres: uno- que
metiera la mano en la caja y
si hubiera uno -he dicho uno- en esa situación, primero se le
echaría a la calle y luego se discutiría si el despido era
procedente, improcedente o mixto. Y la discusión se podría
alargar lo que se quisiera. Pero el tipo ese, a la calle.
En España, Inc. tenemos deudas,
casi un millón de millones, como lo que producimos. O sea, somos
una empresa que produce un millón y debe un millón (de millones,
claro). Pues
ya se ve que igual nos podemos endeudar más, pero que mejor que
no.
¿Bajar los impuestos? Me
encantaría, porque si bajamos los impuestos, las empresas se
animan, empiezan a trabajar, a ganar dinero y los impuestos se
reaniman, porque hay más empresas pagando.
Me parece fenomenal, pero no sé si
podemos, porque si bajan los impuestos, bajan hoy y si se
recuperan las empresas, es mañana y de hoy a mañana ha aumentado
el déficit, y lo que hemos ganado lo perdemos, y hay que
financiar ese déficit unos meses, o algún año que otro. Y más
recortes, y más deudas, no, por favor.
Sigo con mis ideas fijas. La
Administración pública, el modelo de Estado, el comportamiento
de la Administración central y de cada una de las 17 comunidades
autónomas más Ceuta y Melilla. Veo
que poco a poco van metiendo la tijera. Lo de los
ayuntamientos pequeños, quitándoles competencias para dárselas a
las Diputaciones, me parece un procedimiento para resucitar a
estas últimas. Igual será bueno, pero tampoco estoy seguro. Es
que no estoy seguro de nada.
Y de ahí deduzco que Rajoy y sus ministros
tampoco están seguros de nada.
Ni la oposición. Ni los partidos periféricos, que gritan,
mientras sus autonomías siguen viviendo del FLA, o sea, de los 'hispabonos'.
Y por eso, pienso: ¿por qué no
dejamos dirigir España a los que hemos elegido para dirigir
España?
José María Aznar siempre
me ha caído muy bien. Ana
Botella, su
mujer, alcaldesa de Madrid, aún me cae mejor. Pero
Ana, por favor, dile a José María que ahora no es el momento de
hablar. Que seguro que, si volviera, lo haría bien. O
no. Como todos.
Que lo estamos pasando mal, sí.
Que esto no es la 'purga Benito', también. (Te purgas y ya
está). No. Esta es una purga dolorosa y larga. Pero dejemos que
gobierne el que gobierna, que para eso le pagamos el sueldo. Es
verdad que todos llevamos un seleccionador nacional dentro.
Todos sabemos a quién hay que poner en el equipo nacional. Pero,
al final, el único responsable hoy se llama Vicente
del Bosque.
Pues hoy, el único responsable se
llama Mariano
Rajoy, que está
emparedado entre la presidenta de Europa, Inc. y los
accionistas de España Inc.
Me parece muy bien que la
oposición se oponga, que para eso está. Con cabeza, como es
natural, porque muchas veces las oposiciones se oponen sin
cabeza y dicen tontadas.
Pero que se opongan los de tu familia, y, además,
en público, me parece muy triste.
Porque no ayudan nada. Porque si te callas, los periódicos dicen
que “Rajoy
se muestra indiferente con Aznar”.
Y como los de tu equipo también
hablan, en seguida la hemos liado y vuelve a estar en marcha ese
gallinero que es cualquier partido político que se precie. (No
sé de qué se precian, pero se precian).
Empecé el artículo hablando de si
el Gobierno de un Estado era como el de una empresa o no. Sigo
sin aclararme. Pero, mientras me aclaro, he llegado a dos
conclusiones:
1.- El Gobierno
del Estado tiene mucho que aprender del gobierno de las empresas.
2.- El gobierno
de las empresas no tiene nada que aprender del Gobierno del
Estado.

17/05/2013
Profundizando en la mina
Desayuno con mi amigo de San
Quirico. Viene sonriente, con un fajo de servilletas que trae de
casa. Todas escritas. Como en los viejos tiempos. Nos
preguntamos por las familias y me dice: “anem
per feina”, o
sea, a trabajar.
Deja de sonreír. Dice que no le
gustó mi artículo de El
Confidencial de
la semana pasada, el que titulé “Este
Papa es una mina”.
Que me fui por las ramas, que me quedé en los gestos, que no
profundicé, que no me mojé.
Yo pensaba que, cuando un católico
habla del Papa, se moja siempre. Porque los Papas que yo he
conocido, o sea, ocho, desde Pío XI al Papa Francisco, han sido
exigentes; me han apretado; me han recordado cosas que quizá
sabía pero que, con las prisas, se me habían quedado en el baúl
de los recuerdos; me han animado a ser mejor persona, a ayudar a
los demás, y, sobre todo, me han repetido muchas veces que ser
católico no es nada cómodo y que el
católico que no se sienta exigido, o es sordo o el que se lo
tenía que recordar se ha dedicado a otras cosas.
(De vez en cuando, me salen unos
párrafos larguísimos que desafían las reglas de la sintaxis.
Para colmo, acabo de leer una novela de un autor americano que
escribe parrafadas mucho más largas que las mías y me ha
estropeado el estilo un poco más todavía).
Mi amigo coge la primera
servilleta. Es de color rosa. Allí tiene una lista de los que él
dice que son los temas
urgentes en la Iglesia de hoy: la ordenación de las
mujeres, la democracia en la Iglesia, la Comunión a los
divorciados, la identidad del sacerdote, el celibato, los curas
pederastas…
Una vez más, este hombre me arrolla.
Porque si en un desayuno con jamón ibérico, pan con tomate, vino
y Cardhu (hemos vuelto a las viejas costumbres, que yo añoraba),
en un desayuno, digo, yo fuera capaz de resolver todos los
problemas de la Iglesia, no estaría en este bar. Estaría en Roma
hablando con el Papa y rodeado de cardenales que,
cuidadosamente, irían tomando nota de la sabiduría que el
Espíritu Santo fuera sacando por mi boca.
Se lo advierto. Le digo lo del
Papa y los cardenales, y se ríe. Me dice que no pretende que
resuelva todo. Que no va a sacar hoy todos los temas que tiene
anotados en las servilletas que lleva. Que lo de hoy es un
precalentamiento porque ya sabe que me coge desentrenado. Menos
mal.
Que él creía que tenía las ideas
claras, pero que le parece que hay lío entre los católicos, lo
cual yo creo que es normal, porque si vivimos en un mundo en el
que el lío se ha asentado cómodamente, los católicos, que forman
parte de ese mundo, forman parte de ese lío. Y mi amigo añade
que le
gustó mucho el rechazo de Benedicto XVI al relativismo moral (o
sea, lo del “todo
vale, todo es opinable”),
pero que cuando él esperaba la continuación, “el
Papa va y renuncia. Pero hombre, ¡¿a quién se le ocurre?!”
Cuando coge carrerilla, a mi amigo
no le para nadie y hay que dejarle hablar hasta que se le acaba
la gasolina. Ahora dice que el trabajo del Papa debe ser
difícil, porque “si
a mí me cuesta que me obedezcan los 6 empleados que tengo en la
empresa, lo de este señor debe de ser para volverse loco”. Acaba
de leer que hay 1.200 millones de católicos, cada uno con sus
cosas, o sea, unos obedeciendo lo que el Papa dice, otros
obedeciendo más o menos, otros no obedeciendo nada por aquello
del progresismo, otros criticando, alguno calumniando, etc. Y mi
amigo, que es como es, o sea, hombre de ideas claras,dice
que en el Madrid, Mourinho al que le critica lo deja en el
banquillo o lo manda a la grada y que él piensa que el Papa
debería hacer eso. Y si esos que critican, etc., se
van del equipo, que los fiche el Barça, pero que no la líen.
Como ya estoy acostumbrado,
entiendo las metáforas de mi amigo, con las que, además, estoy
completamente de acuerdo. Le hablo de la paciencia
que hay que tener, porque si en su empresa empezase a echar a
todos los que ponen algún pero, igual se quedaba solo.
¡Nunca lo hubiera dicho! Mi amigo
saca otra servilleta, esta vez blanca, y lee un párrafo que me
asegura que es de un Papa reciente, pero que no lo copió
textualmente. Párrafo que viene a decir que si
el número de católicos baja porque la gente no quiere jugar en
el equipo en el que jugaba hasta ahora, que fiche por otro.
Como no me dice el nombre del Papa ni de dónde ha sacado la
cita, no concreta más. Pero la idea la tiene clara.
Como siempre que cree que tiene
razón, habla en voz muy alta. El camarero que nos atiende mira
al jefe y no sabe si subir mucho la tele para disimular lo que
mi amigo grita o bajarla del todo, para escucharle bien, que
estoy convencido de que es lo que le apetece.
Una vez más, mi amigo de San
Quirico me ha vuelto a engañar. Porque empieza amenazándome con
una lista de cosas gordas para luego acabar“focalizando” (me
parece que ahora se dice así) todo en un punto: que lo de
obedecer al Papa a veces es difícil, porque se trata de obedecer “por
dentro”.Y
todos somos mayores y sabemos mucho y algunos hasta somos muy
demócratas y pensamos por nuestra cuenta y…y…y… Y nos
preguntamos por qué va a venir un argentino a recordarnos lo que
está bien y lo que está mal.Y
lo peor es que ese argentino va a decir, en lo fundamental, lo
mismo que el alemán anterior, que el polaco de
antes, que el italiano de más antes… Que esta gente no cambia.
Y cuando ves que esta gente no
cambia a lo largo de los siglos y que lo que ha cambiado es
decir que la misa también se puede celebrar en catalán, hay
que plantearse lo que le ha planteado Zubizarreta a Valdés: “Oye,
¿te quedas o te vas? Si te vas, haz lo que quieras. Puedes
fichar por el Madrid, el Olympiacos o incluso el Zaragoza, que
ya tiene dos porteros buenos, Roberto y Leo Franco. O sea, que
te expones a ser el tercero. Pero déjanos en paz, sin tantas
elucubraciones. Si te quedas, ya lo sabes: tienes que ponerte la
camiseta que te digan, con la publicidad que te digan, y con los
colores que a Nike le parezcan bien. Y, además, tendrás que
besarla de vez en cuando, para que te vean. Y, a fuerza de
besarla por obligación, un día la besarás por devoción”.
Todos los que están en el bar se
han quedado en silencio. Alguno toma notas. En una servilleta,
claro. El camarero ha apagado totalmente la televisión. Mi
amigo acaba su perorata, me mira, se guarda las servilletas en
el bolsillo y dice: “Otro
día continuaremos. Por ahora, lo tengo claro. Me
quedo. Y, además, me quedo porque me da la gana. ¿Pasa
algo?”.
Paga, porque dice que hoy le toca
a él, y nos vamos. Le veo irse andando a su empresa. Y pienso: “Yo
también me quedo”.

10/05/2013
Este Papa es una mina
Cuando
sale al balcón de San Pedro el día de su
elección, alguien le dice que se ponga
la muceta roja porque hace frío, y, muy
amable, le contesta: "Póngasela usted".
Decide
vivir en un hotel en lugar de hacerlo en
los aposentos papales, cosa que
supongo que no les habrá gustado a los
responsables de su seguridad.
En una
homilía casera (una de las que
pronuncia en su Misa diaria en ese
hotel), dice algo así como que no ve
claro el Banco Vaticano y luego se
ríe, al advertir que están presentes
unos cuantos del Banco. (Que sonríen por
educación.)
A los
pocos días se reúne con las Superioras
Generales de Órdenes Religiosas y anima
a las monjas a que se
consideren madres y no solteronas.
Va a Santa
María la Mayor, se encuentra con un
cardenal que no tenía que estar allí y
le dice que se vaya.
Le invita
a cenar a un amigo mío que está unos
días en Roma trabajando.
Me cuentan
que se sorprendió al enterarse de que un
guardia suizo se había pasado la noche
vigilando en la puerta de su habitación
y que le hizo sentarse "porque yo soy el
Papa" y le trajo un bocadillo.
Gestos.
Estilo. Cercanía. Soplo de aire
fresco, en un momento en que el aire
fresco se agradece.
Porque el
aire está un poco sucio. Porque lo
que se lee y se respira no anima.
Iba a
decir "porque la gente está como
acurrucada en su casa, esperando que
escampe, y no escampa".
Yo creo
que sí está escampando y que, poco a
poco, vamos saliendo del túnel.
Veo que hay gestos. Cuando Mariano dice
que habla con Alfredo más de lo que
parece, me lleno de alegría, porque no
acabo de entender por qué hay que estar
siempre con cara de que te has
tragado una escoba. Cuando se muere
alguien y los adversarios políticos van
a su entierro y dicen cosas buenas de
él, pienso que estamos en el buen
camino.
Cuando veo
que el Banco de los Alimentos
sobrepasa sus objetivos, me parece
una maravilla.
Necesitamos soplos de aire fresco.
Necesitamos gente que sonría. Que sonría
y que haga más cosas, por supuesto, que
hay que ver lo que sonreía José Luis
cuando estaba en la Moncloa y hasta
esta tarde no había yo conseguido
descubrir que hubiera hecho algo bueno.
Pues estaba equivocado, porque hoy, en
la estación de tren de Toledo, he visto
una placa en la que dice que presidió la
inauguración de la línea de alta
velocidad Madrid-Toledo. Algo es algo.
Se llega en media hora.
Todos
hacemos cosas buenas. Me parece que he
contado alguna vez lo que me dijo un
exministro socialista: "Mira,
Leopoldo, mal no lo quiere hacer nadie".
Pues es verdad. Lo que pasa es que,
queriendo hacer las cosas bien, a veces
patinamos. Todos.
Escribo
esto en el AVE de Madrid a Barcelona. Se
me acerca un chaval al que no conozco.
Me saluda muy cariñoso. Lo de salir en
la tele hace que la gente se te acerque
y te sonría. Me explica a qué se dedica
y, en voz baja, me dice que nunca había
tenido un año tan bueno como este y que
está "currando" como nunca. Y que,
además, se divierte como nunca.
Otro soplo
de aire fresco
. No sé si es
que hoy tengo un
día bueno o es
que lo del Papa
me ha animado.
Por si acaso, le
doy las gracias.

03/05/2013
El cepillaje y otros misterios de la economía actual
Todos se han
puesto de acuerdo: hay que crear empleo.
La cifra de personas de la última EPA
es escandalosa.
Los partidos
políticos, nerviosos. Los sindicatos,
nerviosos, "buscando su papel", o sea, en
plena crisis de identidad. Los empresarios,
diciendo a los partidos que se pongan de
acuerdo. Los bancos, callados.
Esteban
González Pons ha dicho que "el empleo lo
crean los empresarios, no los políticos". Rajoy
ha dicho que su objetivo prioritario es que
fluya el crédito.
Y me pongo a
pensar, cosa que, en confianza, me cuesta un
poco. Y pienso lo siguiente:
1. El
empleo lo crean las empresas.
2. Estas
empresas pueden ser grandes o medianas o
pequeñas.
3. También
pueden ser públicas -o sea, en parte mías- o
privadas, o sea, en parte mías, si es que he
puesto dinero allí.
4. En las
empresas hay dos niveles:
-El nivel del
que se juega su dinero, o sea, el
empresario. Como la palabra "empresario"
empezó a sonar mal, porque a unos cuantos se
les ocurrió que todos los empresarios eran
muy mala gente, ahora les llamamos
emprendedores, hasta que a alguno de
ellos le vaya muy bien y le volvamos a
cambiar el nombre.
-El nivel de
los que el empresario contrata porque él no
puede o no sabe hacerlo todo.
Los
empresarios y los empleados son necesarios
en un país. Mucho más los empresarios,
claro, porque son los que tienen ideas, se
juegan sus perras y contratan gente. Lo que
ahora se llama "crear puestos de trabajo".
5. Leo en
La Vanguardia a Manuel Estapé,
que dice: "Y como es bien sabido, si las
pymes no funcionan, no se crea empleo".
6. Pues si
esto es así, que me parece que es así, y
además "es bien sabido", habrá que decir a
los que no lo sepan que todo lo que se
haga para ayudar a las pymes será bueno para
un país.
7. Y, puestos
a ayudar a las pymes, yo ayudaría también a
las no pymes, por lo que ha dicho González
Pons.
8. "Ayudar"
quiere decir ayudar, o sea: no poner trabas,
no hacer que el empresario pierda el tiempo
y los dineros en el paso de ventanilla a
ventanilla, hacer que el empresario sea una
figura respetada y puesta de ejemplo, como
lo son, por lo menos, Messi o
Ronaldo.
9. El
empresario pone su dinero y, con frecuencia,
necesita más. Como es una persona honrada
-porque si no lo es, no es
empresario, sino
facineroso-, va a un
banco, le expone sus
necesidades, le
explica sus planes;
el banco, por su
parte, estudia el
tema y le alquila el
dinero, cobrándole
unos intereses,
porque ese es su
negocio.
10. Si el empresario
no es de fiar o si
presenta un plan que
no se aguanta ni con
tirantes de acero,
el banco no le
alquila el dinero,
cosa que me parece
de puro sentido
común.
11. Si el banco
encuentra un
procedimiento para,
sin ningún riesgo,
ganar más dinero, al
empresario le dirán
que no, o le
exigirán tantos
avales que no podrá
conseguirlos. Se
oirá entonces la
famosa frase de que
"falta demanda
solvente", en vez de
decir que prefiero
prestárselo al
Estado, que, en
principio, no puede
hundirse.
12. Cuanto más
dinero necesite el
Estado, peor aún.
Esto se llama
crowding out,
como se podía llamar
de otra manera. Y si
queréis, hasta le
podemos llamar
flight to quality,
porque el banco
piensa que el Estado
tiene más
quality que el
desgraciado del
empresario y que del
empresario, lo mejor
es flight,
o sea, volar muy
lejos.
13. El Estado gasta
mucho por muchas
razones. Por
ejemplo, porque está
organizado de una
manera carísima. Por
ejemplo, porque
alguno de los que
mandan en alguna
Administración de
las que conforma el
Estado puede pensar
que necesita mucho
asesoramiento y
contrata muchos
asesores. Por
ejemplo, porque ese
que manda, que, por
cierto, es empleado
y no empresario,
tiene una familia
muy extensa y se
siente en la
obligación de darles
de comer a todos y
se inventa unos
empleos falsos que
paga con dineros
reales (nuestros).
Hay que crear
empleo. Ya vale
de austeridad.
Sólo una pregunta: ¿quién
pone el dinero?
Si son los
empresarios, habrá
que ayudarles con
todo lo que he dicho
hasta ahora y con
más cosas que seguro
que se me han
olvidado. Si es el
Estado, habrá que
preguntar de dónde
lo saca y cuánto le
cuesta el alquiler,
por aquello de que
los intereses
aumentan el déficit
y eso trae recortes
e impuestos.
Antes de sentarse
por primera vez en
su despacho en Roma,
Letta, el
nuevo primer
ministro italiano,
ha visitado
Bruselas, Berlín,
París y Madrid, por
este orden, para que
quede claro quién
manda y quién no
manda.
A mí me gustaría
que, después de las
visitas, todos
recordaran y
acordaran que:
1. Vamos hacia
Europa. "Europa
es nuestro viaje",
ha dicho el
italiano.
Preocupaciones de
cesión de soberanía,
ninguna, porque la
cedimos hace tiempo.
2. Cada Estado se ha
de poner guapo para
ser un miembro
presentable en los
futuros (y
deseables) Estados
Unidos de Europa.
3. Guapo quiere
decir serio,
responsable, no
alocado, sin pensar
que uno es rico,
dándose cuenta de
que no se puede
hacer el tonto en
materia económica,
porque lo económico
repercute en lo no
económico. O sea, si
tú te gastas mi
dinero y yo no puedo
comer, un día me
enfado y digo dos
tacos.
4. La guapeza exige
valentía. En las
películas del Oeste,
que a mí me gustaban
mucho cuando iba al
cine Actualidades en
Zaragoza, el bueno
siempre era guapo y
valiente. Y siempre
salvaba a la chica,
cargándose a quien
hiciera falta.
Mariano: ¿por qué no
te animas a ser el
guapo-valiente y te
metes a cepillar a
fondo la
Administración
Pública, o sea, la
central, la
autonómica y la
pueblerina, y te
cargas lo que haya
que cargarse y
rompes lo que haya
que romper y al
barón que se queje le quitas el caballo, le mandas a su pueblo andando y le quemas el rancho?
Y luego nos dices lo que nos ahorramos y se lo das al ICO y el ICO a las empresas y no necesitamos pedir dinero al BCE ni fabricarlo, porque resulta que ya lo teníamos en casa.
P.S.
Este último párrafo seguramente no se sostiene ni con alfileres. Lo iba a quitar para evitar que me desprecien los que saben. Pero lo dejo, porque, con desprecio o sin desprecio, hay dos cosas claras:
1. Que con la desorganización política actual tiramos el dinero que no tenemos de mala manera.
2. Que las empresas necesitan precisamente ese dinero.
He hecho un silogismo juntando las dos cosas y me ha salido el último párrafo. ¡Qué le vamos a hacer!

26/04/2013
6 x 3 = 18
Me llaman de
Aragón Radio para pedirme mi opinión sobre
la situación actual de mi equipo, el
Zaragoza.
Yo de fútbol
sé muy poco, aunque mi padre me empezó a
llevar al viejo campo de Torrero, que era
donde jugaba el Zaragoza antes de que se
estrenara el viejo campo de la Romareda,
cuando los entrenadores no sabían nada de
tácticas, excepto que tu equipo tenía que
meter más goles que el otro.
Los que me
llaman de Aragón Radio sí saben, y por eso
orientan muy bien la conversación,
dividiéndola en dos partes: la deportiva y
la económica. Como el fútbol es un
negocio vulgar y corriente, si lo deportivo
va mal, lo económico va peor. Lo mismo
hubiera pasado en Sastrería La Confianza si,
por descuido o por trabajar mal, hubiéramos
puesto a la venta chaquetas con tres mangas.
Lo deportivo
está feo. No hace falta más que ver la
clasificación. Cuando estás el último y en
32 partidos has sacado 27 puntos, o sea,
0,84 puntos por partido, eso quiere decir
que casi has empatado todos los partidos,
porque si los hubieras empatado del todo
tendrías 32 puntos.
Lo económico
está mal, porque cuando hay concurso de
acreedores la cosa no anda fina.
Discutimos
durante un rato las distintas posibilidades
de salir adelante: desde buscar un jeque
árabe o un ruso oligarca que compre el
equipo hasta que se lo quede la Diputación
General de Aragón, por aquello de que, como
el Zaragoza es de todos, todos pagamos las
bobadas de algunos.
Cuando estamos
en plena discusión, a uno se le ocurre hacer
unas cuentas muy simples: si tenemos 27
puntos y ganamos los 6 partidos que faltan
conseguiremos acabar la Liga con 45 puntos y
nos ponemos casi en Champions.
Lo de la
Champions es una exageración loca, pero me
quedo con la idea de que en 6 partidos hay
que conseguir 6x3=18 puntos.
Ese es el
objetivo. Ese es el número que hay que
saberse de memoria. Y no hay que distraerse,
no hay que hablar de otra cosa.
Escribo este
artículo media hora después de que salga la
Encuesta de Población Activa.
6.202.700
personas sin empleo. Otro objetivo. Otro
número que hay que saberse de memoria. Y
como los del Zaragoza con 6x3=18, en este
objetivo tampoco hay que distraerse, no hay
que hablar de otra cosa.
Pero ni el
6x3, ni la mejora de la EPA, se consiguen
sin hacer muchas cosas.
Parece que
empiezan a atisbarse noticias que
difuminan un poco los nubarrones negros,
pasándolos a gris oscuro.
1. La prima
de riesgo está baja, hoy en 305. O sea,
que la gente que nos presta el dinero se fía
más de nosotros y nos lo presta más barato.
2. El Gobierno
hizo los Presupuestos Generales del Estado,
contando con una prima de riesgo de 360. Eso
hizo que, en la parte de la derecha, donde
se suelen poner los gastos, calcularon los
intereses en función de los 360. Como ha
bajado la prima, bajan los intereses, baja
el déficit, y hacen falta menos subidas
de impuestos y menos recortes. Podemos
respirar un poco menos mal.
3. El Banco
Central Europeo, que presta el dinero a
los bancos al 0,75 %, lógicamente bajará
ese interés al 0,5% en la próxima
reunión (mayo o junio). Tampoco es que esa
rebaja sea como para echar cohetes
("cuetes", dicen en Aragón), pero menos da
una piedra.
4. Para las
empresas grandes tendrá la ventaja de
que se podrán financiar más barato.
5. Las
empresas pequeñas -¡ay pobrecicas!-
algo notarán.
En
Expansión acabo de ver que el Gobierno
español está pidiendo al Eurogrupo
"nuevos incentivos para que la banca aumente
el crédito a las pymes". Me gusta mucho. A
ver si se les ocurren pronto los incentivos,
porque si nos quejamos de la EPA, y las
entidades financieras colaboran activamente
a la EPA con los cierres de oficinas, con
las preferentes, con los despidos
multitudinarios y con no dar crédito a las
empresas, o darlo en unas condiciones que
mejor que no te lo den, la economía real
nunca echará a andar.
Por cierto,
me pone nervioso lo de la economía real,
porque pienso que la "otra" debe ser la
irreal. Lo malo es que, a fuerza de
irrealidades, los reales lo pasan muy mal.
6. Sigo con
los atisbos. Bruselas nos da otro respiro,
flexibilizando los objetivos de déficit.
Este año tendremos que llegar a 63.000
millones. Como el año pasado pasamos de
91.000 a 70.000, bajar este año a 63.000 me
parece facilísimo.
Soy muy amigo
de Javi Nieves, de la Cope. Es un
presentador fenomenal. Hoy jueves ha dicho
que este año está perdido. Javi, no estoy de
acuerdo. Este año será duro, como el pasado
y como el anterior, pero los atisbos son los
atisbos. Y en el Diccionario veo que atisbar
quiere decir vislumbrar, o sea, "ver tenue o
confusamente". Y estoy vislumbrando.
Pero, por
favor, los que mandáis en este país: no os
distraigáis, que solo tenéis que tener una
obsesión y un número en la cabeza:
6.202.700.
O sea, 6x3.
Como el Zaragoza.

19/04/2013
Artur, Artur
Artur Mas afirma que hay operaciones montadas "para intentar
cargarse símbolos de nuestro país". Y pone en la lista de símbolos
a Carrasco i Formiguera, asesinado por "católicos que después
entraban en las iglesias bajo palio"; al president Macià, que me
parece que se murió en la cama, y al president Pujol, mi vecino de
Barcelona, feligrés de mi parroquia, que entra en la iglesia como
yo, o sea, sin palio, a pesar de estar sometido a "una suerte de
desgaste por el veneno de la difamación".
Conozco a Raimon, hijo de Carrasco i Formiguera. Es todo un señor.
Sólo tiene un defecto: que es del Barça, y después del 0-3 que le
metieron el domingo pasado al Zaragoza, le miro con un cierto
resquemor.
No sé si a Raimon le hará mucha ilusión que le comparen con los
Pujol Jr. -hijos todos de "símbolos", según Artur-, porque hay hijos
e hijos.
Y
yo, puesto a ser símbolo, preferiría tener un hijo con buena fama
que otro con la ITV a punto de pasar y otro al que su exnovia le
recuerda lo de las bolsas de dinero y otro al que le gusta viajar a
las islas del Canal.
Menos mal que, a veces, Artur discurre con la cabeza, como discurría
antes, cuando no era más que un señor normal. Quiere independizarse,
pero no del todo. No me refiero al dinero que recibe de Madrid para
pagar nóminas, farmacias y así. Me refiero a que, de un plumazo, y quasi
in occulto, o sea, disimulando, silbando y poniendo buena cara, ha
renunciado a pedir la anexión de Cataluña Norte, o sea, de Rosellón,
Conflent, Vallespir, Capcir, Alta Cerdaña y Fenolleda. No sé cuánta
gente vive allí ni qué superficie tiene esa zona, pero seguro que es
más que la Franja de Ponent.
Y
esto lo ha hecho porque quiere conseguir una mejor relación
diplomática con París, ya que con Madrid no hay manera de ponerse de
acuerdo, porque, ni con entrevistas en secreto ni con entrevistas
sin secreto, consigue sacarle a Rajoy de esa manía suya de respetar
la Constitución.
Lo malo de esto es que está dejando a gente sin empleo. Ha disuelto
Convergence Démocratique de Catalogne, donde alguno cobraría algún
sueldillo, y está intentando convencer a ERC de que haga lo mismo
con su organización en Francia. A este paso, y para seguir mejorando
las relaciones diplomáticas con otros países, es capaz de cargarse
embajadas catalanas. ¡Y hala paro!
Como las relaciones diplomáticas con el resto de España no las
quiere arreglar, se le ha ocurrido montar un Consejo Asesor para la
Transición Nacional.
A
mí, los socialistas me dan algún escalofrío que otro, porque cuando
oigo la palabra "socialista" me sale otra inmediatamente:
"Zapatero". Y aunque al buen José Luis los socialistas le tienen
bien guardadico para que ni hable ni haga nada, aún me pongo
nervioso cuando lo recuerdo.
Pero ahora estoy cambiando de opinión. Porque Pere Navarro, líder de
los socialistas catalanes, dice que qué se cree Artur, que si se
cree que es el único que puede decir lo que Cataluña quiere y que
ellos también tienen algo que decir y que lo del Consejo Asesor le
parece una trampa.
Y
textualmente, dice una frase que me parece de puro sentido común:
"Insultan (Artur y sus mozos) a los catalanes encargando estudios
para ver cómo será la Cataluña independiente, que aún no se sabe si
es lo que quieren los catalanes".
Y
ya lanzado, remata: "Me gustaría que encargaran informes para ver
cómo salir de la crisis".
Pere: me has reconciliado con tu partido. No digo que te votaré,
pero sí que cuando oiga la palabra "socialista" no la volveré a
asociar con nadie que me ponga nervioso.
P.S.
1. El conseller de Justícia ha dicho que sólo ve una consulta si es
pactada y que "el diálogo con el Estado es absolutamente básico".
2. Otro que mejora las relaciones diplomáticas.

12/04/2013
No sé si quiero ser japonés
Creo que acabo de inventar un nuevo vocablo. Digo "creo" porque la
experiencia me hace ver que casi todo lo que invento ya se le ha
ocurrido a alguien antes. Mucho antes.
Ahora hablo de geo-economía, porque he pensado que el prefijo 'geo'
puede ayudarme a aclarar las ideas.
La geo-economía viene de la geo-estrategia, o sea, de lo que hacen
directivos de multinacionales, banqueros, políticos que ven el mundo
como un todo, se sientan en su sillón y empiezan a mover las piezas
de aquí para allá. Cierran una empresa en París y la trasladan a
Cuenca. Hacen una camisa en la India y alguien me la regala a los
muy pocos días en San Quirico. China compra petróleo en África a
cambio de infraestructuras.
Esto me recuerda a la película El gran dictador, cuando Charles
Chaplin, en su papel de Hitler, juega con un globo-mapamundi enorme,
sintiendo que es suyo... hasta queel globo estalla.
Ahora tenemos tres organismos en el mundo, el Banco Central Europeo,
la Reserva Federal americana y el Banco del Japón, que hacen cosas
distintas y que te dejan un poco desconcertado, como me pasa cuando
voy a comprar unos vaqueros, me enseñan unos cuántos, me pruebo esos
cuántos y, al final, vuelvo a casa sin comprar nada, le doy los
vaqueros viejos a ml hija Cristina y le digo: "Por favor, cómprame
unos como estos".
La Reserva Federal americana se ha tomado en serio lo de estimular
la economía, que creo que para eso la inventaron, y se ha puesto a
echar 85.000 millones de dólares al mes, a base de enchufar la
maquinita de fabricar billetes y no dejarla descansar ni los
domingos por la tarde. Supongo que, aunque externamente, los
papelitos que esa máquina fabrica son iguales; a más papelitos,
menos vale cada uno de ellos, con lo que el dólar se devalúa y los
americanos, que son muy suyos, exportan con más facilidad. Algo de
inflación vendrá, pero en este mundo no se puede tener todo.
El Banco del Japón no se ha quedado atrás y se ha lanzado por un
camino parecido. Acaban de elegir primer ministro y este mozo, que
está fresco, ha salido corriendo, como cuando un futbolista
sustituye a otro. Lo único que no ha hecho es santiguarse -o lo que
sea- tocando previamente el césped, pero es que debe ser sintoísta y
los sintoístas no se santiguan -o lo que sea-.
Y
en este salir corriendo ha convencido al Banco del Japón para que
ponga en marcha la máquina, tire yenes a la calle como quien tira
dólares en Estados Unidos, el yen se devalúe y hala, otro que
exporta.
Nuestro Banco Central Europeo piensa de otra manera, porque se
inventó paracontrolar la inflación, que yo creo que está bastante
controlada, después del subidón que se produjo cuando, en una tarde,
un café pasó de 100 pesetas a un euro, o sea, lo que en Zaragoza
llaman una inflación del 66,386 %.
Como las cosas en Europa no andan finas, también el Banco Central
Europeo ha fabricado euros en lo que se ha llamado 'barra libre'
para los bancos, pero sigue teniendo fama de serio y cuando le dicen
que fabrique euros, pone mala cara.
El último que se lo ha dicho ha sido Rajoy, que, con todas estas
cosas, duerme mal, y al que la señora Merkel le empieza a caer gorda
con tanta ortodoxia, tanta seriedad y tanta exigencia de
austeridad: "Entre todos debemos plantearnos si Europa debe tener
las mismas competencias que el resto de bancos centrales del mundo o
mantener las que tiene ahora".
Es decir, Rajoy quiere que el Banco Central Europeo (BCE) tenga la
misma capacidad que la Reserva Federal y el Banco de Japón para
acelerar la máquina de imprimir billetes.
Otra cosa que pasa es que, como Japón y Estados Unidos han bajado
mucho los tipos de interés, los inversores, o sea, nosotros a través
de un fondo cualquiera en el que hayamos puesto unos eurillos, traen
el dinero a Europa, donde por lo de la prima de riesgo les pagan
más. Como hay muchos inversores que se ponen en cola para prestarnos
dinero, nos podemos poner un poco chulillos y pagarles menos
intereses. Y si pagamos menos intereses, bajará el déficit y
viviremos ligeramente mejor.
A
mí esto de la geo-economía me viene grande. Pero como la idea de los
Estados Unidos de Europa me entusiasma y creo que vamos por ese
camino, y la inflación en Europa no me preocupa ahora, pienso que,
en la próxima reunión del BCE, Mariopropondrá una bajada de los
tipos de interés.
Esto, unido a que nos estamos portando bien (bajada del déficit de
91.000 millones de euros a 70.000 en un año, ¡menuda machada!) y a
que, en algún momento, Mariano se decidirá a racionalizar la
Administración pública y que, en otro momento, la banca
nacionalizada empezará a hacer que fluya el crédito según ha dicho
de Guindos, hace que lo de la geo-economía me empiece a gustar.
P.S.
1. En mis dudas sobre si ser japonés o no, no me ha ayudado nada
Tarro Aso, ministro de Finanzas que, durante una reunión de expertos
sobre la reforma de la Seguridad Social, ha dicho que el sistema
médico debe cambiar de modo que se mueran pronto muchos de los
pacientes terminales que ahora utilizan el dinero del Estado para
sus caros tratamientos.
2. Acabo de leer que, aquí en España, en el Consejo de Ministros del
próximo día 26, quieren aprobar el "factor de sosteniblidad", que
representará una reforma profunda en la Seguridad Social.
3. No sé si Fátima Báñez ha asistido a la reunión donde habló Tarro.
Dios quiera que no.

05/04/2013
Ya sé qué ponerme
M.ª Jesús es una amiga nuestra de Barcelona. Nos vemos y nos
mandamos correos con una cierta frecuencia. Cuando hoy por la mañana
me he puesto a escribir este artículo, he recibido un mensaje suyo.
Nos da sus últimas noticias, dice que se acuerda "un montón" de
nosotros y acaba como siempre, enviándonos "un abrazote".
Pero lo mejor del mensaje es una foto que adjunta, de un niño
sonriente, con cara de listo y de pillo, que dice: "Hoy no sabía qué
ponerme y... ¡¡¡me puse contento!!!"
Leo mis dos periódicos de hoy, y no encuentro datos objetivos para
ponerme contento. Vi anoche la tele, y, excepto lo del Real Madrid,
tampoco encontré nada animante.
Pero M.ª Jesús, que de tonta no tiene nada y que seguro que ha leído
los periódicos y ha visto la tele y ha oído la radio, me está
diciendo que me ponga contento. Y me pongo a pensar, a ver de dónde
saco la 'contentez' (palabra que acabo de inventar y que supongo que
no volveré a utilizar nunca).
Cuando pienso, se me ocurren muchas cosas y las relaciono entre sí,
aunque no haya por qué relacionarlas. Además, normalmente, las
interrelaciones se interrelacionan con mis manías, con lo que no se
sabe qué parte de las conclusiones que saco son eso, conclusiones, o
simplemente empanadas maníaco-mentales.
En primer lugar, que sé todo lo que pasa. Quizá todo todo, no,
porque es difícil. Pero sé:
-
Que el juez ha imputado a la infanta Dª Cristina.
-
Que Mas advierte que está en juego el país. (En eso, estoy de
acuerdo con él, aunque, no sé por qué, me parece que mi país es más
grande que su país, porque el mío abarca el suyo y el suyo no pasa
del Ebro.)
-
Que Rajoy quiere hablar con Cataluña dentro de la ley. (Como si yo
anunciase que, a partir del 1 de mayo, cruzaría los semáforos cuando
estuvieran en verde).
-
Que los chipriotas están muy preocupados.
-
Que nosotros también lo estamos, entre otras razones porque nos
dicen que no nos preocupemos y no nos fiamos nada de los que nos lo
dicen.
-
Que D. Emilio Botín dice que no le gusta nada lo de poner dinero de
su banco para arreglar el chanchullo preferente de otras entidades
financieras.
-
Que unos cuantos directivos de empresas importantes, acompañados por
unos economistas top level, se lanzan por el mundo a explicar las
cosas buenas que tenemos en España. Lo cual quiere decir que se lo
creen. Y es importante que estos señores se lo crean. (He puesto
'directivos' y no 'empresarios' -otra manía-, porque siempre he
pensado que 'empresario' es el que tiene la idea madre y se juega su
dinero, y 'directivo' es un empleado. De categoría, pero empleado.
Ejemplo: Amancio Ortega es un empresario. Pablo Isla, con todo
respeto, un empleado. A este viaje solo van empleados).
-
Que Rusia se está planteando volver a Afganistán.
-
Y así sucesivamente, hasta llegar a lo fundamental: que la lesión de
Messi no es importante.
O
sea, en el 'todo todo' hay cosas buenas y cosas menos buenas.
Incluso alguna muy mala.
Pero, como dicen mis nietos, "eso es lo que hay".
Eso es lo que hay. En confianza, eso es lo que ha habido siempre, lo
que no quiere decir que, como borreguicos, tengamos que sonreír
cuando vemos comportamientos tirando de malos a deplorables, ni
cuando alguien de quien nos fiábamos nos demuestra con sus hechos
que no nos teníamos que fiar.
De ahí, otra manía: que nos hagamos mayores, que tengamos criterio.
Como muy bien dije en un libro (si no me echo piropos yo, no me los
echa nadie), un país con 47 millones de personas con criterio es
riquísimo y con 47 millones de personas sin criterio, paupérrimo.
Quizá existe el ICDUP (índice del criterio de un país). Si existe,
no sé qué puesto ocuparíamos. Pero sí veo que, cada vez más, la
gente piensa, la gente habla, aunque, en algunos casos, la gente
insulta.
Lo del insulto no me gusta, porque no me gusta nada lo que conduzca
a que yo odie al vecino, aunque el vecino sea un pajarraco. Pero
creo que es muy bueno para un país que, sin insultar, se digan las
cosas claras. Y eso incluye a decirle a alguien educadamente: "Mire,
según el Diccionario, su comportamiento es el de un sinvergüenza, y
sus palabras, y sus gestos y sus hechos. Mire, no me meto con su
padre (sería un insulto), pero usted es un impresentable y, por
favor, no se me vuelva a presentar".
Releo el mensaje de mi amiga M.ª Jesús.
Y
veo que hay mucha gente, con la que me encuentro, que tiene
criterio. Que lucha por tener cada día más. Y que luchan para
"ponerse contentos", porque piensan que no es verdad que todo está
podrido, y ven que, a pesar de los pesares, hay muchas personas, y
muchas familias, y muchas instituciones, que están limpias, que
huelen bien.
P.S.
1. El Ministro Margallo plantea ceder a las autonomías todo el IRPF,
reservando para el Estado el IVA y el impuesto de sociedades. ¿Pero
no habíamos quedado en que cada ministro se ocuparía de lo suyo? O
sea, Fernández Díaz, del interior; Margallo, del exterior, etc. Pues
no, aquí cada uno habla de lo que le pasa por la cabeza en cada
momento.
2. Mariano, pon orden en esta jaula de grillos, porque en la otra
-tu partido- lo podemos dar por imposible.
3. Ese señor que va en yate con un narcotraficante me parece que no
es el más listo de tu partido, Mariano. Tiene buena pinta, dice que
aspira a ser tu sucesor, pero le patina el embrague. La última vez
que yo salí a navegar con un narco tuve mucho cuidado con los
fotógrafos, porque ya se sabe cómo son: lo quieren captar todo. Pues
este mozo, nada. Hala, a navegar y a que le fotografíen.
4. (En realidad, yo no conozco a ningún narco. En San Quirico, todos
son muy honrados y, además, ninguno tiene barco. Lo de mi salida con
el narco era solo un ejemplo).
5. En descargo del amigo del narco, está que las fotos son de hace
años, de cuando el narco no era narco. Pero seguro que ya se le
notaban sus inclinaciones.

29/03/2013
Las dos clases sociales
Hoy tengo tantos temas que no tengo tema.
Eso es lo malo de la situación actual: que si hablas de todo lo que
pasa, te dicen que no profundizas y que picoteas por el campo, y si
hablas de un solo tema, que te olvidas de lo principal. (Porque
siempre, "lo otro", lo que te has olvidado, era "lo principal".)
Me acuerdo de aquello del "cristal con que se mira". Cojo unos
cuantos cristales y me pongo a mirar.
1. Veo, en primer lugar, que están a punto de llegar a Salou 9.000
mozos -universitarios, les llaman- que van a celebrar la Semana
Santa en borrachera continua. Esta no es la idea que yo tengo de la
Semana Santa, pero a esos chicos les han debido enseñar en su casa
que aquello del recogimiento penitencial se hace mejor dándole a la
cerveza.
2. Me voy a Chipre y salgo corriendo, procurando no encontrarme en
ningún aeropuerto con el inefable señor Dijsselbloem (más o menos,
Dáisemblum) porque este tío es capaz de decir cualquier bobada,
cargarse las bolsas de unos cuántos países y excusarse diciendo que
no sabe inglés. Debe ser muy listo, pero lo disimula todo lo que
puede. Ha elegido el mejor momento para decir que lo de Chipre le ha
gustado y que se puede exportar. Que eso de que los que se fiaron de
los directivos de los bancos paguen las bobadas que hicieron los
directivos de los bancos mientras los directivos de los bancos ponen
cara de que pasaban por allí, eso es lo que se va a llevar en Europa
en la temporada de primavera/verano.
3. Salto a España y caigo en el líquido viscoso-fecal de la vida
socio-político-financiera-etc. Bárcenas ya está pasado de moda.
Ahora hay otro. Oriol Pujol ya está pasado de moda. Ahora hay otros.
Los no sé cuántos miles de euros que distrajeron los chicos de Unió
ya están pasados de moda. Ahora hay otros. Félix Millet sigue
sonriendo. Es lo único inmutable.
4. Del paro, no se acuerda nadie. De ayudar a las empresas para que
creen empleo, sigue sin acordarse nadie. De los bancos, los que se
acuerdan es para ponerles verdes. Para compensar, en fútbol hemos
ganado a Francia. Como, gracias a Dios, el partido se jugó en París,
no hubo abucheos al himno nacional.
5. No me parece bien, aunque sea un tema complicado, que algún
impresentable se empeñe en decir que si el marido de la infanta
Cristina ha hecho algo malo o muy malo, la solución sea el divorcio.
Porque aquello de la salud y la enfermedad es algo más que una frase
hecha.
El otro día me invitaron a unas jornadas organizadas por Fasga, una
federación de asociaciones sindicales. No me apetecía mucho porque
suponía que oiría lo de siempre: que el empresario es malo, que
todos nosotros somos muy buenos hasta que se nos ocurre ser
empresarios y entonces somos malos, etc. Todo ello aplaudido por
unos cuantos con el puño en alto, porque la mano extendida a lo nazi
(6 millones de personas asesinadas por Hitler y su gentuza) está
mal, pero el puño cerrado a lo comunista (52 millones de personas
asesinadas por Stalin y su gentuza) es otra cosa, y, además, suena a
progre.
Cuando llegué y vi que el título de las jornadas era
"Responsabilidad y futuro", me sorprendí. Cuando vi los títulos de
las ponencias (Optimismo, Entusiasmo, Alegría y Buen humor) y vi
que, por grupos de trabajo, los asistentes -muchos- trabajaban en
serio, me volví a sorprender.
Cuando me dijeron que se llaman sindicatos independientes, aunque a
ellos les gustaría llamarse sindicatos libres y que no están
subvencionados por los Presupuestos Generales del Estado y que el
dinero que reciben para formación lo entregan tal cual, sin
desenvolver el paquete, a quienes hacen la formación y que estos les
dan la correspondiente factura, sentí un soplo de aire fresco y
pensé quetodavía hay gente -mucha- que quiere hacer las cosas bien.
Y
pensé que los mediocres desaparecerán algún día y que algunos irán a
la cárcel y que nos volveremos a enterar de que lo importante es lo
importante y lo no importante no tiene importancia, como su propio
nombre indica.
Y
que lo importante estará ligado a la responsabilidad individual y a
la responsabilidad individual estará ligada a la honradez y la
honradez estará ligada a un trabajo bien hecho y el trabajo bien
hecho estará ligado a trabajos de verdad. No a empleos falsos
pagados con dineros auténticos (los nuestros).
Y
mientras nuestros políticos se dediquen al 'tú más', y nuestros
financieros se dediquen a los inventos y los empresarios no
encuentren dinero para sacar adelante sus empresas y los sindicatos
hagan huelga los días en que puedan hacer más daño y todos se
olviden de que el problema hoy se llama 5.965.400 personas sin
empleo, seguiremos jugueteando, discutiremos si el derecho a decidir
es para ahora o puede esperar a que cobren los farmacéuticos,
aseguraremos que delegamos nuestras funciones, pero no abandonamos
el escaño, y diremos que estamos en paz con nuestra conciencia, que
puede estar más retorcida y más sucia que mandada hacer de encargo.
Es verdad que hay dos clases sociales: la mayoría y la minoría. La
mayoría, que sabe lo que está bien y lo que está mal y que asiste
pasmada al espectáculo diario en el que los de la minoría exhiben
sus vergüenzas y, sobre todo, sus desvergüenzas, intentando que nos
creamos que, para triunfar en la vida, hay que ser como ellos.
Yo quiero seguir en mi clase social, porque intento ser de la
mayoría. Y tengo la esperanza de que mi clase social arrincone a la
otra.

22/03/2013
La ginebra en ayunas
Cuando era
obispo de Buenos Aires, el ahora Papa
Francisco dijo que "el dinero y el poder son
como la ginebra en ayunas. Inmediatamente
marean, hacen perder el piso". Veo que
"perder el piso", en Latinoamérica, quiere
decir no tocar de pies al suelo.
Esta debe
de ser la explicación de cosas que pasan.
Porque, a veces, oigo a gente hablando con
cara muy seria y diciendo unas cosas que, si
las analizas un poco, ves que son una
muestra de que aquel mozo ha perdido el piso
y no acaba de recuperarlo.
Me acaban de
pasar una nota en la que un director de una
sucursal bancaria habla de unos productos
que HOY se están comercializando,
engañando -esa es la palabra- a todo
viejecito que se ponga a tiro del director
regional que, después de una fusión, ha
decidido que él conserva su puesto pase lo
que pase y caiga quien caiga.
El que me
envía la nota me dice que eso es una pérdida
de valores. Pero como el único camino hacia
la verdad es contarla, y da la casualidad de
que conozco a uno que manda bastante en la
entidad absorbente, se lo he contado. Le he
dicho que puede que no sea verdad, pero como
yo no se lo voy va contar a nadie y él
tampoco, investigará lo que pasa y si pasa
lo que me temo que pasa, el mozo ese se irá
a la calle dignamente, o sea, a patadas.
Este Papa, que
me cae muy bien, lo mismo que me caía muy
bien el anterior y el anterior y el
anterior, y me caerá bien el siguiente y el
siguiente y el siguiente, ha hablado de
'servicio', palabra que a todos nos encanta,
sobre todo cuando realmente somos servidores
de la sociedad. O sea, cuando no nos damos a
nosotros mismos ese título, porque
servidores de la sociedad son todos los que,
con un trabajo honrado, sirven a la
sociedad. Por ejemplo, los barrenderos.
Y, como
consecuencia, no son servidores de la
sociedad toda esa cuadrilla de
impresentables e impresentablas -ya hablo
como Bibiana Aído- que, como son
'servidores', se otorgan la responsabilidad
de hacer pedagogía y explicarnos a los
ignorantes lo que NO hay que hacer para
servir a la sociedad.
El miércoles
por la noche, di una conferencia en Madrid
para la Fundación Villacisneros y repetí lo
que digo siempre: "Impuesto que se pueda
subir, se subirá". Y para animar a la gente,
añadí: "Por eso, si mañana leéis que ha
subido el impuesto de..., en vez de
enfadaros, sonreíd y decid: 'Ya lo sabía'".
Repaso hoy las
noticias y veo que el ministro Montoro
anunció ayer la creación mundial de una
nueva figura: "el impuesto no recaudatorio".
Nombre que, al principio, me pareció una
contradictio in terminis, o sea, "una
combinación de palabras cuyo significado
está en mutuo conflicto". Luego vi que si la
contradicción es intencional (retórica o
poética), la contradictio se
convierte en oxímoron.
Oxímoron o
contradictio, con ese impuesto no
recaudatorio, Cristóbal espera recaudar
2.000 millones de euros. Y uno piensa que si
eso pasa con el no recaudatorio, qué pasará
con los recaudatorios que se le vayan
ocurriendo a este señor.
Para
tranquilizarnos, el ministro dice que el
impuesto lo pagarán los bancos, pero que los
bancos no lo repercutirán a los clientes, lo
cual hace que a uno le entre la risa floja y
que piense que, o Cristóbal hace pronto
pedagogía o no le va a creer ni su tía la
del pueblo.
Nos pone
nerviosos el corralito de Chipre, y con
razón. No hay peligro de corralito en
España, nos aseguran los pedagogos. Pero uno
se mete en Google y encuentra algo que a uno
se le había olvidado: que hace unos meses,
Montoro creó un impuesto estatal del 0%
sobre los depósitos para anular el que
habían creado unas autonomías, que era más
del 0.
Lo del 0 nos
gusta a todos. Lo que no nos gusta es que,
de repente, se levante un día Cristóbal y
suba del 0 al 0,15, por ejemplo. Y ya
tenemos corralito. Chiquitín, pero por algo
se empieza.
Hace unos
días, cené con unos amigos en un pueblo
cerca de San Quirico. Uno de los comensales
me preguntó si están seguros nuestros
ahorros en los bancos. Le dije que creía que
sí. Pero al día siguiente apareció Chipre y
a los pocos días, el impuesto no
recaudatorio.
Cristóbal:
eres muy buena persona, eres muy competente,
estás muy agobiado. No hagas lo peor, que es
engañar al personal.
Recuerda eso
de que el poder es servicio. No sé si
tienes poder. Creo que ni tú, ni Rajoy, ni
ningún ministro español, lo tenéis. Pero sí
tenéis obligación de servir.
Y el servicio
empieza por decir la verdad.

15/03/2013
El crédito, la corresponsal alemana y las
tarjetas prepago
Lo de cortar y
pegar me va bien, porque corto, pego,
relaciono y saco consecuencias. A lo de la
relación y las consecuencias le llamo tener
criterio, lo que puede parecer una
exageración vanidosa por mi parte. Pero no
es vanidad. Es que la cabeza no me da para
más.
Como no puedo
reproducir todos los cortes y pegues, he
hecho una selección de cosas dichas por unos
cuantos señores, de los que supongo que te
puedes fiar.
Draghi,
presidente del BCE: "El reto número uno es
conseguir que las mejoras de las condiciones
financieras se traduzcan en más créditos
a empresas y pymes". (Lo de "empresas y
pymes" me parece una tautología, o sea, una
"repetición inútil y viciosa", porque
cualquier "p" es una empresa como la General
Motors y cualquier "m", también, y, para
recordarlo, han puesto detrás la "e".)
Goirigolzarri,
Presidente de la Bankia de nuestros pecados:
"No solo estamos en disposición, sino con
ganas de dar crédito".
De Guindos,
nuestro ministro de Economía y
Competitividad, utilizará el FROB,
accionista mayoritario de las entidades
financieras nacionalizadas, "para
instarles a conceder crédito".
Y alguien,
quizá también De Guindos, ha dicho que las
pymes "deben concentrar el esfuerzo
crediticio" y que el sistema bancario
español ya está en condiciones de dar
crédito. Todo el sistema.
Antonio
Carrascosa, director general del FROB: "El
escenario ideal" será que en los próximos
trimestres se empiece a atender la demanda
de crédito.
¿Será verdad?
¿Será verdad
que las empresas normales pueden empezar a
soñar? ¿Será verdad que las personas
normales que quieren trabajar normalmente
pueden empezar a pensar que estos chicos que
tienen el dinero igual resulta que se lo
empiezan a prestar en condiciones normales?
¡No puede ser
verdad tanta belleza!
A ver si es
verdad eso de que la austeridad
(portarse bien, gastar con la cabeza) no
es incompatible con ayudar a las empresas.
Nos estamos
portando bien porque hemos bajado mucho el
déficit. Eso hace que no estemos muy
contentos, porque a muchos les hace pupa
este apretón.
Pero como hay
que seguir portándose bien y hay que seguir
bajando el déficit, y hay que intentar
devolver algo de lo que debemos, que son
882.339 millones de euros, por los que, en
2013, pagaremos 38.660 millones de
intereses, sería muy bonito que los
bancos empezaran a hacer de bancos y
echaran una mano a los empresarios que
quieren hacer de empresarios.
Para que no
nos entusiasmemos demasiado, Bruselas, la
culpable de todos nuestros males (siempre es
bueno poder echar la culpa de nuestros
desmanes a alguien) les dice a las entidades
que se han recapitalizado con fondos
públicos, que reduzcan el crédito. Por ello,
sería muy bueno que Gorigolzarri vaya a
Bruselas y pregunte si lo que ha dicho
estaba bien dicho o era producto de lo bien
que se estaba en Valencia, donde dijo lo que
dijo, y de lo majos que son los valencianos.
El miércoles
estuve en el lanzamiento de una
tarjeta prepago. Cuando escuchaba lo que
decían, pensé que la debían haber inventado
antes, cuando mis hijos estudiaban en
Pamplona y gastaban, por supuesto en libros,
todo lo gastable. Ni un euro en juergas.
Todo serio.
La tarjeta
prepago se carga con la cantidad que
quieras, se la das a tu hijo y le dices:
"toma, majo, hasta el mes que viene". Y
sabes exactamente lo que gastas. Por eso fui
a la presentación, por lo de gastar con
la cabeza y controlar cómo y dónde se te va
el dinero.
Como en estas
ocasiones siempre me distraigo, me imaginé a
Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda,
sentado en su despacho el día 31 de
diciembre con 17 tarjetas prepago encima de
la mesa, esperando a que, unos en AVE, otros
en avión, otros en coche propio o en taxi,
se presentasen los consejeros de Economía de
cada una de las 17 nacioncitas en las que
hemos partido España.
El consejero
correspondiente entraría en el despacho del
ministro, que le saludaría muy cordialmente,
le invitaría a café y le daría la tarjeta
prepago correspondiente a los gastos del mes
de enero. Luego hablarían de temas
familiares, de fútbol, de cosas agradables,
y se despedirían hasta el 31 de enero. No
hablarían de en qué se gastaría dinero la
autonomía correspondiente, porque ya somos
mayores y responsables y si queremos
hacernos un monumento a nosotros mismos y
luego no podemos pagar a las farmacias, que
vayan los farmacéuticos a ver el monumento y
a seguir poniendo dinero de su bolsillo,
porque el gobiernito de su nacioncita no le
paga.
La ceremonia
de la visita a Montoro se repetiría todos
los meses. Cristóbal se quedaría tranquilo
y, cuando hubiera entregado todas las
tarjetas, llamaría a mi amiga Merkel y le
diría: "Ángela, todo OK. Estos no van a
gastar ni un céntimo de más".
Todo esto lo
pensé mientras el director de PayPal, la
empresa que presentaba la tarjeta prepago,
hablaba y explicaba las virtudes del
invento.
Como yo estaba
muy serio, nadie se dio cuenta de mi
distracción. Pero ¡mira que si fuésemos
capaces de hacer algo así! Ya sé que
oiríamos gritos de "¡esto no se me hace a
mí, con la historia que llevo detrás!", y
cosas similares, pero ¡qué tranquilos
viviríamos y qué prestigio tendríamos por
esos mundos!
P.S.
1. Cristóbal,
por favor, cuando vaya el consejero de
Economía de Aragón, no le hables de fútbol,
que el Zaragoza está que si baja que si no
baja. Habla de otra cosa.
2. Mis amigos
me pasan artículos para que les dé mi
opinión. Muchas veces no se la doy porque no
tengo tiempo o, peor aún, porque no los
entiendo. Con frecuencia, los artículos
vienen sin fecha, con lo que no sé si cuando
hablan mal del gobierno, se refieren al de
Rajoy, al de Zapatero o a alguno de los de
Franco.
3. Ayer, al
volver de viaje, encontré un artículo de una
señora, Stefanie Claudia Müller. Dice que es
corresponsal de periódicos alemanes. Se
refiere a la situación actual, o sea, que
Franco se libra. La señora debe ser pariente
de Merkel, porque dice las cosas claras.
Solo copio unas líneas: "El gobierno español
debe reformar a fondo la administración de
las comunidades autónomas y los
ayuntamientos... sometiendo a referéndum el
modelo de Estado".
4. Stefanie:
en cuanto puedas, llámame y te cuento lo de
la tarjeta prepago.

08/03/2013
Ahora nos lo vamos a tomar en serio
Salen los
datos del paro. Malos, malos, como ya
sabíamos. Mientras tanto, leo las primeras
páginas de los periódicos. Apasionantes:
Bárcenas, Corinna, líos PSOE-PSC, el
inefable alcalde de Lloret fotografiado
con un señor con boina que dicen que es
mafioso, los pintorescos códigos éticos de
los políticos...
Y a uno se le
ocurre: ¿Por qué no nos lo tomamos en serio
de una vez?
Porque el
debate sobre el estado de la Nación tenía
que haberse hecho en un par de minutos. Se
levanta Rajoy y dice: "El estado de
la nación es malo, porque tenemos un paro
muy elevado". Y se sienta. Se levanta
Rubalcaba y dice: "Estoy de acuerdo". Se
levantan los dos y dicen: "A partir de
ahora, sólo vamos a dedicarnos a arreglar
eso".
Los demás -los
partidos periféricos- se callan y piensan
que quizá esta vez, sí, porque nunca les
habían visto tan serios.
El domingo
operaron al Rey. El Príncipe va a ver a
su padre y, a la salida, un periodista le
dice que ahora le cae a él mucho trabajo.
¡Qué momento
tan bueno, Alteza!
Por supuesto,
no le voy a dar consejos. Pero sí voy a
escribir lo que me gustaría mucho.
Me gustaría
mucho que llamara a Mariano y a Alfredo y
les invitara a tomar café en la Zarzuela.
Como cosa suya, no como un acto público. Un
cafelito para decirles varias cosas.
1. Como el Rey
está recuperándose, me ha pasado una carpeta
con la lista de sus preocupaciones. Y yo,
como Príncipe, pienso que si esas cosas le
preocupan a él, me preocupan a mí.
2. La primera
se llama 5.965.400 personas sin empleo,
según la Encuesta de Población Activa, de 31
de diciembre.
3. Y he
decidido que, durante el tiempo que el Rey
no puede trabajar, yo me voy a dedicar
únicamente a darles la lata a ustedes dos
para ver qué están haciendo para arreglar
este problema. (Aquí añado yo: este problema
es 'el problema').
4. (Sigue el
Príncipe). Y como ustedes dos, Mariano y
Alfredo, no son los únicos responsables, he
decidido convocar una reunión en la que
estarán:
*ustedes dos
*los señores
Botín, González (Francisco), Fainé, Ron,
Oliu y Medel
*los señores
Rosell, Méndez y Fernández Toxo
*el ministro
de Economía y el de Hacienda
*una persona
de la secretaría del Príncipe, responsable
únicamente de levantar acta de la reunión.
5. Esa reunión
tendrá el siguiente orden del día:
*Petición de
propuestas por escrito sobre el tema:
Qué se le ha
ocurrido a usted para rebajar la cifra de
personas sin empleo en el plazo de un año.
(Aquí, el
Príncipe podría decir: "Por favor, no me
hablen de quién tiene la culpa. No me digan
que todo se debe a la austeridad de Merkel,
etc.").
*Plazo para
que presenten sus propuestas: una semana.
*Petición de
aclaraciones.
Duración de la
reunión: 45 minutos, aproximadamente.
Una semana más
tarde, reunión sine die en la
Zarzuela. Sine die quiere decir que
de allí no sale nadie hasta que produzcan un
documento con medidas concretas. El único
que podrá irse a cenar y a dormir a su casa
será el Príncipe, porque vive allí. A los
demás se les habilitarán habitaciones,
aunque sea ocupando alguna oficina y
compartiendo ducha.
Por supuesto,
el Príncipe exigirá discreción a los
asistentes, porque quiere que, durante
los días en que estén reunidos, no haya
filtraciones de los tontines que quieren
salir en la prensa. (Él lo dirá de otro
modo, pero el fondo es ese).
Como yo no voy
a asistir a esa reunión y no pretendo salir
en la prensa, se me ocurre que diría:
Que los bancos
presentes tienen una grave responsabilidad.
Hablo de los bancos presentes y no de los
ausentes, porque los señores Goirigolzarri,
Castellano y Todó bastante tienen con
arreglar sus zapatiestas y aumentar el paro
como para pedirles que discurran para
reducirlo.
La grave
responsabilidad de los bancos presentes
consiste en que lo que llaman el flujo de
crédito sea eso, un flujo.
Que para eso,
como ya están saneados, más o menos, quieren
trabajar con las empresas -y por eso están
allí Juan Rosell y los sindicatos, que, por
cierto, también son empresa y les interesa
que las empresas vayan muy bien y ganen
mucho dinero, que así algo nos tocará a
todos.
Que, como el
señor de Guindos es quien lidia con
Bruselas -el pobre hombre no duerme en casa
nunca- y el señor Montoro es el
encargado de subir los ingresos y rebajar
los gastos, y con eso consigue no caerle
bien a la gente a pesar de lo majete que es,
y como saben de números más que Rajoy y
Rubalcaba, irán viendo si lo que se les
ocurre a los demás cuela en Bruselas o cuela
menos.
¡Cuánto me
gustaría que se celebrase esta reunión!
¡Cuánto me
gustaría que lo que saliera -porque
trabajando duro siempre sale algo- ocupara
las primeras páginas de los periódicos,
tranquilizándonos al ver que los que pintan
algo en este país de verdad se han puesto a
trabajar en lo fundamental!
¡Cuánto me
gustaría que en los periódicos hubiera dos
secciones!
*lo
importante, o sea, lo que los responsables
de España han decidido hacer para luchar
contra el paro;
*los chismes,
que a todos nos gustan mucho, pero que no
sirven para nada, más que para distraernos.
Y que me distraiga yo no tiene ninguna
importancia. Pero que se distraigan nuestros
empleados (Mariano, Alfredo, etc.) en
tontadas, me parece lacerante, palabra que
no había utilizado nunca y que hoy estreno,
con su significado de "hiriente, que produce
intenso sufrimiento".
Porque lo del
paro es lacerante.
P.S.
1. Lo anterior
exigiría que Mariano, Alfredo, Emilio,
Francisco, Isidro... todos los participantes
en la reunión SÓLO hablasen de lo que
estaban haciendo para reducir el paro.
2. Y que lo
hiciesen como una orquesta, en perfecta
armonía, sin ruidos disonantes, porque el
que "disonase" recibiría inmediatamente una
llamada del Príncipe, diciéndole: "Quedamos
en que te portarías bien".
3. Y toda
España, todos los españoles, diríamos:
"¡Ahora, sí!"
4. Otra cosa.
Como, a pesar de las apariencias, en
España quedamos algunos constitucionalistas
que pensamos que si tenemos una Constitución
será para respetarla, he mirado lo que dice
sobre las funciones del Príncipe.
5. No dice
nada. Pero sí dice que al Rey le corresponde
" moderar, arbitrar" y otras cosas. Pero ahí
me he quedado.
6. Lo que me
gustaría es que, mientras el Rey se
recupera, le diga al Príncipe: "Mira, hijo,
habla con esos. Ya sabes cómo son. Saca todo
lo que puedas. Si conseguimos que todos se
pongan de acuerdo para bajar el paro,
fenomenal. Y, por cierto, si la cosa te sale
bien y ellos se quieren anotar el tanto, que
se lo apunten. Que tú y yo habremos hecho
un trabajo honrado".
7. ¡Y a mí
que me parece que eso es moderar y arbitrar!

01/03/2013
El estado de mi nación
El otro día, aguanté las
intervenciones de Mariano y Alfredo en lo que se llama el debate
sobre el estado de la Nación, o sea, de España. Digo "aguanté",
porque, entre nosotros, los dos me parecen muy sosos. Seguramente,
en casa son divertidos y hasta cuentan chistes, pero en cuanto les
entra la seriedad institucional son aburridísimos.
Siempre me han molestado los juicios
de síntesis (España va bien, pronto pasaremos a Francia, esto es un
asco, etc.)
Me parece que la realidad es muy rica
en matices y que lo mismo que no admitimos que un médico nos diga
que estamos muy bien o que estamos muy mal y le pedimos un poco más
de detalle, tenemos que exigir y exigirnos un poco más de detalle.
O sea, yo estoy convencido de que en
España, como en Estados Unidos o como en Alemania, o como en las
islas del Caimán, hay cosas que van muy bien, otras que van bien,
otras que van psé y otras que dan asco y repugnancia.
Mientras intentaba escuchar a Mariano,
a Alfredo e incluso a los periféricos, iba apuntando cosas buenas y
cosas menos buenas. A juzgar por los aplausos, parece que los dos
decían cosas buenas. Luego me di cuenta de que los que aplaudían las
intervenciones respectivas eran los vecinos de escaño. O sea, como
si en mi casa, cuando yo diga algo, me aplaude Esteban, el vecino de
arriba.
Las cosas buenas de mi lista fueron:
1. Que nos hemos dado cuenta de que
vivir apalancados no lleva a la felicidad. (Apalancamiento = vivir
en eterno estado de endeudamiento, pagando un crédito con otro
crédito y así sucesivamente). Y no lleva a la felicidad porque
cuando te quitan la palanca, te quedas como aquel de "agárrate a la
brocha, que quito la escalera".
2. Que nos hemos dado cuenta de que el
Estado de bienestar, que a todos nos gusta tanto, no es gratis. Que,
en los Presupuestos Generales del Estado, lo que se pone en la
derecha (los gastos) tiene que compensarse con lo que se pone en la
izquierda (ingresos), que es donde están esos impuestos que hay que
pagar.
3. Que nos hemos dado cuenta de que
cuando Castiella, ministro de Asuntos Exteriores de Franco, pidió
"la adhesión al Mercado Común" en 1962, puso en marcha un proceso
que ha llevado a que ahora seamos europeos, mal que nos pese. (Y
cuidado que nos pesa. Es que a Franco se le ocurría cada cosa...)
4. Que nos hemos dado cuenta de que,
en Europa, somos periféricos, lo que no es ninguna vergüenza.
5. Que como somos periféricos y además
hemos hecho un poquico el tonto, no mandamos nada, pero que nada, ya
pueden parlotear Mariano, Alfredo y nuestros periféricos, mientras
los que mandan de verdad, que no están en España, nos miran con
benévola compasión. (He puesto lo de "nuestros periféricos" porque,
además de los dos partidos un poco importantes, hay otros que son
poquico importantes, aunque en su pueblo sacan pecho y hablan de lo
importantes que eran hace unos siglos).
6. Que nos hemos dado cuenta de que
aquellos banqueros que, vestidos de oscuro, decían cosas
ininteligibles que tampoco entendían ellos y, como consecuencia, se
han metido en unos barrizales inmobiliario-subprime-preferenciales
de los que no saben salir, si no es echando a pérdidas sus
bobaliconadas y, de paso, echando a miles de personas a la calle.
(Por mucho saneamiento y por muy serio que se ponga Goirigolzarri,
los 20.000 millones de euros de pérdidas de Bankia harían enrojecer
a cualquier persona normal. Si yo hubiera perdido esa cantidad, no
sé si me atrevería a salir a la calle.)
Podría seguir, pero me parece que
estas seis cosas son tan buenas que estoy por cortar el artículo
aquí y decir que esto va de cine.
Hay alguna cosa mala, también, y por
eso sigo.
1. En primer lugar, la desfachatez
imperante. Fijaos que no hablo de corrupción, sino de algo que me
parece todavía peor. Todos podemos hacer cosas inconvenientes, pero
la cara dura es inadmisible.
2. O sea, que cuando se debaten en el
Parlament de Cataluña las medidas anticorrupción estén presentes
unos cuantos mozos imputados en cosas feas, no es de recibo. Y
cualquier persona normal se partirá de risa llorona cuando muy
serios, todos digan lo buenos que van a ser a partir de ahora,
porque tienen un código ético.
3. Menos mal que, para dejar las cosas
en su sitio, Oriol Pujol, que está que si lo imputan que si no lo
imputan, ha dicho, emocionado y en tono intimista, que "más me vale
la injusticia, incluso conmigo mismo, que no hacer nada". Frase
emocionante, aunque tampoco se le entiende muy bien.
4. Relacionado con lo anterior, otra
cosa mala en nuestra Nación es la ingenuidad. No la de todos, por
supuesto. Ni la de la mayoría. Sólo la de algunos que se creen que
un código ético lo resuelve todo. Que no, que no resuelve nada.
Porque al que es capaz de ganar 38 millones de euros en poco tiempo
y mandarlos corriendo a Suiza, le pones un código ético y gana otros
38. Que no va por ahí. Que va por dentro y los códigos nunca han
arreglado las cosas por dentro.
Pero como hoy tengo el día bueno,
acabo de merendar en el AVE y voy calentito mientras en Ciudad Real,
que es por donde estoy pasando, nieva y nieva y nieva, estoy
dispuesto a admitir que incluso estas cosas malas tienen su lado
bueno, porque a muchos, a muchísimos, nos repugnan y cuando algo te
repugna, quiere decir que distingues lo que está bien de lo que está
mal y eso es un avance muy importante sobre la vieja, viejísima,
teoría del "todo vale", que no digo que está obsoleta y periclitada,
porque me diríais que ya hablo como Oriol Pujol.
(Este último párrafo me ha salido
larguísimo. He intentado ponerle algún punto, pero prefiero dejarlo
así, porque así me ha salido del alma).

22/02/2013
Estoy contentísimo: ¡se va a cumplir mi profecía!
Miquel Roig, en Expansión, anuncia que Bruselas revisará los
presupuestos nacionales antes de su aprobación.
Estas cosas no se pueden hacer así como así. No se pueden llamar
"revisión de cómo gastas el dinero porque no me fío de ti". Hay que
ponerles un nombre un poco más sofisticado y, a ser posible,
bastante ininteligible. Eso, los chicos de Bruselas lo hacen de
película. Y los de Fráncfort. En este terreno, Trichet era un crack.
Nunca se le entendió nada de lo que decía. El otro día, en el
programa de Javi Nieves en la Cope, me pusieron un corte con unas
declaraciones de Draghi y comprobé que está aprendiendo a toda
velocidad a hablar raro.
Todo esto venía a que la vigilancia sobre nuestro presupuesto se
llama Two-Pack. Y esto es porque quieren "mutualizar la deuda de los
Estados de la UE".
Al llegar a este punto, y una vez hecha la correspondiente
traducción al castellano de esas frases un poco extrañas, el corazón
me empieza a palpitar aceleradamente. No es arritmia porque, gracias
a Dios, en Pamplona me dijeron que tengo un corazón en perfecto
estado. Las palpitaciones deben ser parecidas a las que supongo que
sentían los profetas del Antiguo Testamento cuando comprobaban que
lo que habían dicho se cumplía.
Me explico. En 2011, profeticé que ese año tendríamos eurobonos.
Nada.
En 2012, volví a decir lo mismo. Nada.
En 2013, igual. Ya, con un cierto temblorcillo en la voz, porque
cuando uno va profetizando y no acierta, empieza a tener sus dudas.
Mi teoría era muy simple y supongo que la he escrito aquí alguna
vez.
1. Cuando España pide prestado dinero (que eso es lo que quiere
decir "emitir deuda"), avala España.
2. Cuando Alemania pide prestado, avala Alemania.
3. Como, por esas cosas de la vida, los que prestan se fían más de
Alemania, le cobran el x% de intereses. Y a nosotros, como se fían
menos, nos cobran 3,62 más. (Esa es la prima de riesgo. Si la
queréis en puntos básicos, la multiplicáis por 100 y ya está.)
4. Cuando haya eurobonos, o sea, "se mutualice la deuda", o sea,
todos respondamos de todos, lógicamente lo que nos cobren de
intereses bajará. Por eso nos gusta.
5. Por lo mismo, a mi querida Ángela no le gusta porque,
lógicamente, a ella, el dinero se lo prestarán más caro.
6. Como consecuencia, Merkel dice: "¿Queréis eurobonos? Los
tendréis, pero os vais a portar bien".
Por eso se me desboca el corazón. Porque ya nos estamos portando
bien, rebajando a lo bestia (no se puede hacer de otra manera, creo
yo) el déficit de 91.344 millones de euros de 2011 hasta dejarlo en
unos míseros 70.000, euro más, euro menos.
Y
como nos estamos portando bien, los de Bruselas, que no recomiendan,
sino que MANDAN (Almunia dixit), inventan lo del Two-Pack, que a mí
me suena a "¿tú te portas bien? Yo te ayudo".
Como a estos mozos de Bruselas se les puede acusar de muchas cosas,
pero no de precipitados, porque son más lentos que el caballo del
malo al que siempre le alcanza el caballo del bueno, han encargado
un informe sobre los eurobonos que deberá estar hecho en marzo de
2014, para que, si es favorable a mi profecía (no lo han dicho
exactamente así, pero a mí me hace ilusión pensarlo), se pueda hacer
una propuesta antes del verano de 2014, coincidiendo curiosamente
con la fecha tope de reducción del déficit al 3%.
Por supuesto, el día que salga el primer eurobono gritaré lleno de
júbilo: "¡Ya lo decía yo!"
P.S.
1. Esto del control de los presupuestos de cada Estado por parte de
Bruselas tiene su aquel.
2. El "aquel" estará relacionado con las prioridades. Por ejemplo:
¿Por qué compran un F-18 en lugar de hacer unas cuantas escuelas?
¿Por qué hay unos cuantos (miles de) chicos/as en puestos de
responsabilidad dudosa (o sea, absolutamente innecesarios) que
cobran unos sueldos majos y luego ustedes hacen recortes donde no
hay que hacerlos?
¿Por qué no revisan ustedes su modelo autonómico a fondo, para
saber cuántos euros se podrían ahorrar y así destinarlos a cosas
útiles?
3. No sigo con los porqués por no darle más pistas a Ángela, que,
como dicen en mi tierra, nos tiene muy "calaos".
4. Pero estoy muy contento al ver que "lo que algunos llaman
'cesiones de soberanía' no son más que pasos, que ya sabíamos que
teníamos que dar, pero que, como los veíamos tan lejos, llegamos a
pensar que no había que darlos nunca".
5. (Lo entrecomillado está copiado de mi último libro. Esto de
escribir tiene la ventaja de que puedes copiar lo que has dicho y
nadie se queja).

15/02/2013
Se nos va el Papa
Nos ha sorprendido a todos. Y, además, en latín. Sin que los bien
informados lo supieran. Sin que muchos lo entendieran, porque el
latín ya no se lleva. Pero una periodista italiana que sabe latín
(nunca mejor dicho) lo entendió y se llevó la primicia.
El Papa ha dicho que, después de pensarlo bien y de rezarlo bien, se
va. Haciendo uso de su libertad. Haciendo las cosas my way, a su
manera.
Estoy en Pamplona, haciéndome una revisión, en la Clínica
Universidad de Navarra. Uno necesita pasar la ITV, de vez en cuando.
En el hotel al que voy siempre, el Blanca de Navarra, que está en
frente de la Clínica, que me resulta muy cómodo y donde me atienden
de maravilla, saludo a una camarera, muy amiga mía. Me dice que me
tiene que hacer una pregunta. Como la pregunta que me hacen siempre
es "cuándo saldremos de esta", me desconcierta cuando quiere saber
qué opino sobre la renuncia del Papa. Me dice que ya sabe que la
pregunta es difícil.
A
mí la contestación me parece sencillísima: Benedicto XVI no se
siente con fuerzas y se va. Así de simple. Mi amiga pone cara de
decepción. Como si las cosas siempre tuvieran que explicarse de una
manera complicada.
No soy quién para hacer una valoración del Pontificado que acaba el
próximo día 28. Soy menos quién para hacerla por Twitter, como pedía
el otro día un importante diario español. Pensar que en 140
caracteres se puede resumir el trabajo de una persona me parece una
auténtica estupidez. Si esa persona es el Papa, la estupidez se
convierte en melonada, como se dice en mi tierra.
Casi a la vez, ha venido Draghi a España.
Ha dicho que quiere un crecimiento sostenible y que lamenta la
destrucción de empleo. Luego, al más puro estilo del ininteligible
Trichet, ha añadido que hay que reorientar los principios motores de
la economía (traducción: olvídense del ladrillo). Ha seguido
hablando de la productividad y ha dicho que el crédito tardará en
llegar a la economía real. (Esto debe significar que hay una
economía irreal, que es la que nos fastidia.)
Draghi, técnico que busca soluciones técnicas. Para eso le pagamos.
Pero no podemos aprovechar que se va el Papa para volver a las
andadas. Porque este Papa estaba preocupado con el relativismo y
nosotros, también. Es posible que muchos de nosotros no nos
hubiéramos dado cuenta de que el relativismo es lo del 'todo vale'.
Pero, ahora que los periódicos no hablan más que del dinero que unos
tenían y que otros se llevaron y del pobre que se suicida porque le
desahucian, alguien tiene que recordarnos, a los católicos y a los
no católicos, que no todo vale.
Y
lo tiene que decir por activa y por pasiva, hasta que le digan que
es un pelmazo y, cuando se lo digan, volver a repetirlo, una y mil
veces.
Porque, a pesar de ser un señor muy preparado, Mario Draghi no puede
con todo. Bastante hace con intentar arreglar los estropicios. No le
queda tiempo para preguntarse el porqué de esos estropicios.
Y
alguien tiene que ocuparse, y decírselo a Draghi y a Rajoy y a
Merkel y a todo hijo de vecino.
Vendrá otro Papa. Unos acertarán en las quinielas. Otros, una vez
más, no acertarán.
A
mí, que no juego ni a las quinielas de fútbol sólo se me ocurre
decir: ¡Que Dios te acompañe, Benedicto! Y al Papa que ya está
viniendo (él no lo sabe), ¡Bienvenido!
No sé su nombre. Pero sí sé lo que dirá: que con el relativismo no
se va a ninguna parte. Mejor dicho: se va al estercolero.
Acabo mi conversación con la camarera del hotel. Me pregunta cómo sé
lo que el próximo Papa va a decir, si no sé quién va a ser.
Le digo la verdad. Información privilegiada.
No hace falta ser
muy listo para tenerla.

08/02/2013
Se buscan salvapátrias
Acabo de leer Victus, de Albert Sánchez Piñol, un escritor catalán.
Según la contraportada, es “una novela histórica que narra la guerra
de sucesión española, un conflicto que puede considerarse como la
primera de las contiendas mundiales y que termina el 11 de
septiembre de 1714 con el apocalíptico asalto a Barcelona”.
Si lo que pone el libro es cierto, lo de “apocalíptico” me parece
muy suave: fue algo terrible.
El autor dice que para escribirlo se ha basado “en las convenciones
habituales de la novela histórica, que estipulan atenerse a los
datos constatados al mismo tiempo que se tolera la ficción en el
apartado privado”. O sea, que si dice que eso sucedió en 1714, fue
en 1714. Si dice que una chica que pasaba por allí era morena y con
rizos puede ser morena y sin rizos, o, simplemente, no ser.
Por tanto, me he creído todo lo que escribe Albert. Así, me he
enterado de que Villarroel fue un general castellano que se batió el
cobre por Barcelona defendiéndola del ataque borbónico. “Figura
inmensa, que defendió la capital catalana con lágrimas en los ojos”.
En la actualidad, el 11 de septiembre los partidos catalanes acuden
al monumento a Casanova que hay en Barcelona para hacer una ofrenda
de flores.
Hasta ahora, a mí Casanova me caía muy bien, porque era de un pueblo
cercano a San Quirico y cuando voy a misa al hospital-residencia de
ese pueblo veo un monumento en el que está muy majo, agarrando una
banderica.
Luego me enteré de que la banderica no era un trapo cualquiera. Era
el pendón de santa Eulàlia, patrona de Barcelona.
Al final del sitio de Barcelona, que duró 14 meses, que se dice
pronto, Villarroel quiso hacer un intento desesperado y ordenó dos
ataques. Uno mandado por él mismo y otro por el jefe de Gobierno,
Rafael Casanova, con la bandera de santa Eulàlia.
Lo que pasa es que el autor dice -y si lo dice, debe de ser verdad,
por lo de los datos históricos que ha señalado al principio- que
Casanova era un personaje más trágico que deplorable y que al cabo
de poco rato, volvió herido en una pierna. El protagonista afirma
que le pareció una heridita de lo más leve y que, cuando llegó al
hospital, su médico ya estaba redactando un certificado de defunción
para que Casanova pudiera fugarse.
¡Ay, madre, otro engaño más! ¡Si ya no puede fiarse uno ni de
Casanova! ¡Si hasta la Real Sociedad está acusada de dopaje! Pero,
¡¿en qué país vivimos?!
¿Y qué hacen todos esos señores llevándole flores a don Rafael, si
se escapó a todo correr dejando en el hospital su certificado de
defunción, que no fue válido hasta 29 años más tarde?
Vuelvo a Villarroel que, por lo menos, tiene una calle muy maja en
Barcelona, cerca de la calle Casanova. No tiene monumento, me
parece.
No hago más que oír que, en estos momentos, hay un peligro: que en
España aparezca un salvapatrias.
¡Pero si lo que precisamente necesitamos es un salvapatrias! Mejor,
varios, cuatro o cinco. No más.
Deben reunir las siguientes condiciones:
Que tengan 50-60 años. En estos momentos no los quiero más jóvenes
ni, por supuesto, más viejos, porque los viejos ya no estamos en
condiciones de tener que ir a la oficina todos los días a las 9 y
salir a las tantas. Que tengan la vida resuelta. Que no pertenezcan
a ningún partido político. Que no sean militares, banqueros o
sindicalistas. Que no hayan trabajado nunca en Goldman Sachs o
similares. Que su marido o su mujer no sean políticos. Que no
necesiten el sueldo que no van a cobrar, ni en blanco ni en negro ni
en bolsos Louis Vuitton, aunque me juren que están comprados en el
top manta. Que no necesiten el puesto para conseguir contactos. Que
por su carrera profesional y humana los tengan, y de nivel. Que sean
personas que se puedan ganar perfectamente la vida cuando dejen el
puesto, sin esperar a que a uno le nombren presidente de la Empresa
Nacional de Fabricación de Varillas de Paraguas, S.A. (ENFAVASA) y a
otro, consejero de la Sociedad Española de Novelas Pornográficas,
S.A. (SOESNOPORSA). No he puesto que sean honrados, porque la
honradez es una asignatura obligatoria, no opcional.
Me encantaría que esos salvapatrias, porque como son eso no les
quiero llamar de otra manera, firmasen un contrato comprometiéndose
a estar 4 años gobernando España, mientras los partidos, los jueces,
los parlamentarios, los… y los… arreglaban sus cosas, expulsaban
violentamente a los corruptos, los presuntos corruptos y los quizá
corruptos. Y, por favor, que no pierdan el tiempo ni gasten dinero
escribiendo un código ético de comportamiento, porque el corrupto,
presunto corrupto y quizá corrupto se lo salta con una gran
elegancia. Incluso participa en su elaboración.
Y
como es tan urgente, hasta estoy dispuesto a perdonarles que no
hablen inglés, porque ahora me interesa que se fijen en lo esencial.
Y lo esencial es lo de la regeneración moral, o la revolución civil,
o la decencia, como lo queráis llamar.
Me sobran muchos de los que están ahora en puestos de gobierno.
Muchos. Y de oposición. Muchos. En la Administración Central y en
las autonomías. Como la catalana me cae más cerca, veo que también
aquí hay muchos Casanovas que enarbolan el pendón sin darse cuenta
de que los pendones son ellos.
P.S.
1. Lo de los salvapatrias es un
invento viejísimo. En las carreras de Fórmula 1, el safety car hace
ese papel. No pretende ganar la carrera, no da muchas vueltas. Sólo
las necesarias para que los que han organizado el lío se deslíen. Y
luego se va. Eso es lo que quiero yo. Si a alguien le molesta lo de
salvapatrias, lo llamo safety car y ya está.
2. No viene a cuento, pero lo digo. En
todos los momentos apurados, tristes, complicados, hay un ramalazo
cómico. Lo he visto hoy: el premio Gaudí a la mejor película en
lengua catalana se lo han dado a una película muda.
3. Varias naciones del mundo se están
disputando el premio. Dicen que es muda, pero en su idioma. Y que lo
del catalán no está tan claro.
¡Ay, Señor!

01/02/2013
Los buenos y los malos
Desayuno con mi amigo de San Quirico.
Hace tiempo que no nos veíamos. Hablamos de todo. (Hoy no tiene
mérito hablar de todo, porque ¡cuidado que hay cosas!)
Me habla de una persona a la que los
dos conocemos. Es un personaje extraño, que se cree genial, raro, de
los que goza cuando encuentra fallos para poder echar una bronca, de
los que creen que dirigir es vigilar, de los del “piensa
mal y acertarás”.
Le digo a mi amigo: “¡Pobre hombre,
está loco!”. Me mira muy serio y dice: “¡No seas ingenuo!
¡No está loco, es malo!”.
De verdad, siempre que he visto a
alguien hacer cosas mal hechas, he pensado que estaba loco. Otras
veces he pensado que era bobo por meterse en semejantes tinglados.
Pero lo de “malo” no
lo había pensado.
Cuando mi amigo me dice eso, recuerdo
que en una contra de La Vanguardia entrevistaron a un señor,
me parece que psiquiatra, que decía algo así como que no hay derecho
a que cuando alguien hace algo malo, se diga de él que está loco.
Venía a decir que el loco hace locuras y el malo, maldades, que
es una cosa muy distinta.
En casa siempre hemos coleccionado
todo: sellos, latas, botellas de cerveza, corchos, robots, sobres de
azúcar, botijos, ceniceros robados…
También, chapas de botella. Me
regalaron el otro día una cerveza que no tenía. (Con tantas
colecciones, es facilísimo hacer regalos en mi familia. Cuando
vuelvo de viaje, le traigo a mi mujer dos sobres de azúcar, después
de haber puesto el azúcar en el azucarero porque en casa todo se
aprovecha, y da saltos de alegría).
Pues en la chapa había una palabra
en mayúsculas: ROGUE. Voy a mi diccionario inglés, y encuentro
que rogue significa 'pícaro, pillo. Lo
bueno es lo que han puesto en la chapa alrededor de esa palabra:
“Dedicated to the rogue in each of us”. O sea,
“dedicado al pillo que todos llevamos dentro”. Al pillo, al
pícaro, al sinvergüencilla, al sinvergonzón.
Incluso al malo. Porque, desde el
desayuno con mi amigo de San Quirico, leo mis dos periódicos con
otro criterio. Y descubro gente mala.
Para los católicos, esto no es
extraño, porque sabemos lo del pecado original. Adán y Eva eran unos
tíos majísimos, pero Eva se comió la manzana y ahí se estropeó todo,
y nuestra naturaleza quedó tocada y nos sucede eso que dice otro
amigo mío: que no sabe qué le pasa, pero que todo lo que le gusta, o
es pecado o engorda.
Soy patrono de la Fundación Alia2,
dedicada a la lucha contra la pornografía infantil en Internet. Los
policías y los guardias civiles que utilizan el software
que les proporciona la Fundación nos cuentan unas cosas que hacen
que se nos pongan los pelos de punta. Y ahora me he enterado de que
esa gentuza que hace esas cosas no está loca, no. Son malos.
Comparados con Hitler y Stalin, no sé quién es peor.
Gracias a Dios, también hay buenos.
Muchos. Quizá, menos “espectaculares”. Ayer estuve
en la presentación del proyecto “Como en casa”, de
la Fundación Miguel Gil Moreno. (Miguel era un fotógrafo de guerra,
muy amigo de mis hijos, que murió en Sierra Leona). Estas personas
ayudan a familias de clase media que lo están pasando mal. Antes se
llamaban “pobres vergonzantes”. Queda mejor
decirlo de otra manera, pero la situación es la misma. Son familias
con un cierto nivel social que, de repente, por la maldita crisis y
por los malditos malos que han hecho toda clase de canalladas, se
han quedado sin poder comer. La Fundación les hace la compra, la
paga y hace que se la envíen. De modo que cuando llega la comida a
casa, nadie sabe que aquello es una ayuda. Hasta el portero piensa
que los señores del 4º derecha han vuelto a hacer la compra en El
Corte Inglés.
Estamos en un momento muy malo. Da
la impresión de que la gentuza ha salido a la calle. No digo que
han salido del armario por no insultar a los que han salido del
armario por otras razones.
La gentuza está amparada por un
absoluto desconocimiento de lo que hacían, por parte de sus jefes.
Nadie sabía nada de lo malos que eran. Como si la estructura de esa
organización -política, social, económica- estuviera formada por
ángeles buenos, buenísimos, bastante tontitos, que con las alas se
tapan los ojos para no ver las charranadas que hacen los malos,
malísimos; charranadas, por cierto, de las que los angelitos, con
mucha frecuencia, también se aprovechan.
P. S.
1. Que sí, que me ha salido un
sermón. Pero hace tiempo que tenía ganas de echar un sermón. Porque,
vuelvo a repetirlo por enésima vez más una: o nos damos cuenta de
que así no se puede seguir; o nos volvemos buenos y hacemos que
nuestros hijos lo sean, o no hay nada que hacer.
2. Cuando digo buenos, quiero decir
gente limpia, noble, que sepa que lo que está bien, está bien y lo
que está mal, está mal. ¡Casi nada!
3. Por cierto, esto se aprende en
la familia.
4. Es posible que los malos también
aprendieran cosas buenas en sus familias. Pero algo pasó y se
convirtieron en gentuza.
5. A ver si hay suerte y se
acuerdan de lo que les enseñó su mamá, que era una santa.
6. Pero ellos son hijos de mala
madre.

Esto está cada día más divertido.
España es un cúmulo de casualidades. Va un señor a Andorra con
su novia y, de repente, se abre una bolsa, y ¡hala! billetes de 500
por el maletero. Va otro señor, hace negocios industriales con
socios extranjeros y ¡hala! 22 millones de euros en Suiza. Otro hace
no sé qué con cosas de formación y ¡hala! a devolver no sé cuántos
mil euros sin que se le mueva un músculo de la cara. A otro, hace
años, se le escapa lo del 3 % y todos se escandalizan. A una
fundación le cambian el nombre para que suene mejor. Un alcalde
dimite por unos días. Luego prorroga su dimisión por otros días más.
Otra casualidad es que muchos de ellos
-realmente casi todos- sean políticos. Y uno llega a pensar
que la clase política, eso que han inventado unos y de lo que viven
ellos, sus familias y otros que se les pegan, es una cuadrilla de
sinvergüenzas, o de indecentes, o de impresentables, o de lo que
queráis (podéis elegir el nombre, con tal de que no suene bien).
Menos mal que sale Mariano y, mientras
con un plumero limpia el polvo y con un cepillo de púas el barro de
su partido, nos asegura a todos los españoles, y a quien quiera
oírle aunque no sea español, que la clase política en general es
honrada y que “no es aceptable que se diga que en política todo
es sucio, porque no es cierto y además es injusto”.
Me lo creo, Mariano. Porque me lo
dices tú. Tema resuelto.
Pero, como lo de las cuentas claras es
bueno, porque ahuyenta los malos pensamientos, me gustaría que
Mariano por el PP, Alfredo por el PSOE, Oriol por Convergencia y
Josep Antoni por Unió, me hicierais llegar en el plazo de una semana
el siguiente formulario:
Partido… (Póngase el nombre
del partido)
Dirigido por… (Póngase el
nombre del máximo responsable)
Fecha: 1 de Febrero de 2013
Asunto: Cuentas del partido a
31 de diciembre de 2012
Ingresos del año 2012
Cuotas de afiliados: Tantos
afiliados x tantos euros por afiliado A euros
+ Subvenciones y donativos
*Presupuestos Generales
del Estado B
*Donativos de empresas
(detallado empresa por empresa) C
*Donativos de personas
(detallado persona por persona) D
*Donativos de otros
partidos europeos y americanos que
nos echan una mano
porque les caemos bien (detallado
partido por partido)
E
*Donativos de fundaciones
que nos dan dinero porque
les gusta lo que hacemos
(detallado fundación por
fundación)
F
+ Varios
*Fiesta del aniversario
del partido G
*Lotería que, una vez
más, le ha tocado al Diputado
XX y que, lleno de
generosidad, como siempre, ha
entregado al partido
como aportación personal H
*Otros, detallado uno por
uno. J
Total Ingresos 2012: A + B + C +
D + E + F + G + H +I +J = K
Gastos del año 2012
Personal, detallado individualmente.
Incluye sueldos y S.S. L
Viajes y estancias, detallado viaje
por viaje y estancia por estancia M
Electricidad, agua y gas
N
Alquileres
O
Otros, detallados individualmente
P
Total gastos 2012: L + M + N + O
+ P = Q
K menos Q = Ingresos menos gastos =
superávit/déficit del partido en 2012.
Si hay superávit, cómo está invertido
o guardado: fondos en España, dinero en la isla de Gernsey, puesto
debajo del colchón de la cama del Secretario General, etc.
Si hay déficit, cómo se piensa
arreglar: derrama a los afiliados, reducción de sueldos, colectas
especiales por la calle, fiestas benéficas, créditos de algún banco
que milagrosamente se lo quiera dar, etc.
Mariano, Alfredo, Oriol, Josep Antoni.
No hace falta más.
Si presentáis eso dentro de una
semana, os podéis ahorrar lo de “pongo la mano en el fuego”,
“me estáis queriendo destruir”, “no me temblará el
pulso”…y todas esas patochadas que decís mirando a la
cámara y que, ora dan pena, ora dan asco, ora dan risa, ora producen
desprecio. (¡Vaya frase que me ha salido!).
La gente no es idiota y esas
patochadas ya no cuelan. En consecuencia, tenéis varias
posibilidades:
1. Iros (la que más me gusta).
2. No hablar más que con números,
porque los números se entienden muy bien.
3. Siempre: callaros.
4. Siempre: tener vergüenza.
Porque no sé si os acordáis de que
estamos en aquello tan bonito de la regeneración moral que, para
muchos, es una filfa, o sea “mentira, engaño, noticia falsa”.
P.S.
1. No quiero comisiones de
investigación, porque ya me sé las etapas: quiénes las forman, qué
plan de trabajo se va a seguir (hasta aquí, 6 meses), el lugar, la
frecuencia de reuniones, etc. Y 13 años después, la mitad de la
gente se ha muerto y la otra mitad no se acuerda.
2. Quiero números, actuales,
reales, que los tenéis, majos. Decidle a una secretaria que los
pase a limpio y me los mandáis. Firmados por vosotros, como es
natural. Enviádmelos, que me los harán llegar y los publico
la próxima semana. ¡Ánimo!
3. Escribo este artículo el martes.
Hoy, en la COPE, en el programa de Javi Nieves, he pedido lo mismo y
he puesto como plazo el viernes. O sea, es posible que cuando salga
este artículo el viernes, yo ya tenga los datos. En ese caso, lo
diré y ya está.
4. Si, al leer este artículo,
alguno dice que parece que estoy cansado, acierta. Estoy muy cansado
de cuentos, explicaciones, frases vacías y falsas.
5. Y cuando oigo a Inocencio Arias
decir que ya no sabe qué porcentaje de políticos es honrado, estoy
por llamarle y decirle: “Chencho, yo, tampoco lo sé. Pero, por
lo que veo, me parece que el porcentaje es extremadamente bajo”.
6. Y, como soy español y quiero a
mi Patria, copio lo que dijo Unamuno: “Me duele España; ¡soy
español, español de nacimiento, de educación, de cuerpo, de
espíritu, de lengua y hasta de profesión y oficio; español sobre
todo y ante todo!”
7. Pues yo también y por eso,
también a mí me duele España.
8. Y lo vamos a arreglar.
9. A pesar de.

18/01/2013
La revolución civil y la ecuación con envolvente
Hablo con un ingeniero amigo mío. El
próximo lunes voy a comer con él y con otros ingenieros. Después de
la conversación, agradabilísima, me acuerdo de que soy ingeniero.
Con frecuencia se me olvida, porque lo que hago ahora tiene poco que
ver con el cliché que se atribuye con frecuencia a los
ingenieros: que son cuadriculados, que tienen un esquema cerrado
en la cabeza y que todo lo que allí no cabe no existe, etc. Y mi
vida actual tiene poco que ver con eso. Se caracteriza por un
absoluto desorden y un modo de funcionar que hace que algún amigo
mío ingeniero me haya dicho recientemente: “Estás haciendo
el payaso”.
Repito muchas veces que estoy contento
al ver que España va por el buen camino. Lo digo hoy, con
5.778.100 personas sin empleo, según la Encuesta de Población Activa
de 30 de septiembre y a la espera de la de 31 de diciembre, que
saldrá uno de estos días.
Y como muchas veces me preguntan qué
es eso del buen camino, porque no acaban de verlo, he decidido
ponerlo en ecuaciones, para recordar mis tiempos de la Escuela de
Ingenieros de Industrias Textiles, que así se llamaba la de
Terrassa.
Busco una ecuación omnicomprensiva,
palabro con el que pretendo decir que fuera de esa ecuación no hay
nada. (Cosa imprudentemente ambiciosa, porque la experiencia me dice
que cuando dejas algo completamente acabado, a los pocos días
descubres que te habías olvidado de algo. Y, además, importante.)
La ecuación es la siguiente:
A (austeridad) + C (crecimiento) +
RES (reformas estructurales), todo ello envuelto en H (honradez) =
dar la vuelta a España como un calcetín.
Ahora voy a intentar explicar cada
miembro de la ecuación.
Austeridad = es lo que estamos
sufriendo en forma de más impuestos y menos gastos (recortes).
Es algo que no gusta, ni en una
nación, ni en un ayuntamiento ni en una familia. Pero hay que darse
cuenta de que en una nación, en un ayuntamiento o en una familia, si
hay desmadre, se puede aguantar un año, dos años, tres años, hasta
que, como dicen los catalanes, peta. O sea, estalla. Y aquí
petó.
Crecimiento = revolución
financiera + crédito a las empresas.
La revolución financiera está formada
por varios sumandos:
Revolución financiera =
saneamientos que han hecho los bancos contra sus cuentas de
resultados + banco malo + relajación de las normas de Basilea por
las que se consideran activos con liquidez unos que antes no se
consideraban como tales + 22.000 millones de créditos del ICO a
pymes + venta de entidades financieras poco presentables + salvación
de otras menos presentables todavía + otra cosa que diré luego.
La cosa que diré luego la digo ahora:
que como con todas estas cosas la gente se fiará más de nosotros, el
Estado podrá colocar deuda (o sea, pedir prestado) con más
facilidad y si consigue el dinero de inversores que no sean los
bancos españoles, quedarán más euros para mi amigo de San Quirico al
que vete a explicarle que lo de que el Estado se lleve el dinero que
le podrían haber prestado a él se llama crowding out.
Aquí se presenta una duda: ¿cuándo
recuperaremos el dinero puesto por el Estado en los bancos, que hace
que, siguiendo aquello de que “Hacienda somos todos”,
a todos nos escuezan los montones importantes -importantísimos- de
euros que el Estado ha puesto o ha avalado para evitar que estos
mozos se hundan, arrastrando en su hundimiento a sus empleados, a
sus accionistas, a sus…, a sus…, incluyendo en los “sus”
a los que compraron preferentes porque era el último grito (y lo
fue) y también a algún banco alemán que les había prestado dinero?
(Me ha salido un interrogante muy largo, pero es que hoy me ha dado
por lo omnicomprensivo).
He puesto que crecimiento = revolución
financiera + crédito a las empresas, pero me parece que está mal.
Que es solo “revolución financiera”, porque si se
hace bien, debe fluir el crédito a las empresas, lo cual,
lógicamente, traerá consigo el crecimiento, digo yo.
Reformas estructurales = reformas de
la estructura. El otro día vi por televisión a un señor
perteneciente a un organismo internacional que decía que España
tiene una estructura compleja.
Para colmo, hoy leo que hay un foro,
el de la Sociedad Civil, que yo no sabía que existía y cuyos
componentes proponen modificar la Constitución. Estos señores dicen
que “esto no puede seguir así”. (Hasta ahí, todos de acuerdo.)
Y remachan: “porque no nos podemos
permitir 17 gobiernos, 17 parlamentos, 17 tribunales de justicia y
17 tribunales de competencia”.
Ufff... ¡Qué poco les va a gustar a
algunos y cuánto nos va a gustar a otros!
Ahora viene lo de la envolvente. La
H. La honradez. En este tema estoy dispuesto a aceptar cualquier
eslogan: “¡Basta ya!”, “¡Tolerancia cero!”, “Estoy hasta
las narices!”, “¡Vigilen sus nombres no vaya a ser que haya otro que
se llame exactamente igual que usted y que sea muy malo, mientras
usted es muy bueno!”, etc.
Pero basta ya, por favor. Que no sé si
los de C son malos y los de U, también y por eso, CiU es mala. Ni si
el PP es impresentable o simplemente es que a su extesorero le
gustaba esquiar en Suiza. Ni si un señor cobraba comisiones a cambio
de “papeles” para los inmigrantes.
No lo sé, pero vuelvo a repetir algo
que dije hace tiempo: que si Shakespeare hubiera vivido ahora en
España, no habría dicho eso de que algo huele podrido en Dinamarca.
Hay quien dice que no lo dijo: que la frase real era “hay
algo podrido en Dinamarca”. Y esa es la frase exacta para
hablar de España: que hay algo podrido. Mucho podrido.
Y de ahí viene lo de la revolución
civil que yo quiero hacer en España, porque, o ponemos la envolvente
de Honradez o ponemos la envolvente de la manta que todo lo tapa,
tarea en la que me parece que hay cientos de especialistas.
Yo no puedo, Mariano. Pero tú
DEBES, que para eso te pagamos. Seguramente, menos que lo que
van a pagar a Guardiola en el Bayern. Pues haberlo pensado antes y,
en vez de hacerte político, haber seguido un curso en la Escuela de
Entrenadores.
DEBES, pero quizá no puedes. Si
mueres en el intento, te haré otra estatua de esas que ya estoy
encargando para ti. Y hablaré con algún alcalde amigo mío para que
la pongan en la plaza mayor del pueblo (la que en sus tiempos se
llamó del Generalísimo Franco).
En televisión me preguntan si los
medios de comunicación tienen culpa del mal ambiente. Les digo que
no. Que el mal ambiente es porque el ambiente es malo. Es
verdad que una noticia catastrófica puede llamar la atención de la
gente, pero si el Gobierno se empeña en que nos aprendamos de
memoria la ecuación y la va repitiendo y y repitiendo y repitiendo,
los medios informativos irán hablando de esas cosas. Y si todos los
días pescan a un señor al que le gusta esquiar o al que le gusta
viajar con su novia a Andorra para hacer compras y que por eso se
lleva unos billetejos de nada, eso, bien presentado,
contribuiría a la revolución civil.
Porque mis amigos de los medios de
comunicación, que son muy buena gente, dirán: “¡Otro pájaro
descubierto”. Y, en vez de añadir: “¡Qué mal está todo!”, dirán:
“¡Ánimo, Mariano, que ya hay uno menos en la calle!”. Y si
retiramos de la circulación pájaro por pájaro, uno por uno, o sea,
trescientos sesenta y cinco pájaros al año (uno más en los
bisiestos), al final de año la tele empezará a dar buenas noticias.
El negocio de construcción de cárceles habrá florecido. Los cuerpos
y fuerzas de seguridad del Estado o las empresas privadas de
seguridad contratarán gente. Y la calle estará más limpia.
Este es un artículo con epílogo, que
copio del de mi último libro, que me salió muy bien.
“Parafraseando unas declaraciones
que hizo un político español hace unos años, con esta revolución
civil, a España ´volvería a conocerla la madre que la dio a luz”
- ya sé que no lo dijo así, pero, dicho de esta manera, me parece
más educado-.
Y parafraseando algo más bonito,
acabo repitiendo a Antonio Machado: ´Creí que mi hogar estaba
apagado y revolví la ceniza…Me quemé la mano´.
Nuestro hogar no está apagado. Lo
hemos dejado enfriar. Pero hay que quemarse la mano”:
P.S.
Mariano, ¡qué trabajo más bonito
tienes por delante! ¡Qué responsabilidad tan grande! ¡Ánimo, que ya
tengo encargada la estatua!

11/01/2013
Falta pudor, sobra pudor
El Diccionario de la Real Academia
define el pudor como “honestidad, modestia,
recato”. Y también, como “mal olor, hedor”.
Por aquello de que los extremos se
tocan, estoy viendo casos -muchos, muchísimos- de falta de pudor en
el primer sentido y de sobra de pudor en el segundo sentido.
No soy quién para acusar a nadie de
falta de honestidad, pero sí de falta de recato, como me
parece falta de recato cuando alguien sale en la tele y nos cuenta
qué le pasó con su mujer o con la amiga de su mujer o con aquel
chico que era muy majo, pero que, en sus ratos libres, metía la mano
en la caja del Ayuntamiento, porque para eso era Alcalde. Y con
quién se acostaba cada uno y cada una.
A veces, pienso que la falta de recato
es consecuencia de eso que nos ha dado por llamar “autenticidad”,
o sea, que cada uno hace lo que le apetece, y además lo cuenta,
porque uno es así de auténtico. Con este significado, por cierto
falso, de la autenticidad, resulta que cuanto más dura tienes la
cara, más auténtico eres. Y de ahí a la falta de recato va un
nanomilímetro, que me parece que es algo muy pequeño, si es que
existe.
Rodrigo Rato, elegido por
Bloomberg Business Week como uno de los cinco peores
directivos del mundo en 2012, ha
sido contratado inmediatamente por Telefónica como miembro de un
Consejo asesor. El Confidencial dice que Rajoy le quería
colocar en Endesa, pero al final no pudo.
Repaso nombres: Eduardo Zaplana,
Felipe González, José Mª Aznar, Elena Salgado,…en Telefónica,
Endesa, Gas Natural, Murdoch y sitios así.
Veo que en Cataluña, Mas,
siguiendo el guión que le ha escrito su socio y opositor Oriol
Junqueras, inaugura el desdoblamiento del Eix Transversal y dice
que eso es un ejemplo de que Cataluña funciona mejor cuando no
depende del Gobierno central. Algunos dicen que el coste total de la
obra será de 2.550 millones de euros, aproximadamente un 250 % más
que el precio de adjudicación aprobado inicialmente. O sea, que lo
previsto eran 1.020 millones de euros y se les fue un poco la mano y
lo multiplicaron por 2,5, cosa que pasa en las mejores familias y de
la que tiene la culpa única y exclusivamente la Administración
Central, porque la parte nuestra la hemos hecho de cine.
Y a las personas normales, al ver lo
de Rato, Aznar y González y Zaplana y Salgado y esas cosas de Mas,
se les queda la cara de tontos. O de listos, porque resulta que no
son tontos y se dan cuenta de lo que pasa.
Para tranquilizarnos, lo de la falta
de recato no pasa solo aquí, porque en Alemania, o quizás en Moscú,
Schcroeder, el antiguo canciller, trabaja para Gazprom. Con un
cierto retraso, me entero también de que en 2009, el entonces
Presidente del Deutsche Bank, Josef Ackeman, celebró su cumpleaños
en el despacho de Merkel, cosa que ya me hubiera gustado celebrar a
mí, dada mi admiración por Dª Angela.
Ahora resulta que Unió, partido serio
de toda la vida, va a devolver 388.000 euros que, por una
distracción, acabaron en las arcas del partido, desde1994 a 1999.
¡Es que hay mucha gente distraída! En este caso, me quedo menos
descontento, porque lo devuelven, aunque la instrucción del sumario
ha durado 13 años, período de tiempo que ha servido para una serie
de cosas, como, por ejemplo, “debilitar” las pruebas para
acreditar la participación de los acusados. Concretamente, a dos
señoras se les retiran los cargos por las dificultades para probar
su culpabilidad, sobre todo después del tiempo transcurrido, que no
permite acreditar su participación. Cuando le recuerdan a Duran i
Lleida que tendría que dimitir por este asunto, se va a Chile y
dicen que igual hará algunas declaraciones allí. (Andando, la sede
de Unió en Barcelona está a 10 minutos de Catalunya Radio y a 5 de
RAC 1. Para hacer declaraciones, no hace falta irse tan lejos y
gastarse dinero en el viaje.)
Desayuno con un amigo, en Barcelona.
Se conoce muy bien los entresijos de esta Comunidad Autónoma y de
otras. Y me dice que, hace años, había personas de categoría que
dejaban sus ocupaciones profesionales y se dedicaban a la política
durante una temporada. Normalmente, les costaba dinero. Al abuelo de
mi mujer, Jorge Jordana, le pasó eso cuando fue Alcalde de Zaragoza.
Solo la chistera que llevaba cuando recibió a Alfonso XIII en 1927
en Zaragoza costaba un dineral. Y se la pagó él.
Mi amigo me dice que, poco a poco al
principio, y con una velocidad endiablada al final, esos hombres de
prestigio dedicados a la política fueron sustituidos por hombres
sin prestigio o con mal prestigio que veían en la política un modo
de quitarse el hambre, y, una vez quitado, poder comer mariscos,
alimento que a mí nunca me ha gustado, y que quizá por eso no he
podido hacer carrera en este terreno. Esos hombres constituyeron una
nueva clase: la clase política, que, en la encuesta de
septiembre del CIS, aparece considerada como un problema por un 26,9
% de españoles. (Curiosamente, en esa misma encuesta, un 24,5 % de
españoles están a favor de un único gobierno central, sin
autonomías. Casi coinciden las cifras. Yo creo que el desmadre se ve
demasiado. Estos mozos no disimulan nada.)
Me dice mi amigo que toooooodos
los políticos están pringaos. Luego, se calma un poco y dice:
bueno, tooooooodos no, porque conozco alguuuuuuuno
honrado. (El alargamiento de la palabra alguno, junto con la cara de
pena que pone, me indica que piensa que alguuuuunos no son
muuuuuchos).
¿Crisis de valores? No, crisis de
falta de vergüenza, que hace que a algunos mozos/as se les vaya
endureciendo la cara hasta parecer un anuncio del cemento que fragua
instantáneamente y que hacen que la gente diga eso de que siempre
pagamos los mismos.
Creo que sería más exacto decir que
siempre, los mismos están en todos los ajos. Y sus
maridos y sus mujeres y sus ex maridos y sus ex mujeres, porque, en
cuanto rascas un poco, aparecen parentescos actuales o antiguos. A
veces, me da la impresión de que el que deja a su mujer o al revés,
va al Gobierno de turno y le dice: “anda, colócame a este/a en
algún sitio, que así me ahorro la pensión” (con la edad,
cada vez tengo más malos pensamientos).
O sea, que las antiguas clases
sociales de proletarios vs capitalistas ahora son
los que no están en el ajo vs los que sí están en el ajo.
Si los señores Méndez y Fernández Toxo hicieran un sindicato de los
que no están en el ajo, igual me apuntaba.
Otra cosa: señor Rato, usted,
ahora, a vivir, que para llegar a fin de mes, no necesita las
cuatro perras que le va a pagar César Alierta. ¿Por qué no lo deja?
Desde fuera, me parece que usted, en el FMI no se lució mucho. Y en
Bankia menos todavía. Pero, por familia, tiene perricas y no
necesita lo de Telefónica. Váyase, hombre, váyase. Que me cae muy
bien, porque usted es amigo de un pariente mío y cuando murió mi
suegro, usted fue al funeral. Y un día nos lo encontramos y mi mujer
le dio las gracias.
Sea usted el primero en dar el paso,
porque todavía tiene prestigio, a pesar de lo de Bloomberg y de lo
de Bankia. Retírese y váyase a Asturias una temporada. Que aún es
joven y puede volver. ¡Ánimo, hombre, que nos ayudará a todos!
Y luego, igual se animan Salgado,
Zaplana y los demás, y le siguen. Y evita tentaciones a otros que
están esperando, anhelantes, a que la gente se olvide un poco de las
burradas que han hecho y les hagan Consejeros de la empresa de mi
amigo de San Quirico, que no es Endesa ni Gazprom, pero por algo se
empieza.
Y la gente empezará a pensar que no
todo está perdido: que entre ustedes que renuncian por elegancia y
otros que devuelven el dinero por obligación, las cosas empiezan a
cambiar.
Y no digo que “en España empieza a
amanecer” porque me dirán que soy un fascista impresentable,
nostálgico de tiempos que no volverán y que no soy demócrata.
P.S.
1. D. Rodrigo, por favor no piense
que, en cuanto usted se vaya, yo le llamo a César Alierta, que es de
Zaragoza, y le pido que me dé su puesto. Se lo aseguro: no lo haré.
Yo también tengo un cierto pudor. (En la primera acepción.)
2. Hablando de democracia: ayer vi
a un político de Ciutadans exigiendo a Duran i Lleida que dimitiera
por decencia democrática. Mira, majo, la decencia no tiene
adjetivos. No existe la decencia democrática, ni la totalitaria, ni
la deportiva, ni la de San Quirico. Existe la DECENCIA.
3. Y la indecencia.
4. Y, mientras tanto, en Barcelona,
Félix Millet mira el espectáculo y sonríe.

04/01/2013
Las 6 cosas que hay que hacer en 2013
En Expansión, Ignacio de la
Rica dice que el 2013 nos pilla cansados. Seguramente tiene razón,
porque incluso las felicitaciones de Navidad reflejan un cierto
tedio. Una de las más optimistas que he recibido dice que “como
hemos sido buenos, lo que nos parece un problema, quedará en una
simple incidencia”.
O sea, cansancio, problemas,
incidencias, malas caras, malos genios. Que sí, que ya lo sé. Pero
como 2013 no es más que la continuación de 2012, lo mismo que 2012
fue la continuación de 2011 y así hacia arriba hasta los Reyes
Católicos y más, pues hay que olvidarse del cansancio, como
se olvidan muchos que, por la mañana, cuando se levantan, se dicen a
sí mismos: “Ánimo, que luego echaré la siesta”. Y
después, como no pueden echar la siesta, “ya te he vuelto a
engañar”.
Este año hay que trabajar mucho,
aunque, pensándolo bien, me parece que Rajoy solo tiene que hacer 6
cosas:
Fomentar el crecimiento y crear
empleo. Fundamental. Mis cortas luces económicas no me dan para
saber cómo se crece sin que crezcan las empresas. Porque pienso que
si crecen las empresas, se creará empleo. Ya sé que las empresas
pueden crecer haciendo inversiones que requieran menos personas
trabajando. Pero mis amigos los capitalistas de la calle Mandri en
Barcelona no van a hacer inversiones de esas. Porque el bar, el
relojero, la confitería y la zapatería, con revolución tecnológica o
sin revolución tecnológica, necesitarán que algún banco de los que
queden después de la limpieza haga su trabajo y les ayude con una
póliza que les permita crecer y crear empleo.
Leo que Inditex, Mango, Grifols y
otras empresas gordas piensan contratar personas. Me entusiasma,
pero quiero que creen empleo los pequeñicos, que uno a uno,
irán resolviendo el problema del paro. Rematar la reforma/revolución
financiera que, o se acaba de hacer pronto, muy pronto, o sea,
mañana por la mañana, o ni creación de empleo, ni crecimiento, y los
de la calle Mandri, a cerrar. (Lo de la calle Mandri es un ejemplo
que me cae cerca, pero hay en España muchas calles Mandri, gracias a
Dios)
Reformar la Administración pública.
Carmen del Riego, en La Vanguardia, dice que “reformar la
Administración bien vale un mandato”. O sea, Mariano, que si por
reformar la Administración te juegas el puesto y lo pierdes, yo haré
lobby para que te hagan una estatua en las principales ciudades
españolas, con una leyenda: “Para un presidente que, por
fin, puso los intereses de España por delante de los suyos propios y
los de su partido”.
Reformar la educación. He dicho
la educación, no lo que hay que saber. De la lengua, no hablo,
porque todo se hará en inglés.
Reformar el sistema de pensiones,
lo cual debe ser difícil, pero algo habrá que hacer, porque me
parece que esto no da para mucho más. Quizá haya que cambiar el
método de reparto (los jóvenes trabajan para los viejos) por el de
capitalización (voy ahorrando para cuando sea viejo). Digo quizá
porque tampoco sé de eso. (¡Qué poco me enseñaron en la Escuela de
Ingenieros!)
Seguir luchando contra el déficit y
empezar a pensar en ir pagando las deudas. O sea, poner más seriedad
en la administración de nuestra familia, porque hasta ahora nos
hemos dedicado al apalancamiento, o sea, a vivir de prestado, y ha
llegado la hora del desapalancamiento, o sea, del sentido común. En
otras palabras, ha llegado la hora del deleveraging, palabra
que suena mejor que decir simplemente “pagar las deudas”.
¡Y nos coge cansados! Hace muchos años
empecé a trabajar con un grupo de chavales que, al cabo de dos
horas, me miraban con cara lánguida y me decían: “Estamos agotados”.
Un día los reuní y les dije que, a partir de aquel momento, estaba
prohibido agotarse. No sabéis cómo aumentó la productividad.
Por tanto, primera idea: prohibido
decir que estamos cansados. Segunda idea: prohibido pensarlo. Ya
sé que me diréis que soy un dictador, que quiero controlar los
pensamientos, etc. Pero, majos, eso es lo que hay. Si soy así, soy
así. Seguramente, la culpa es de mis padres, mis abuelos, etc. (Mía
no, por supuesto, porque vivimos en un mundo en el que todo es culpa
de otro.)
Tercera idea: hablar muy claro y no
decir cosas sin fundamento. Poder explicar por qué se dice una
cosa. Por ejemplo: “crearemos empleo en el cuarto trimestre”.
¿Por qué? Y se contesta y ya está. Mi amigo Alberto siempre me decía
que había que aguantar la repregunta, o sea, el segundo ¿por
qué? después del primer ¿por qué?
Cuarta idea: no decir cosas
extrañas, porque la gente cada vez es más lista y cada vez está
menos dispuesta a que le cuelen encantaments (frases bien
construidas, que no significan nada, en absoluto.)
(Cuando estoy escribiendo este
párrafo, recibo un correo de una persona que comenta una afirmación
mía -“Si queremos, la crisis se acaba ahora”-
afirmación que, por lo menos, estaba razonada, no sé si bien o mal,
pero razonada, es decir, contesté al por qué que me hizo la
entrevistadora. Esta persona me dice, entre otras cosas, que
“Haberler sugería que hay un considerable acuerdo sobre la
naturaleza de signo acumulativo del proceso del ciclo, y que los
puntos de flexión son los que ofrecen mayores desacuerdos por su
mayor dificultad en el diagnóstico”. Lo cual no me quita el
sueño, porque no he entendido NADA.)
P.S.
1. Repito: este año hay que hacer
muchas cosas importantes. Ya nos cansaremos otro año.
2. No he hablado de Cataluña ni sus
cosas, porque me parece que es un tema secundario.
3. Voy repasando titulares de
La Vanguardia y solo con eso, sin leer los artículos, tengo
bastante. Ejemplos:
a. Mas emplaza al Gobierno
de Rajoy a evitar el choque.
b. Mas pide a sus consellers
diálogo con el Estado.
c. Duran emplaza a Rajoy a
“mover ficha sobre Cataluña”.
d. Oriol Junqueras, citado
por Fernando Ónega: “Se trata de explicar que aquello que depende de
la Generalitat se hace de forma justa y eficaz y que lo que depende
del Gobierno central no se hace de forma justa y eficaz”.
e. Rajoy se compromete a
recuperar el diálogo con Cataluña.
f. Mas sitúa el bienestar
social como prioridad.
g. Rajoy y Mas inaugurarán
juntos el día 8 de Enero el AVE a Figueres. El acto, presidido por
el príncipe, propiciará el primer encuentro de los dos líderes tras
el 25-N.
h. Francesc Homs, citado por
Alfredo Abián: “Madrid ha dictado desde hace tiempo nuestra
sentencia de muerte”.
i. Lluís Solà, autor y
traductor, “repasa su trayectoria dedicada a rescatar el catalán de
una enseñanza genocida y abyecta impuesta a los jóvenes de su
época”.
4. De todas estas cosas, lo único
importante es que Rajoy y Mas van a hablar. Y si aprovechasen que el
Príncipe está allí, y hablasen tranquilamente reunidos con él (que
no olvidemos que representa a ESPAÑA y, por tanto, es parte
interesada), evitarían -Mariano y Artur- decir tontadas.
5. Y sobre todo, que no esté
presente Francesc Homs, porque no da ni una.
Ni Oriol Junqueras, porque ya se ve
que se divierte tergiversando las cosas.
Ni Duran i Lleida, que parecía un
tío inteligente y quería ser Ministro de Asuntos Exteriores, porque
si a mí (Mariano) me dicen que mueva ficha, le contesto (a Josep
Antoni y, de paso, a Artur) que la mueva su tía, que es quien la ha
puesto en marcha.
Como no se necesitará traductor,
porque, en castellano o en catalán, el príncipe, Mariano y Artur se
pueden entender muy bien, no hace falta que vaya Lluís Solà, para
que no le parezca que la entrevista es genocida y abyecta.
Solo nos faltaba eso.

Se está acabando un año duro,
emocionante, apasionante, en el que muchas personas han sufrido
mucho, en el que muchas personas han dado mucho -se han dado a sí
mismas-, en el que se han hecho muchas reformas, revoluciones,
cambios serios, que nos han afectado a todos.
Escuché el discurso del Rey por la
radio. Me gusta más así. Cuando lo veo por la tele, me distraigo.
Veo las banderas, el belén, los papeles encima de la mesa… Por la
radio me concentro más.
Me enteré de que el Rey quiere:
1. Que la política se escriba con
mayúsculas, o sea, POLÍTICA.
2. Y que la POLÍTICA es la que fija su
atención en el “interés general y el bienestar de los
ciudadanos”.
3. Y que esa POLÍTICA, lejos “de
provocar el enfrentamiento, integra lo común para sumar fuerzas”
Mientras lo oía, yendo a casa en
coche, solo, desde un pueblo cercano a San Quirico, iba diciendo
“¡sí, señor!” cuando oía algo que me gustaba, y luego empecé a
pensar en tooooooodos los que buscan el enfrentamiento en España.
Y me salieron muchos. Muchos a los
que parece que les pagan para jorobar al prójimo. Para cuando
alguien quiere trabajar, insultarle. Para cuando alguien quiere ser
honrado, robarle. Para cuando alguien quiere ser leal,
transfugarse (verbo que ya sé que no existe, pero se entiende).
Para cuando uno lucha por salir adelante en una crisis como esta,
decir que se está forrando. Para cuando uno es generoso, decirle
que, con el dinero que tiene, eso no es ningún mérito y que lo hace
para ahorrarse impuestos. Para cuando uno crea puestos de trabajo,
decir que los tenía que crear en su pueblo, y no en el pueblo de al
lado.
Si siguiese con los para cuandos,
me saldría una lista larga. Y si queréis nombres, abrid cualquier
periódico de hoy, de ayer, de mañana y allí están.
Y lo peor no son los que están, sino
los que no están, o sea, la gente normal que puede llegar a
pensar que para triunfar en la vida hay que hacer eso.
Y entonces inventamos la jungla. Y si
inventamos la jungla y vivimos hechos unos jungleros, palabra
que tampoco existe, entonces no es verdad lo que ha dicho el Rey:
que España tiene fortaleza para afrontar la crisis.
Majestad, eso es verdad si somos
honrados, si trabajamos en serio, si no somos una nación de
choricetes. Porque si fuéramos una nación de choricetes,
seríamos una porquería de nación y eso de la fortaleza de España
habría que situarlo en los tiempos de Felipe II, cuando no se ponía
el sol en nuestros dominios. Si somos así de desgraciaos, el
sol no es que no se pondrá, es que no saldrá nunca en nuestros
dominios, porque no tendremos ni uno solo.
Y cuando el Rey habla de “desapego
hacia las instituciones y hacia la función política”, me
recuerda lo que escribió hace poco un autor al que le tengo mucho
cariño: yo. En un arranque de inspiración dije que el capitalismo
salvaje no existe. Que lo que existen son salvajes que hacen de
capitalistas. O sea, que si ahora no existe la POLÍTICA es
porque lo que hacen unos cuantos cientos de ceporros que hay por ahí
no es política, ni con mayúsculas ni con minúsculas. Es jugueteo:
con las ideas, los sentimientos y los dineros de muchos.
Ya sé lo que dirá alguno: que todo
esto que ha dicho el Rey se lo aplique a sí mismo. Ya lo sé. El Rey
también lo ha pasado mal. En alguna ocasión, por su propia culpa.
Porque, como todo hijo de vecino, el Rey mete la pata alguna vez. Y,
como todo hijo de vecino, unas veces lo hace sin que se entere la
gente y otras, “ostentóreamente”, como decía aquel
presidente tan pintoresco que tuvo el Atleti (según mi yerno,
ese es el nombre correcto del Atlético de Madrid).
Pero, como me dijo un amigo hace
muchos años, “cuando uno mete la pata, la saca”. Y
eso es lo que hizo el Rey, y puedo asegurar que a su edad, un poco
menos que la mía, pero por ahí le anda, cuesta bastante.
Es verdad una cosa que ha dicho en su
discurso: que no todo es economía. Podría haber dicho que la
economía es lo de menos. Que todo lo que pasa, todo todo, y, por si
no queda claro, todo todo todo, se debe a eso de los valores. A que
muchos se han olvidado de que lo que está bien está bien, y lo que
está mal está mal y les ha dado por decir que, hombre, no es para
tanto, y así, por ejemplo, nos pasa desapercibida la cifra de
118.359 interrupciones del embarazo, nuevo eufemismo con el que
definimos el número de niños que se han cargado en 2011.
(No tengo la cifra de 2012, porque aún no se ha acabado el año).
Leo que, por cada pensionista, hay
2,36 cotizantes que le dan de comer, de beber, de hacer viajes,
de aprender a bailar, etc. O sea, que al cargarse 118.359 futuros
cotizantes (de aquí a 18 años, que tampoco es para tanto), se han
cargado de paso a 118.359 dividido por 2,36 = 50.152 viejecitos, que
hoy tienen 49 años, y a los que, o les eutanasian, o sea, se
los cargan, o lo van a pasar mal, sin pensión, sin viajes, sin baile
y sin ná.
Y dentro de 18 años, el/la ministro/a
de entonces dirá que peligra el sistema de pensiones. Ja.
P.S.
1. Al hablar del Atleti, no he
dicho que una vez mi yerno me hizo socio del Frente Atlético. Tuve
mi carnet durante una temporada. Luego no lo renové, porque el
Atleti me cae bien, pero un poco lejos. Si hubiera sido el Zaragoza,
seguro que lo habría renovado y, además, pagando la cuota.
2. He utilizado muchas palabras
que no existen, pero como me salían de dentro, las he reproducido
tal cual. Hace poco comí con un académico de la lengua. Espero que
lo entenderá y me perdonará.
¡Feliz año 2013! Que venga repleto
de tantas cosas buenas que tengamos que decir: ¡Basta!

21/12/2012
El envejecimiento de la población y los rabos de pasa
Cuando te vuelves mayor, se te olvida
lo que hiciste ayer o dónde has puesto las gafas hace un rato y te
acuerdas perfectamente de lo que pasó hace muchos años. Me lo van a
decir a mí, que, por supuesto, no sé dónde he dejado las gafas, pero
me acuerdo perfectamente de la zancadilla que me puso Paco Pepe, un
chaval de mi clase del Colegio del Salvador de Zaragoza, que jugaba
muy bien al fútbol y con el que un día tuve mis más y mis menos.
(Mis más, cuando él me puso la zancadilla y mis menos, cuando le
cacé en un intento de profundizar en mi área).
Ahora estoy muy animado, porque veo
que esto mismo les ocurre a bastantes, a muchos, a muchísimos. Y he
decidido hacer un trabajo de investigación sobre el terreno. O sea,
nada de teorías: cosa que veo, cosa que apunto. Y luego, a sacar
consecuencias.
Oigo a Rubalcaba quejándose de
algo que el Gobierno (actual) hizo el 1 de enero de 2012,
olvidándose de que, muy pocos días antes, él era vicepresidente del
Gobierno (anterior) y que los del Gobierno (actual) no habían tenido
tiempo de hacer nada, ni bueno ni malo.
Oigo que los catalanes ponemos
verde al Govern por los recortes que hace el señor Mas y se nos
olvida que durante unos años disfrutamos de un engendro que se llamó
tripartit, en el que se juntaron tres mozos, Montilla,
Carod Rovira y Saura, dispuestos a hacer carreras para ver quién
lo estropeaba más.
Veo en televisión manifestaciones y
más manifestaciones por los recortes que se están haciendo ahora
en muchas cosas que son muy necesarias. Y esos señores que se
manifiestan se olvidan de que el Gobierno anterior, el último año
que trabajó, se gastó 91.344 millones de euros más de los que
ingresó.
Veo que nadie se acuerda de que Mas,
hace cuatro días, quiso crear una aerolínea de bandera catalana y
que 533 millones de euros más tarde, esa aerolínea se fue a la
porra, de donde nunca debió salir, porque ya estaba allí. (Esto lo
siento en el alma, porque me hice muy amigo de pilotos y de azafatas
de Spanair, que eran todos majísimos y que, curiosamente, alguna vez
me preguntaron cómo veía su futuro.)
Veo manifestarse, con toda la
razón, a muchas personas contra los recortes, sin darse cuenta
de que se han de manifestar contra el que se gastó todo el dinero en
tontadicas.
Pienso que la gente viaja poco por
España y que muchos aún siguen el viejo consejo del ministro
franquista cuando decía que “menos viajar y más leer el
periódico”. Pero yo he viajado y he visto unos auditorios
preciosos, unos polideportivos maravillosos, unos aeropuertos
increíbles. Vacíos, pero increíbles.
Y todo esto se les ha olvidado a los
manifestantes. Menos mal que hemos dejado de abrir fosas donde están
los muertos que los que hicieron la guerra dejaron por allí. Y, por
favor, que no me hablen de los bestias que fueron fulanito y
menganito, porque la guerra, en sí, es una bestialidad, o, como
dicen mis amigos catalanes, una bestiesa. Y en una
bestiesa se hace el bestia, se mata al vecino y se le echa a una
fosa común, porque, una vez que nos lo hemos cargado, para qué vamos
a andar con florituras. Y si el vecino era de derechas, a la fosa.
Y si era de izquierdas, también. Y si no era de nada, pero me caía
gordo, también.
De eso nos acordamos perfectamente.
Pero no nos acordamos del déficit que dejó José Luis, a quien
los de su partido lo tienen escondido y solo lo sacan para que diga
que en el PSOE hay que mantener los afectos, la lealtad y la unidad.
Una vez dicho esto, y algunas cosas más de este cariz, lo mandan a
su casa, que allí está muy bien y molesta poco. Y así, nos vamos
olvidando del presidente más nefasto que ha dado la democracia, la
dictadura y lo que hubo antes, que no sé lo que fue.
Esto de olvidarse de lo de ayer y
acordarse de lo de antes de ayer es una prueba más de lo que, en un
eufemismo finísimo, se llama “envejecimiento de la
población”, que supongo que está relacionado con la noticia
de que los nacimientos en España bajaron un 3 % en 2011. Menos mal
que los jugadores del Barça se han puesto de acuerdo para tener
niños todos a la vez.
Y cuando Artur suda para intentar
gobernar lo menos en solitario posible, todos le aplaudimos y,
entonces, habla de Felipe V, creyéndose que hace Patria, y
olvidándose de que, hace 27 días, se gastó unos millones de euros en
un viaje a lo desconocido que acabó como el Rosario de la Aurora, a
farolazos, porque si uno se pone la zancadilla a sí mismo,
normalmente se cae.
Cuando ayer leía que Artur se ha
rendido ante el poder de seducción de Oriol Junqueras, de ERC, me
entró la risa tonta, y cada vez que me acuerdo de semejante bobada,
me vuelve a entrar.
Mi abuela me decía que había que comer
rabos de pasa para tener memoria. Tendríamos que hacer una
importación masiva de rabos, que, por cierto, no sé dónde se
cultivan. Solo nos faltaría que se cultivasen en Alemania y mi amiga
la Merkel nos los vendiera carísimos. Esta es capaz de todo.
P.S.
Como lo de recordar y actualizar lo
que pasó hace años no siempre es malo, veo que las calles están
llenas de luces. Algunos dicen que es para que nos animemos a
consumir. Yo prefiero pensar que, consciente o inconscientemente,
todos estamos alegres en esta época del año, agradeciendo que Dios
se hiciera hombre.
¡Feliz Navidad!

14/12/2012
La Cecot, mi cuñado y el banco que dejé caer
La patronal Cecot ha dicho que, en
lugar de soltar 37.000 millones de euros a las entidades
nacionalizadas, sería mejor “llevar a cabo un cierre ordenado de
esas entidades y dar el dinero a las sanas, con el condicionante
expreso de que destine ese dinero a financiar el sector
empresarial”.
Doy una conferencia en Zaragoza, a la
que asiste mi cuñado. (Buena persona, que me ha oído no sé cuántas
veces y aún pone cara de interés cuando hablo.) En el turno de
preguntas, me dice: “¿no sería mejor dejar caer esas entidades,
avisando cinco minutos antes para que el que tenga más de 100.000
euros allí los saque corriendo?”
Y aquí me tenéis, entre el cierre
ordenado y el dejar caer, que es más o menos lo mismo. Le digo a mi
cuñado que lo de “dejar caer” me gusta mucho, y que yo
probaría con una entidad.
Pero como todos hablan de ‘horror’ si
se dejase caer una, que sucederían cosas terribles, que mira lo de
Lehman Brothers con todos los empleados saliendo a la calle
con sus papeles y sus botellas de agua en cajas de cartón, pues uno
tiene sus dudas, porque, en confianza, uno no ha visto un banco por
dentro nunca. Lo más cerca que he estado es cuando me invitaba a
comer en su comedor privado el consejero delegado de un banco, que
era muy amigo mío, y nos tomábamos un par de gin tonics que
estaban buenísimos.
Leo Expansión de ayer jueves y
me animo, al ver que la idea de mi cuñado y la de Cecot, y lo que me
va gustando a mí, también se les ha ocurrido a otros. Confirmo, una
vez más, que inventar, lo que se dice inventar, lo hacen muy pocos.
Los demás nos arrastramos por la vida, intentando discurrir sobre lo
que han discurrido otros.
Pues esos otros han hecho cuentas,
cosa que yo no he hecho, en primer lugar porque me metí en las de
Catalunya Banc y no entendí nada en absoluto. (Empecé por
Catalunya Banc porque hace años tuve una cuenta y -¡horror!- un
crédito allí, cuenta y crédito que ya no existen, gracias a Dios.)
Bank of America Merrill Lynch,
que suena muy serio, aunque también habrá hecho de las suyas,
“calcula que una resolución ordenada (o sea, el cierre que
plantea Cecot) de Catalunya Banc, Novagalicia Banco y Banco
de Valencia costaría cerca de 36.000 millones de euros”. Lo que
pasa es que como Banco de Valencia se lo han regalado a CaixaBank, a
esos 36.000 millones hay que restarles los 7.500 que hubiera costado
Banco de Valencia. Además, estos señores de Bank of America etc.
dicen que de los 36.000 menos 7.500 igual a 28.500 millones,
Catalunya Banc solo costaría 15.000.
Pues, ¿por qué no empezamos con
Catalunya Banc y la cerramos o la dejamos caer, todo lo
ordenadamente que podamos?
Y me puse a pensar lo que hay que
tener en cuenta cuando un banco se cierra ordenadamente. Hay que
tener en cuenta:
- El dinero que la gente tiene
guardado allí, en cualquier forma (cuenta corriente, imposición a
plazo fijo, fondos vehiculares estructurados garantizados por
obligaciones convertibles ligadas a la cotización de las acciones de
un banco islandés que nunca existió, etc.).
- El dinero que el banco ha prestado
(en préstamos normales, en hipotecas para gente de la calle o en
préstamos maravillosos a promotores inmobiliarios que iban a hacer
una ciudad con edificios de 30 pisos y toda clase de servicios en el
desierto de Arizona, y que luego no salió porque no había agua,
etc.).
- Los accionistas que, llenos de
entusiasmo, compraron acciones de esa entidad porque les dijeron que
aquello iba a ser la locura. (Y lo fue).
- Las personas que trabajan en esa
entidad, separando en dos bloques: por un lado, los que la dirigen,
o sea, los culpables del desaguisado y, por otro, los que son
dirigidos, que, como no son tontos, veían desde lejos la castaña que
se iban a pegar esos señores tan listos.
- Las deudas de ese banco, porque,
para prestar dinero a los de Arizona, ha necesitado pedir dinero a
la caja de ahorros de San Quirico, que, a su vez, se endeudó con un
banco de Sachsenning (Alemania), porque al presidente le gustan
mucho las carreras de motos, y se fue allí desde San Quirico y se
metió en un banco que le caía de paso, le sacó unas perras y, a la
vuelta, pudo cobrar de su caja los recibos del hotel, taxis y metro,
porque el viaje había sido “oficial”.
- Los edificios que tiene esa
entidad financiera y lo que valen hoy, sabiendo que “con la que
está cayendo” (mejor dicho, “con la que ellos han hecho
caer”), igual no les dan cuatro perras por esos edificios,
aunque sean muy majos.
- Los pisos, terrenos, etc... que esa
entidad se quedó por los préstamos que los hipotecados no pudieron
pagar y que constituyen esa partida que elegantemente llaman
“activos tóxicos”.
Seguramente, esta lista está
incompleta, pero no se me ocurre más y, como ejemplo, me sirve.
Ahora, en primer lugar, hay que
poner en un rincón:
1. El dinero que tienen en la cámara
acorazada, en billetes, lingotes de oro o similares.
2. Los edificios propios, no los
adquiridos “tóxicamente”.
3. La lista de los que le deben
dinero.
La suma de 1 + 2 + 3 dará lo que, de
verdad, tiene esa entidad financiera. En el 2, yo le haría una
rebaja del 50 % y en el 3, lo mismo. Así, la suma sería una cifra
más de fiar.
En otro rincón hay que poner lo que se
pueda cobrar de los que les hemos prestado dinero, sabiendo que:
1. El de Arizona no pagará nunca.
2. Otros, tampoco.
3. Algunos se resistirán todo lo que
puedan, pero, al final irán pagando, o el banco se quedará con su
piso, aumentando así su “cartera inmobiliaria” (por
llamarle de algún modo.)
Con ese dinero hay que pagar:
1. A los que guardan su dinero en ese
banco. El Fondo de Garantía de Depósitos, financiado por los bancos
(lo cual me gusta mucho), responde de 100.000 euros por persona y
cuenta. Algo es algo. Para muchos, todo. Los demás, si queda alguno
después del anuncio de mi cuñado, lo van a pasar mal.
2. A los empleados, porque,
tristemente, se van a ir todos a la calle.
3. Y si se puede, alguna deuda.
4. No tengo en cuenta a los
accionistas, porque chicos, lo habéis perdido todo.
5. Tampoco tengo en cuenta a la caja
de ahorros de san Quirico ni al Banco de Sachsenning, a quien se les
tendrá que decir que es una pena, pero que, de vez en cuando, todos
nos equivocamos, incluidos los alemanes. Esto molestará a mi
admirada señora Merkel, pero Angela, no se puede ganar siempre. Con
tu sonrisa habitual, dile al presidente de ese banco de Sachsenning
que vaya a Berlín y allí le pegas un repaso, le despides y nombras a
otro que sepa de banca, aunque no sea de tu partido.
De todas estas cosas, solo me
preocupa una: los empleados que, dejando aparte el tema humano
(que es mucho dejar aparte), se irán al paro y eso aumentará el
déficit y nos pegarán más apretones desde Bruselas y nos exigirán
más ajustes y pagaremos más impuestos.
Pero, como dicen mis nietos, “eso
es lo que hay”.
Y me parece mejor que haya eso, en
lugar de sostener con préstamos de Europa a esas entidades
financieras. Porque esos préstamos, por ahora, los está avalando el
Estado y eso sube la deuda pública y los intereses y nos aumenta el
déficit y nos pegan más apretones desde Bruselas, y nos suben los
impuestos y empeora la imagen de España, y sube la prima de riesgo y
nos cobran más intereses y aumenta el déficit y… y…y…
O sea, que no acabo de ver claro el
asunto. Si puedo, haré más números, pero lo de dejar caer una
entidad financiera para ver qué pasa, exigiendo responsabilidades en
serio a los que hicieron eso, en vez de irles poniendo parches de
Sor Virginia, quizás haría que “los de siempre” empezasen a
pensar que no siempre pagan los de siempre.
P.S.
No sé si en Sachsenning hay un
banco. No vaya a ser que sí haya uno y el presidente se enfade
conmigo. Era solo un ejemplo.

07/12/2012
A elegir: o hacemos la revolución educativa o hacemos el idiota
Estuve ayer en Bilbao, en la promo
de mi último libro. Muchas entrevistas, con profesionales muy
buenos, de esos que previamente se han trabajado la conversación y
con los que da gusto charlar un rato.
Todos, muy preocupados. Lo de la
reducción del déficit les atosiga. Lo de que “hemos vivido por
encima de nuestras posibilidades”, también. Porque, unos más y
otros menos, piensan que no han vivido por encima de sus
posibilidades. Es verdad que alguno hizo un viaje de novios que
todavía está pagando. Y que otro se compró un piso pensando
honradamente que lo podría pagar y que, cuando bajase el euríbor,
también le bajaría el recibo de la hipoteca. (El pobre no miró lo de
la cláusula suelo, cláusula túnel o como lo queráis llamar, que
consiste en poner topes por arriba -si el euríbor sube por encima de
no sé cuánto, no lo tendré en cuenta-, y por abajo -si llega a menos
de no sé cuánto, miraré para otro lado-.)
Pero eso no es vivir por encima de las
posibilidades. Es intentar vivir, simplemente, y cuando uno
intenta vivir, se va de viaje de novios y se compra un piso.
Lo de que “esos” tienen la
culpa, también se oye mucho. Lo de que nadie devuelve lo que robó,
también. Lo de las pensiones. Lo del apretón que nos pega la señora
Merkel en cuanto puede, también. Lo de los desahucios y los
suicidios, más, mucho más, como es natural.
Una periodista me habla de la reforma
de Wert. Me da la impresión de que, en cuanto a alguien le
hacen ministro de Educación, su principal obsesión es hacer una ley
porque, si no, no pasa a la posterioridad. La periodista, una chica
joven, muy maja, que coincidió con un hijo mío en alguno de los
cursos que mi hijo repitió en la Facultad de Comunicación de la
Universidad de Navarra, me habla de la importancia de que los
chavales sepan euskera. (Mi madre era de Irún. Ni ella ni su hermano
hablaban euskera -“vascuence”, le llamaban entonces-. Mis
abuelos maternos, sí.)
Le digo que me parece fenomenal que la
gente hable el idioma de su tierra, que lo estudie, que lo escriba,
porque eso enriquece el amor a lo tuyo y, entre otras muchas cosas,
es una forma de evitar que se pierda algo muy valioso. Pero le digo
que no se me distraigan: que todos los chavales tienen que aprender
inglés y hablarlo de corrido y pensar en inglés y coger un acento,
el de Massachusetts o el de los cockneys de Londres, el que
quieran.
Cuando yo estuve en Harvard, solía ir
a desayunar todos los sábados a un bar que había en Harvard Square.
El camarero, un negrote grande, puso cara de no entenderme cuando le
pedí por primera vez un “ham and egg special”, pronunciado
palabra por palabra, correctamente, según pensaba yo. Al tercer
intento, el camarero sonrió y dijo “Ah, ¿jamenecspechial?”.
Así aprendí. Pero para eso, hay que estar en Harvard Square. O en
Kentucky, donde seguro que lo pronuncian de otra manera. O en
cualquier sitio en el que no haya un castellanoparlante o un
euskeraparlante o un catalanoparlante o fablaaragonesaparlante con
el que nos podamos desahogar en nuestro idioma cuando nos entre la
llorera. En ese caso, a llorar en inglés. Porque el euskera, el
catalán, y la fabla aragonesa, o el bable o el silbo gomero, son muy
patrióticos, pero no sirven para comer. Mejor dicho, sirven
para comer en esos sitios, pero como resulta que en esos sitios hay
menos oportunidades de encontrar trabajo que en todo el resto del
mundo y en todo el resto del mundo se entienden en inglés excepto en
Latinoamérica, que se entienden en castellano, pues o aprendemos los
idiomas que se necesitan para comer o pasaremos mucha hambre.
"Por eso, no quiero más reformas
educativas. Quiero una revolución educativa, que me forme chicos
para trabajar en este mundo que, gracias a Dios, se nos ha hecho
pequeño. Y o nos hacemos grandes para dominar el mundo pequeño, o
nos hacemos pequeños para fracasar rotundamente y podernos ganar la
vida en la acera de nuestra calle, vendiendo pipas"
Tengo una ilusión: que en las escuelas
de Cataluña el idioma vehicular sea el catalanocastellanoinglés
y en las de Euskadi el euskeracastellanoinglés y así
sucesivamente, incluyendo el silbo, si se considera necesario. Me
encantaría que los profesores llegaran a clase y, sin avisar, la
dieran en inglés, pasando al castellano en la clase siguiente y al
catalán en la otra. O mezclando idiomas, que sería más divertido.
Quiero que todos los chavales de
España sean chavales globalizados. Que no sean solo de San
Quirico, porque en San Quirico te entiendes con todos, hables lo que
hables. Pero cuando alguno de San Quirico se mueve por el mundo -y
hay algunos que se mueven excepcionalmente bien, y, si no, que se lo
pregunten a mi vecina Eva, que vende cuadros en Los Ángeles y en
Seúl como los podía vender en Nueno, provincia de Huesca-, resulta
que ese -esa en el caso de Eva- sabe inglés.
De paso, me gustaría mucho que esos
chavales trilingües tuvieran una ortografía perfecta en los tres
idiomas. Y digo esto porque recibo bastantes mensajes de chicos
que me piden opinión para algún trabajo que les han encargado en el
colegio o en la universidad y de algunos se puede decir que no dan
ni una. Cuando hay que poner b ponen v, y viceversa. Y
pasa lo mismo con la h y sin la h, y con la g
y con la j, olvidándose de que Juan Ramón Jiménez, que
decidió olvidarse de la g y poner todo con j, era Juan
Ramón Jiménez, Premio Nobel de Literatura, entre otras cosas.
Por eso, no quiero más reformas
educativas. Quiero una revolución educativa, que me forme chicos
para trabajar en este mundo que, gracias a Dios, se nos ha hecho
pequeño. Y o nos hacemos grandes para dominar el mundo pequeño, o
nos hacemos pequeños para fracasar rotundamente y podernos ganar la
vida en la acera de nuestra calle, vendiendo pipas.
Aprovechando la revolución, hemos de
sacar gente bien educada. Y eso es responsabilidad de la familia.
El colegio ayuda. Pero, copiando una frase mía, que, como me
salió muy bien, la repito a todas horas, “si a mis hijos no les
enseño que escupir al prójimo está mal, ya puedo mandar al niño a
Harvard, que volverá escupiendo en inglés -lo del inglés, en sí,
sería una ventaja”.
Por eso, la revolución educativa exige
unos profesores trilingües, bien educados, que sepan que
ellos no educan, sino que ayudan a los padres a educar, y que, o les
gusta su profesión, que es muy dura, porque aguantar a unos cuantos
mozalbetes es muy pesado, o que se dediquen a otra cosa, que, como
sabrán inglés, podrán encontrar empleo por el mundo.
O sea que, José Ignacio: olvídate de
esta reforma y haz una revolución. Y seguro que Irene, la Consellera
d'Ensenyament en funciones de la Generalitat catalana, no se irá de
la reunión y hasta se interesará por lo que digas. (Por cierto: José
Ignacio, tú eres uno de los ministros bocazas, lo cual no es pecado,
pero puede molestar tontamente y las cosas no están para molestar,
ni tontamente ni con inteligencia.)
Profesores: si yo fuera ministro de
Educación, que nunca lo seré, lo ibais a tener crudo, porque os
pondría un listón tan alto que tendríais que sudar. (Manolo, un
profesor al que conozco desde hace años, se saltaría el listón a la
primera, y le sobrarían dos palmos. Y, gracias a Dios, no es el
único.)
Chicos de todas las edades: si no
pensáis que hay que ir a por la excelencia, no a pasar como
se pueda, o sea, a sacar un 6,5 sobre 10 porque sois la mejor nota
de la clase (o sea, sois el mediocrito rey en una clase de
mediocres), si no pensáis que hay que tener eso que ahora se llaman
valores, que vuestras abuelas los llamaban de otra manera (buena
educación, honradez, lealtad, sinceridad, ayuda a los demás, y así),
mejor que os quedéis en casa y que atribuyáis todo lo malo que os
sucederá en la vida (que será mucho) al alcalde de vuestro pueblo o,
si pensáis en grande, al presidente de vuestra comunidad autónoma o,
si pensáis en más grande (cosa que dudo) al presidente de la nación.
Y ahí os pararéis, porque ni sabréis que existe la Unión Europea.
P.S.,
He dicho que el camarero de Harvard
Square era un negrote y lo repito con todo cariño y todo respeto. Ya
sé que ahora hay que decir que era de color, pero aquel era negro.
Como el betún. Lo mismo que yo soy blanco. Como la leche.
Las cosas son como son.

30/11/2012
Ya tienen trabajo los líderes: hacerse perdonar los errores
Las noticias financieras van que
arden.
Bankia se soluciona con 36.000
millones de euros y despidiendo a 6.000 personas.
Catalunya Caixa, con 14.000
millones y despidiendo a 2.000 personas.
Nova Caixa Galicia, con 10.000
y poniendo en la calle a 2.500 personas.
Banco de Valencia, con 7.000
millones y poniendo en la calle a “varios cientos” de
personas. (En confianza, esta cifra es la que más me ha ofendido,
porque cada persona de los “varios cientos” es una persona,
bastante más digna que la pandilla de jenízaros que ha pululado por
esas entidades financieras.)
Total, que con 67.000 millones de
euros y 11.000 personas en el paro se resuelve el problema.
El Comisario Almunia,
sofisticado donde los haya, ha dicho que “son cifras
enormes”. Agotado por lo que ha discurrido para decir eso, ha
añadido que los “responsables son quienes gestionaron mal estas
entidades”. Sigue la sofisticación, pero, poco a poco, se va
enterando.
Y, una vez que ha hecho el
diagnóstico, se lanza a la piscina, pero con salvavidas, porque, a
diferencia de lo que recomienda mi amigo Risto Mejide, “no
nos vamos a molestar unos a otros”. El salvavidas consiste en
decir que “no daremos nombres y apellidos, pero nos saldría una
lista relativamente larga”.
Pues yo pienso que sí que hay que dar
nombres y apellidos, y que me gustaría mucho que se metieran
a fondo con todos los señores de la lista que tiene Almunia y que
supongo que es la que tenemos todos, porque las noticias sobre esas
entidades y los señores que había en ellas son públicas.
Cuando digo que hay que meterse a
fondo no presupongo nada. No digo que sean unos sinvergüenzas. Pero
igual descubrimos que algunos no fueron sinvergüenzas, pero que lo
hicieron tan mal desde el punto de vista técnico que hay que
inhabilitarles a perpetuidad, porque si siguen trabajando en ese
negocio del que saben tan poco, seguirán siendo un peligro público.
P.S. 1
1. Hoy no me he metido con Artur
Mas porque nunca me ha gustado hacer leña del árbol caído.
2. Pero hay una cosa que no acabo
de entender.
3. En CiU hay un personaje muy
importante: Jordi Pujol. De él he oído decir con frecuencia
que es un “animal político”, palabras que nunca me han
gustado porque lo de “animal” no me suena bien. Pero si por
“animal político” se entiende un hombre que sabe de política,
que es un viejo zorro en el mejor de los sentidos, que olfatea el
viento como los sioux en las películas del Oeste, ¿cómo le ha dejado
suelto a este chico?
4. Y ¿cómo le ha dejado al portavoz
del Govern, Francesc Homs, decir que esto era una prueba de
la capacidad emprendedora de los catalanes, sin distinguir que una
cosa es la capacidad emprendedora y otra, tirarse de cabeza por la
ventana, pensando que alguien me recogerá?
5. En una entrevista previa a las
elecciones, Artur, con una bandera que a primera vista no sé
si es aragonesa o catalana, dijo que, “tras la consulta, me
dedicaré a conquistar mi vida personal”. Conozco poco a la
familia de Artur, pero me parece que es una familia fenomenal, a la
que le costará muy poco conquistar, porque le quieren mucho y ya la
tiene conquistada. Pero en estas cosas de la familia, todo es poco.
O sea, que, Artur, hazme caso y hala, a conquistar tu vida personal
ahora. Por lo menos, mientras la conquistas, no molestas.
6. Por esas casualidades (¿?) que
se dan en la vida, La Vanguardia, en la Contra, publicaba, al día
siguiente de la debacle, una entrevista con David Tuckett, un
profesor de economía de la City University de Londres. Y este señor
decía que “líder es quien
sabe lograr que le disculpen los errores”.
7. Pues mira, Artur, mientras
conquistas tu vida personal, ya tienes trabajo: lograr que te
disculpen los errores. ¡Ánimo, hombre! ¡Que lo ha dicho David
Tuckett!
8. Los financieros lo tienen más
difícil.
9. Mucho más.
10. Muchísimo.
P.S. 2
Para mis amigos de La Vanguardia.
Por favor, cuando deis noticias
malas, que afectan a miles de personas y a miles de familias, no
pongáis una foto de Almunia riéndose, porque resulta insultante.
Me gustan más las fotos que
pusisteis de Goirigolzarri y Adolf Todó, que han
perdido la sonrisa y se les ha “mudado la color” (frase que
decía un amigo mío y cuyo significado he entendido ahora por primera
vez.)

Artur está enfadado porque
Pedro J. dice cosas feas de él. Es normal que, si alguien dice que
has hecho cosas feas, te enfades.
Lo lógico es que, cuando esas cosas se
dicen del president de la Generalitat catalana, el
president llame a su portavoz, que para eso lo tiene, y le
diga: “Francesc: manda a los periódicos, emisoras de radio y
cadenas de televisión la siguiente nota:
A la vista de las informaciones
calumniosas publicadas por el diario El Mundo en su edición
de 16 de Noviembre, he encargado al bufete de abogados XXX que
ejercite acciones legales contra dicho periódico y sus responsables.
A partir de esta fecha, todo lo que haya que informar a la opinión
pública lo harán los abogados de dicho bufete. Como president
de la Generalitat, yo me dedicaré a seguir gobernando y, como
candidato de CiU, a preparar las elecciones del día 25.
Barcelona, 17 de Noviembre de
2012.”
A mí eso me habría dado una
sensación de seriedad que hubiera agradecido y me habría
tranquilizado mucho.
Artur no hizo eso, sino que se fue a
Vic, que es una ciudad majísima, con una catedral que ya la
quisieran muchos y con unas pinturas de Sert impresionantes. Y,
sobre todo, con un retablo maravilloso de alabastro que está detrás
del altar mayor, y que es una auténtica joya.
Y cuando llegó a Vic, en vez de ir a
rezar a la catedral, o a ver el retablo o las pinturas de Sert, se
fue al Sucre, que es un barrio de allí, que está bien, pero que no
llega a la altura de la catedral. Y en el Sucre le esperaban 2.000
personas, o sea, el 5 % de la población, que no está mal. (Como si
en Nueva York hubieran ido 950.000 personas o en San Quirico, 33.)
Y allí, ante esa multitud, profirió
una frase histórica: “Nos quieren destruir”. Frase que me
llenó de dudas, porque no supe si el “nos” se refería a la
familia Mas o a los ciudadanos de Cataluña. (Yo, en mi ignorancia,
no me había sentido amenazado de destrucción al leer El Mundo.)
Y siguió hablando, y parece que daba
por supuesto lo de su destrucción, porque ya anunciaba que si le
destruyen, otros vendrán detrás de él. Y hasta daba nombres: García,
López o Fernández.
Y dijo que, mientras le destruyen,
plantará cara a los que difamen, amenacen y dividan a Cataluña.
Pero hombre, Artur, que lo único que
han dicho es que tienes no sé qué en Suiza. Y si lo tienes, lo
tienes. Y si no lo tienes, no lo tienes. Pero, lo tengas o no lo
tengas, eso no me divide a mí de mis hijos, que son catalanes como
tú, o de mis amigos catalanes. Cálmate, hombre, que los de El
Mundo solo han dicho que tienen información sobre ti.
Si la tienen, que la saquen y, si
presentas una querella criminal, pues preséntala tú, que hablan de
ti.
O sea, me preocupa que te creas que
eres Cataluña, que cuando se habla de Cataluña se habla de ti y
que cuando te pongan una multa de tráfico por saltarte un semáforo
nos digas que nos la han puesto a todos. A mí, no, que soy tan
Cataluña como tú, porque Tarradellas me lo dijo un día.
P.D.
Tengo que tener cuidado con mi
vocabulario. El otro día dije que yo -y otros- hicimos el IESE. No
quise decir que seguí como alumno un Programa del IESE. Quise decir
que HICE el IESE, que lo FABRIQUÉ, que el 12 de Octubre de 1963, en
Boston, me encargaron que preparase una cosa que se iba a llamar
Programa Máster y que entonces en España no había NINGUNO.
Y repito otra vez: que lo HICIMOS, que
yo fui uno del equipo, y que por eso presume el equipo y cada uno de
los componentes del equipo. Y ahí es donde presumo YO, porque YO he
dado prestigio mundial a Cataluña. Sin cuentas en Suiza.

16/11/2012
Me cansé de sutilezas
Un amigo me advierte: “Leopoldo, te
veo demasiado sutil. Y cuando uno es sutil, se expone a que otros
digan: ¿Ves cómo este también está de acuerdo conmigo?”
Y por eso, y sin que sirva de
precedente, en este artículo pretendo no ser sutil, sino
dejarme llevar por mi bendito aragonesismo, que me encanta porque me
hace ver la riqueza de mi patria (España), en la que le caben dentro
gente como mi hijo Carlos (un poco brutico) o como mi yerno Javi (un
poco gallego) o como mi nuera Mercedes (un poquico catalana).
Me preguntan muchas veces por la
independencia de Cataluña. Y yo suponía que había quedado claro que
a mí eso no me gusta nada. Resulta que no había quedado claro. Pues
ahora queda claro: LA INDEPENDENCIA DE CATALUÑA NO ME GUSTA NADA.
En consecuencia, el día 25 iré a votar
y votaré por un partido que no será CiU, porque a CiU le veo
desnortado, dirigido (¡?¡?¡?) por un personaje que ha perdido el oremus y
que va diciendo cosas con las que no estoy en absoluto de acuerdo.
Personaje que se llama Artur Mas. (Aclaración que yo antes
consideraba innecesaria, pero que ahora hago, por aquello de evitar
las sutilezas).
Supongo que hasta aquí queda claro.
Pues sigo.
En Els Matins de TV3, Ariadna
Oltra, una presentadora fenomenal, me preguntó si me extrañaba que
el 67% de las pymes catalanas hubieran votado a favor de la
independencia. Le dije que no me extrañaba. Sé que alguien entendió
que eso quería decir que a mí me parecía bueno, lógico y saludable
que las pymes catalanas quisiesen la independencia. Pues no. Me
parecía lógico porque, en este ambiente que se ha creado en
Cataluña, mejor decir que te parece bien que meterse en líos.
Después se me ocurrió leer la noticia,
en La Vanguardia, periódico propiedad de un Grande de
España que seguramente piensa devolver la grandeza, porque creo que
no se puede ser a la vez Grande de España y sonreír ante las cosas
que dice Oriol Pujol, de CiU, sobre el Rey y que publica La
Vanguardia, claro.
Bajo el titular “El 67% de los
empresarios de Pimec, a favor de un Estado propio”, decía que “el
66,8% de las 2.224 compañías que habían respondido al sondeo,
aproximadamente un 12% del total de asociados, son partidarias de
que Cataluña tenga un Estado propio”.
Como sé multiplicar, multipliqué 66,8
por 12 y me salió que el 8% de las empresas de Pimec había votado a
favor del estado propio. O sea, no era el 67. Era el 8.
Estoy hasta el gorro de falsedades, de
groserías. Y, por favor, que Mas no me diga que ellos, también. Y
que ellos, más. Pues si ellos, también y ellos, más, quiere decir
que ellos y tú, Artur, lo estáis haciendo ESPECTACULARMENTE MAL.
Y que estáis jugueteando con mi Patria y eso es muy serio.
El asunto de la independencia se
arregla, si se quiere, en una semana y tres meses, por este orden.
En una semana, un empleado del
Ministerio de Economía del Gobierno central y un empleado de la
Conselleria d'Economia de Cataluña se meten en un parador, cada
uno con su calculadora y sin móvil, sin Twitter, sin cámaras de
televisión y sin micrófonos, y queriendo llegar a un acuerdo,
resuelven en cuatro días el famoso tú me robas, yo te expolio.
Cuando digo cuatro días, quiero decir cuatro días. Aquí no hay
sutilezas.
Luego, en tres meses, queriendo, un
grupo de personas competentes (y cuando digo competentes quiero
decir competentes, no cualquier Senador), actualizan la
Constitución, que, después de 34 años, bien se merece que la pongan
guapa. Sin olvidar que, en el grupo que redactó la Constitución,
había dos catalanes, Miquel Roca Junyent y Jordi Solé Tura. Y
que Roca vive, de lo cual me alegro mucho y que tiene una cabeza
mejor y más clara que muchos monigotes que circulan por ahí. Aquí me
da por la sutileza y no pongo nombres de monigotes, pero ya sabéis a
quiénes pondría.
He repetido y subrayado dos veces que
esto se hace queriendo, porque si no queréis y os dedicáis a sembrar
el odio, allá vosotros con vuestra conciencia.
Pero aquí repito lo que hace tiempo
escribió Ángel Gimeno, un socialista muy amigo mío, que fue
Consejero de Economía en la Diputación General de Aragón: “Algún
día, el PSOE tendrá que pedir perdón a España por lo que ha hecho
Zapatero”.
Pues mira, Artur. Si sigues en tu
viaje a lo desconocido, algún día CiU tendrá que pedir perdón a
Cataluña por lo que has hecho.
Ya sé que eso no te importa nada. Pero
la historia es la historia. Y alguna vez alguien te recordará como
un personaje nefasto que hizo daño a su país.
Seguramente, te reirás y dirás que no
te importa nada lo que yo te diga.
Pero el desahogo que he conseguido
escribiendo este artículo hace que me importe tres pitos tu opinión.
Y no digo aquello de Humphrey Bogart en Casablanca (“Si
tuviera tiempo de pensar en ti, te despreciaría”), porque quiero ser
bien educado. ¡Y no sabes lo que me cuesta!
P.S.1
Alguien dirá que no soy catalán. Y es
verdad. Pero quiero dejar claras varias cosas:
Que de los 7 millones y medio de
catalanes, hay más Abadías que muchos otros apellidos ilustres de
esos que se creen que llevan la sangre de Wifredo el Velloso por las
venas. Que yo, con muchos otros, catalanes y no catalanes, hemos
hecho el IESE, institución por la que se conoce y se prestigia
a Cataluña mucho más que por las cosas que hayan hecho los Mas y
otros que presumen y no han hecho NADA. Y que, por tanto, no admito
ser un catalán de segunda. Soy tan de primera como ellos, y si me
apuran un poco, más. (No Artur). Como es natural, si me encuentro
con Mas, le daré un abrazo y volveremos a echar risas como la última
vez que nos vimos, recordando cosas divertidas que nos habían
sucedido.
En el próximo
artículo, volveré a la sutileza

En Valencia, me encontré el otro día
con Miguel. Es un hombre de mi edad, aragonés, que vivía en Zaragoza
cerca de mi casa y que dice que tiene más nivel que yo, porque él
era de la Parroquia del Gancho y yo, de la de San Felipe. Nunca le
he preguntado qué diferencia había entre las dos parroquias y por
qué es más que yo, pero lo cierto es que siempre que hablo con él,
noto que me mira por encima del hombro.
Miguel tiene unos cuantos nietos. Yo
conozco a algunos. Le hablo del mayor, un chaval de 11 años,
despierto, avispado, majo. (Para mí, decir que alguien es "majo",
es el mejor piropo que le puedo echar. Fijaos que, a pesar de mi
veneración por la señora Merkel, nunca he dicho que fuera maja. He
dicho que me caía bien, que ya iba siendo hora de que alguien
mandara en España..., pero "maja" no le he llamado nunca.)
Le digo: "¡qué chaval más listo!"
Miguel hace un gesto raro y me sorprende. Me dice que se ha
extendido el rumor de que ese crío es listo. Que él no le considera
listo. Que es un niño normal. Y añade: "es un arbolico que está
creciendo y que ya veremos cómo es cuando se haga árbol grande".
Cuando pienso que ya me dado la
lección de hoy, remata y me da la segunda: "Yo me limito a
cuidarlo".
Una vez más, Miguel me ha mirado por
encima del hombro y, de una manera educada, ha vuelto a dejar claro
que los de la parroquia del Gancho son de más categoría que los de
San Felipe.
Estoy cada vez más convencido de que
en España necesitamos urgentemente la revolución educativa.
Urgentemente quiere decir que hay que empezar hoy, por ejemplo,
aunque sea viernes y pensemos que la podemos dejar para después del
fin de semana.
La revolución educativa debe tener por
objetivo fundamental que los ciudadanos de este país sean gente
noble, honrada, leal, trabajadora, de fiar, personas que se sientan
responsables de su pasado, de su presente y de su futuro, que no
busquen subir la escalera utilizando como peldaños a los demás...La
lista podía ser infinita, pero ya se ve por dónde voy.
Voy por la "formación de personas",
palabras que enmarcaría y colocaría en cada sala de profesores de
cada colegio de España, para que nadie se olvide de lo
verdaderamente importante.
Como es natural, la revolución
educativa empieza por la familia. Si a mis hijos no les enseño
que escupir al prójimo está mal, ya puedo mandar al niño a Harvard,
que volverá escupiendo en inglés. (Aunque no venga a cuento, lo del
inglés, en sí, sería una ventaja, porque seguimos sin enterarnos de
que pensar y hablar en inglés es necesario como el comer y,
fundamentalmente, para comer.)
La revolución educativa continúa en el
colegio. Allí el chaval tiene que encontrarse con profesores que
hayan leído el cartel de "formar personas" y se lo hayan creído. Y
que no practiquen el amoralismo, doctrina viejísima que el
Diccionario de la Real Academia define como "una tendencia
filosófica del siglo XIX que elimina de la conducta las nociones de
bien y mal moral". (¡Toma castaña con los modernillos amorales que
sufrimos ahora! Ya han conseguido llegar al siglo XIX. A este paso,
se plantan en el XX en un plazo relativamente corto.)
¿Y el plan de estudios? Se me había
olvidado, porque como doy tanta -tantísima- importancia a los padres
en primer lugar o a los profesores en segundo, casi se me pasa por
alto eso de que ahora hay que estudiar matemáticas, ahora no;
ahora ponemos geografía y luego la quitamos; escribimos una cosa que
le llamamos historia y en nuestra autonomía la explicamos, contando
que nosotros hemos ganado todas las batallas del mundo contra todos
los malos del mundo, hemos inventado todos los inventos de la
historia de la humanidad y si algo nos ha salido mal, no ha sido
nunca por nuestra culpa, sino por lo malos que eran los demás.
Mi amigo Miguel se despidió de mí, se
puso la gorra y se fue despacio para su casa. A la gente que se
cruzaba con él le debió parecer un señor mayor, más bien gordo, de
esos que ya sirven para poco.
Pero, mientras se iba, yo le miraba
con admiración, porque le vi ocupado en hacer la auténtica
revolución educativa, la que consiste en "cuidar el árbol" con amor,
con dedicación, sin darle importancia, sin salir en los periódicos.
Estuve a punto de correr detrás de él para darle un abrazo de
agradecimiento en nombre de todos los arbolicos que hoy están
creciendo y que, muy pronto, serán unos árboles maravillosos si
los cuidamos bien y no los estropeamos. Me dio no sé qué y no lo
hice.
Pero ahora, si tuviera el móvil del
ministro Wert, le llamaría para decirle: "José Ignacio, déjate de
tontadicas y habla con Miguel".
P.S.
José Ignacio: si quieres el teléfono
de Miguel, que tu secretaria me lo pida. Pero, por favor, llámale.
Pronto
Estoy en pleno road show. He sacado un
libro y ahora hay que venderlo. Aquello de que "el buen paño, en el
arca se vende", está muy pasado de moda. Ahora hay que sacarlo del
arca e intentar moverlo por ahí, para que la gente se entere de que
existe el paño y de que tú dices que es bueno, y para que se animen
a comprarlo.
Me hacen muchas entrevistas. Al cabo
de unas cuantas, llega un momento en que no sabes si eso que estás
diciendo se lo has repetido varias veces en la misma entrevista al
mismo periodista, o si se lo dijiste ayer a otro. Pero como los
periodistas con los que hablo son buena gente, sonríen y ponen cara
de estar oyendo una novedad.
Las preguntas son las normales, las
que nos hacemos todos desde hace unos años: el rescate, la prima de
riesgo, los presupuestos, el déficit... todo eso.
Pero me ha sucedido una cosa curiosa:
que, en varias ocasiones, me han preguntado por el señor Egea.
Alguien hasta me ha preguntado si existió. Pues sí, gracias a Dios,
existió.
Y decido hacer una cosa que no sé si
está bien, que es copiar tres párrafos de mi libro, que, por cierto,
se titula "El economista esperanzado" (digo el nombre porque
"yo he venido a hablar de mi libro" y, o doy el título, o la gente
comprará otros libros, y si los compara con el mío, igual esos otros
le gustan más).
Copio:
"...se me va la cabeza a Zaragoza,
segunda mitad de los años cincuenta. Mi padre acababa de fallecer.
Mi madre administraba un patrimonio que le daba para vivir. No le
sobraba, pero no le faltaba. Cuando tenía alguna duda sobre alguna
inversión, iba al difunto Banco Zaragozano, a la oficina principal,
y hablaba con el director de la oficina, el señor Egea, que
le aconsejaba. Curiosamente, en los muchos años que fue a verle, el
señor Egea le dio siempre consejos honrados, que siempre dieron
buenos resultados.
No sé si habrá muchos señores Egea
en la actualidad. Seguramente los habrá, pero no lo sé. Me temo que
hay mucho 'pájaro' suelto por ahí, que, a base de poner objetivos
brutales a los que podían ser señores Egea, se los han cargado y
han hecho de ellos pequeños sinvergüenzas".
Y sigo copiando:
"Por supuesto, la responsabilidad
de lo que yo hago es mía. Y la responsabilidad de lo que hace el que
podía haber sido señor Egea -hombre competente, honrado, noble,
sincero - y se ha convertido en 'pseudo señor Egea' -incompetente,
deshonesto, traidorcete y mentiroso- es suya y solo suya. Pero,
profundizando un poco, no demasiado, descubres que el auténtico
señor Egea tenía claro lo que estaba bien y lo que estaba mal. Y eso
es algo que no todos tienen claro en los tiempos que corren".
Se acabó la copia.
Ya sé que con lo de la revolución
civil me estoy poniendo pesado. Ya sé que cuando digo que la
revolución civil empieza por mí, y por ti, y por el otro y por
el otro, muchos dicen que sí, pero que hay que subir los impuestos a
los ricos y que los que tienen que dar ejemplo son los políticos,
con menos coches, menos jubilaciones y menos gabelas. Ya lo sé, pero
vuelvo a repetir lo de que el que tiene que arreglar mis cosas soy
yo. Y a eso le llamo madurar y hacernos mayores.
El señor Egea era un hombre maduro. Y
le echo de menos.
Pienso que debemos conseguir que el ministro
de Educación solo tenga un objetivo: que las familias españolas
y las escuelas españolas y las universidades españolas "produzcan"
muchos miles de señores Egea, todos con un inglés perfecto, cosa que
no tenía el señor Egea de verdad, porque en aquel tiempo tampoco
hacía mucha falta.
Una vez marcado ese objetivo, y
puestos los medios (para lo que es fundamental que los padres y los
profesores sean auténticos señores Egea), resulta que ese ministro
llegará a su casa y le dirá a su mujer: "Me parece que he empezado a
ganarme el sueldo".
Y como premio, podríamos ir a la
Fundación Tàpies, que seguro que tienen un modelo de aquel calcetín
gigante que querían poner en uno de los Palacios de Montjuic, y
regalárselo al ministro, con una dedicatoria: "Para el hombre que
ayudó a dar la vuelta a España como un calcetín".

02/11/2012
Si yo fuera economista, sería el economista esperanzado
Ahora me ha dado por la esperanza. Y
me encuentro continuamente con la pregunta: "pero ¿usted cree que
ahora se puede tener esperanza?"
Como lo primero que me sale del alma
es decir ¡¡claro que sí!!, con dos admiraciones, y la gente me mira
como a un bicho raro, he ido al Diccionario de la Real Academia, que
siempre me aclara las ideas. Como, además, lo edita Espasa, que es
mi editorial, ayudo a barrer para casa.
El diccionario presenta varias
acepciones, de las que escojo las que mejor casan con lo que yo
pienso. Me quedo con la que dice que es el "estado de ánimo en el
cual se nos presenta como posible lo que deseamos" y me quedo
también con la definición de "dar esperanza", en el sentido de "dar
a entender a alguien que puede lograr lo que desea".
Y no me quedo con otra, que dice que
"alimentarse de esperanzas" es "esperar, con poco fundamento, que se
conseguirá lo deseado o pretendido".
Como no todo va a ser copiar del
diccionario, empiezo a discurrir, aunque me cuesta más. Y al ponerme
a discurrir, me fijo en lo de "pretendido", porque estoy convencido
de que para tener esperanza, hace falta "pretender" algo, o
sea, querer conseguir algo. Y como cuando me pongo a discurrir no
hay quien me pare, pienso que para conseguir algo, hay que tener
claro el "algo".
Quiero pensar que los que gobiernan
España tienen claro el "algo". Quiero pensar que ese "algo" es el
mismo para todos y que cuando hablan, todos se refieren al mismo
algo, porque si se refieren a "algos" diferentes, se perderán o
demostrarán que están perdidos y nos armarán un lío a los 47
millones de españoles. Y no están las cosas como para que nos las
líen los empleados que pusimos para dirigir esa empresa que
todavía, y Dios quiera que por muchos siglos, se llama España.
Yo pienso que el "algo" es muy simple.
Y que ese algo, hoy se llama 5.778.100 personas sin empleo. Hoy se
llama así y dentro de 3 meses, cuando salga la Encuesta de Población
Activa de 31 de Diciembre, se llamará de otra manera. Y el "algo"
consiste en decir que hemos de conseguir que ese nombre nuevo sea
menor en esa fecha, o sea, dentro de nada. ¿En 60.000 personas? Pues
en 60.000 personas. ¿Qué es poco? Como dicen en mi tierra, menos da
una piedra.
Lo que pasa es que una vez definido el
algo, hay que decir lo que vamos a hacer para conseguirlo. Son dos
cosas. un poco difíciles, pero para eso hemos contratado a ese
equipo directivo que tenemos en Madrid. Para que las haga.
Una es internacional, según como se
mire, porque, como somos europeos, tanto como Alemania o como los
demás, o nos fijamos objetivos europeos o me vuelvo a San Quirico,
de donde nunca debí irme.
El internacional tiene que ver ¡cómo
no! con las entidades financieras europeas, que en julio, o sea,
hace nada, tenían muchos euros metidos en una hucha en el BCE, hucha
que les daba el 0 % de interés, o sea, lo mismo que el cerdito que
tengo en mi despacho me da por los euros no españoles que meto allí,
en un nuevo intento mío (y van centenares) de ahorrar algo para mis
vicios.
Pues el pobre Draghi ha vuelto a
fracasar, porque el ingenuo de él -hasta en Goldman Sachs ha
habido ingenuos- pensó que los bancos europeos, en vez del 0%, igual
querrían ganar un poco más, aunque fuera prestándoselo a un señor
que necesitaba una póliza de crédito para ampliar su tienda. ("¡A
quién se le ocurre, con la que está cayendo!", dijo el Director de
la Caja de Ahorros de San Quirico, siguiendo fielmente las órdenes
emanadas de la superioridad.)
Primera cosa que tiene usted que
conseguir, señor Rajoy. Que esas entidades financieras, entre las
que hay algunas españolas, saquen el dinero a la calle, porque
parece que ese dinero (unos 800.000 millones en total, de los que
unos 40.000 de entidades financieras), los bancos lo han cambiado de
cuenta en el BCE o lo han prestado a los Estados, en eso que se
llama "comprar deuda pública".
Segunda cosa: ¡ánimo y a por las
cuentas de las Comunidades Autónomas! (¿hacen falta 17?), de las
Diputaciones, Cabildos, Ayuntamientos, etc.
Pero, por favor, que el problema no
son los funcionarios. Que el problema está en los que, en
puestos de trabajo virtuales, cobran sueldos de verdad. Como,
además, los pobres, para ocultar su virtualidad, dicen cosas de vez
en cuando y así la gente sabe que existen y después les pueden
contratar en algún sitio, cuando hablan se suman al coro de grillos
y hacen que todos miremos a la Zarzuela y le pidamos a Su Majestad
que grabe un mensaje y que lo reparta a toda esta gente, con su
inolvidable y acertadísima frase: "¿Por qué no te callas?"
Cuando se dice lo que se quiere
conseguir, es muy conveniente poner plazos. Lleno de entusiasmo, los
pongo:
Los dineros de los bancos, en la
calle: 15 de Diciembre de este año.
La lista de todos los que sobran: 30
de Junio del año que viene.
Y luego, señor Rajoy, va usted a la
tele (otra de mis manías) y nos lo dice.
Y si quiere hacer labor de equipo,
échele un capote a la señora Báñez y, aunque no sea del todo verdad,
diga que por eso Doña Fátima anunció hace poco que las cosas
empiezan a ir muy bien: porque las empresas normales podrán
financiarse normalmente y porque pondremos orden en esta
Administración pública tan mejorable ella y porque desde fuera nos
verán como gente seria y nos prestarán dinero más barato y bajará el
déficit y no nos subirán los impuestos.
P.S.
1. Hablo del equipo directivo que
tenemos en Madrid y no hablo de los 17 + 2 equipos directivos que
tenemos en las Autonomías y en las Ciudades Autónomas, porque
también es responsabilidad de Madrid conseguir que esos/as
señores/as discurran con la cabeza y que no hagan melonadas que nos
hagan desviar la atención hacia "alguitos" pequeñitos y pueblerinos,
distrayéndonos de lo fundamental y haciéndonos perder el oremus.
2. Si a alguien le parece que con lo
del "economista esperanzado" del título estoy haciendo publicidad de
mi último libro, que se titula así, ha acertado. "Con la que está
cayendo", hay que aprovechar todas las ocasiones
 
26/10/2012
El señor Egea, España y el calcetín
Estoy en pleno road
show. He sacado un libro y ahora hay que venderlo. Aquello de que
"el buen paño, en el arca se vende", está muy pasado de moda. Ahora
hay que sacarlo del arca e intentar moverlo por ahí, para que la
gente se entere de que existe el paño y de que tú dices que es
bueno, y para que se animen a comprarlo.
Me hacen muchas
entrevistas. Al cabo de unas cuantas, llega un momento en que no
sabes si eso que estás diciendo se lo has repetido varias veces en
la misma entrevista al mismo periodista, o si se lo dijiste ayer a
otro. Pero como los periodistas con los que hablo son buena gente,
sonríen y ponen cara de estar oyendo una novedad.
Las preguntas son las
normales, las que nos hacemos todos desde hace unos años: el
rescate, la prima de riesgo, los presupuestos, el déficit... todo
eso.
Pero me ha sucedido
una cosa curiosa: que, en varias ocasiones, me han preguntado por
el señor Egea. Alguien hasta me ha preguntado si existió. Pues
sí, gracias a Dios, existió.
Y decido hacer una
cosa que no sé si está bien, que es copiar tres párrafos de mi
libro, que, por cierto, se titula "El economista esperanzado"
(digo el nombre porque "yo he venido a hablar de mi libro" y, o doy
el título, o la gente comprará otros libros, y si los compara con el
mío, igual esos otros le gustan más).
Copio:
"...se me va la
cabeza a Zaragoza, segunda mitad de los años cincuenta. Mi padre
acababa de fallecer. Mi madre administraba un patrimonio que le daba
para vivir. No le sobraba, pero no le faltaba. Cuando tenía alguna
duda sobre alguna inversión, iba al difunto Banco Zaragozano, a la
oficina principal, y hablaba con el director de la oficina, el
señor Egea, que le aconsejaba. Curiosamente, en los muchos años
que fue a verle, el señor Egea le dio siempre consejos honrados, que
siempre dieron buenos resultados.
No sé si habrá
muchos señores Egea en la actualidad. Seguramente los habrá, pero no
lo sé. Me temo que hay mucho 'pájaro' suelto por ahí, que, a base de
poner objetivos brutales a los que podían ser señores Egea, se los
han cargado y han hecho de ellos pequeños sinvergüenzas".
Y sigo copiando:
"Por supuesto, la
responsabilidad de lo que yo hago es mía. Y la responsabilidad de lo
que hace el que podía haber sido señor Egea -hombre competente,
honrado, noble, sincero - y se ha convertido en 'pseudo señor Egea'
-incompetente, deshonesto, traidorcete y mentiroso- es suya y solo
suya. Pero, profundizando un poco, no demasiado, descubres que el
auténtico señor Egea tenía claro lo que estaba bien y lo que estaba
mal. Y eso es algo que no todos tienen claro en los tiempos que
corren".
Se acabó la copia.
Ya sé que con lo de la
revolución civil me estoy poniendo pesado. Ya sé que cuando digo que
la revolución civil empieza por mí, y por ti, y por el otro y
por el otro, muchos dicen que sí, pero que hay que subir los
impuestos a los ricos y que los que tienen que dar ejemplo son los
políticos, con menos coches, menos jubilaciones y menos gabelas. Ya
lo sé, pero vuelvo a repetir lo de que el que tiene que arreglar mis
cosas soy yo. Y a eso le llamo madurar y hacernos mayores.
El señor Egea era un
hombre maduro. Y le echo de menos.
Pienso que debemos
conseguir que el ministro de Educación solo tenga un
objetivo: que las familias españolas y las escuelas españolas y las
universidades españolas "produzcan" muchos miles de señores Egea,
todos con un inglés perfecto, cosa que no tenía el señor Egea de
verdad, porque en aquel tiempo tampoco hacía mucha falta.
Una vez marcado ese
objetivo, y puestos los medios (para lo que es fundamental que los
padres y los profesores sean auténticos señores Egea), resulta que
ese ministro llegará a su casa y le dirá a su mujer: "Me parece que
he empezado a ganarme el sueldo".
Y como premio,
podríamos ir a la Fundación Tàpies, que seguro que tienen un modelo
de aquel calcetín gigante que querían poner en uno de los Palacios
de Montjuic, y regalárselo al ministro, con una dedicatoria: "Para
el hombre que ayudó a dar la vuelta a España como un calcetín".

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